Capítulo 141
Luciana suspiró, resignada.
-Lo que pasó con Fernando no estuvo bien, lo admito. Pero no es lo que piensas.
-¿Y tu primera reacción? -Alejandro apretó los dientes, desesperado-. ¡Me hiciste pensar que eres… que eres…! 1
-Déjame terminar–lo cortó Luciana, su tono aún sereno-. Entiendo que, por lo que soy y por mi pasado, no confíes en mí.
-No, no, por favor, no te enfades. No volverá a pasar, lo juro -Alejandro estaba nervioso, su voz reflejaba una súplica velada. 1
Luciana sonrió con tristeza.
-Puedo entenderlo, pero eso no significa que lo acepte.
Alejandro se quedó callado.
—Piensa en esto —continuó ella—. Si nos casamos, ¿puedes prometerme que no reaccionarás de la misma manera la próxima vez que algo así ocurra? 1
Alejandro bajó la mirada, sin decir nada.
-No puedes prometerlo, ¿verdad?
Luciana parpadeó lentamente, con un aire de resignación.
-El matrimonio se basa en la confianza. Y si no confías en mí, entonces….
-¡No digas más! -Alejandro la soltó bruscamente, con el rostro oscurecido por el enojo. Su mal humor era palpable, casi tangible-. ¿Para qué te esfuerzas en sonar tan noble? Seamos claros: tu primer amor ha vuelto y no puedes olvidarlo, ¿verdad?
Luciana contuvo la respiración. Las palabras de Alejandro la habían dejado sin defensa. No había forma de explicarlo.
El ambiente se tensó aún más. Alejandro sonrió, pero su gesto estaba cargado de frialdad.
-¿De verdad crees que puedes tener un final feliz con él? -continuó con veneno en la voz-. Si fuera confiable, no te habría dejado hace tres años.
El impacto de sus palabras fue inmediato. Luciana se quedó paralizada. ¿Cómo sabía lo de Fernando?
-¿Me investigaste? -le reprochó, herida.
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Capitulo 141
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-No lo llamaría investigar, más bien, entender. -Alejandro no veía nada de malo en ello-. Si voy a casarme contigo, es lógico saber con quién me estoy uniendo, ¿o no?
Luciana soltó una risa amarga. Le indignaba que él justificara tan fríamente lo que era una invasión a su privacidad.
Su reacción encendió la ira en Alejandro. Frunció el ceño, decidido.
-La boda seguirá adelante. No se retrasará ni un minuto.
Dicho esto, cerró la puerta del coche de un portazo y se dirigió a la casa.
Luciana se quedó en el sitio, procesando lo que acababa de suceder. Cuando al fin entró, Alejandro ya no estaba en la planta baja.
En el pasillo, se cruzó con Felipe, quien la recibió con su característica sonrisa tranquila.
-Luci, según las indicaciones de Alejandro, ya hemos reorganizado el estudio. Si ves algo que no esté bien, me lo dices y lo corregimos.
-Gracias, Felipe–respondió ella con una leve sonrisa.
-A tu servicio -respondió él, con la misma amabilidad.
Subió al estudio. Estaba todo en orden, exactamente como le habían dicho. Pero, a pesar de todo el esfuerzo que Alejandro estaba poniendo en su relación, ella no podía deshacerse de esa sensación de inquietud.
cuánto por
¿Realmente había terminado todo con Mónica? ¿O estaba siendo solo una fachada para seguir adelante? Y, más importante aún, ¿cuánto de ese esfuerzo hacia ella era por amor, y el simple compromiso de cumplir con una promesa?
Él no confiaba en ella. ¿Cómo podían seguir así?
¿De verdad iba a casarse bajo estas circunstancias?
Al llegar a la habitación, Alejandro no estaba. Probablemente estaba con Miguel.
Luciana tomó su ropa y se fue a la ducha. Después de bañarse, agarró un libro y se sentó en el sofá. Sin embargo, no podía concentrarse en las palabras. Su mente vagaba entre las palabras de Fernando esa noche y el rostro de Alejandro lleno de furia.
Estaba tan absorta en sus pensamientos que no notó cuando Alejandro entró en la habitación.
Él se acercó lentamente, y de repente la abrazó por la espalda.
-¡Ah! -Luciana dio un pequeño brinco.
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-¿Qué pasa? -preguntó Alejandro, frunciendo el ceño mientras la soltaba-. ¿Soy tan aterrador?
Luciana volvió en sí, tratando de disimular su incomodidad.
-No, solo estaba distraída.
Pensando en qué?-Alejandro relajó su expresión, como si nada hubiera pasado entre ellos
hace apenas unas horas.