Capítulo 143
Al parecer, por teléfono no podían aclarar todo, así que Luciana se dirigió a la comisaría.
Al bajar del taxi, vio a Martina esperando ansiosa en la entrada.
-¡Luci, por fin llegaste!
-Sí–respondió Luciana con un leve asentimiento-. Vamos hablando mientras caminamos.
-Está bien….
Martina la siguió mientras le explicaba:
-La hermana de Vicente ya llegó. Está adentro hablando con él.
Dentro de la comisaría, Natalia Mayo miraba a su hermano con una mezcla de frustración y enojo.
-¿De qué te sirve ponerte así conmigo? ¿Crees que esto es como las tonterías que antes? Escúchame bien, ¡te metiste con Alejandro!
hacías
-¿Qué? -Vicente estaba atónito-. La herida es de Mónica, ¿qué tiene que ver Alejandro en esto?
-Hum. -Natalia lo empujó con fuerza en la frente-. ¿Todavía no entiendes? ¡Mónica es de Alejandro! ¿Ahora ves por qué tiene que ver?
Vicente quedó en silencio, sorprendido. No lo había pensado de esa manera.
-De nada sirve seguir hablando de esto.
Natalia se levantó, agarrando su bolso. 1
-Voy a ver qué puedo hacer. Mientras tanto, ¡controlate!
Se dio la vuelta y salió de la sala, encontrándose con Luciana y Martina en la puerta. Natalia las saludó con un leve gesto de cabeza.
-Ya están aquí, traten de hacerle entrar en razón.
-Que le vaya bien -respondió Luciana cortésmente mientras Natalia se marchaba.
-Marti, Luci! -Vicente las saludó con una sonrisa amplia, agitando la mano. ¿Cómo es que están aquí? -preguntó alegremente.
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Luciana suspiró, sin poder evitar sonreír ante su actitud.
–
¿De verdad puedes seguir sonriendo? Ya no eres un niño, Vicente. ¿Por qué tuviste que embestir a Mónica? -lo reprendió con un tono entre divertido y preocupado.
Vicente levantó el mentón con orgullo.
-¡Se lo merecía! -exclamó sin remordimiento-. Se atrevió a romper tu notificación de bonificación, arruinando tu futuro. ¡Si no la maté fue porque me dio lástima!
Al escuchar la explicación, Luciana intercambió una mirada con Martina, quien, con una mueca de disculpa, murmuró:
-Perdóname, Luci, fui yo quien se lo contó. No pensé que sería tan impulsivo…
-¡No fue por impulso! -interrumpió Vicente, envalentonado-. Luciana es como mi hermana. Si no hago nada por ella, ¿qué clase de hermano sería?
Las palabras de Vicente calaron hondo en Luciana, y no pudo evitar que una calidez le inundara el pecho, sintiendo una humedad subir hasta sus ojos. Martina, viendo la emoción de su amiga, la tomó del brazo y explicó:
-En realidad, Vicente no llegó a embestir a Mónica. Vamos, cuéntales tú mismo, Vicente.
-Oh, bueno… —dijo Vicente, encogiendo los hombros con desgana-. No soy tan tonto como para atropellarla de verdad. Iba en la moto, solo quería darle un buen susto, advertirle que dejara de meterse contigo. Pero… -hizo una pausa, rascándose la nuca.
-Pero Mónica, asustada, retrocedió demasiado rápido… -Martina completó la frase.
-Y terminó chocando contra el auto que venía doblando la esquina – finalizó Vicente con un suspiro.
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Luciana se llevó una mano a la frente, preocupada. Sabía que el problema no sería fácil de resolver. Mónica siempre había tenido rencor hacia ella, y ahora, con Vicente involucrado, situación solo empeoraría. Si la herida de Mónica era grave, no dejaría pasar la oportunidad de desquitarse. 1
que, siendo Mónica
Luciana entendía perfectamente lo que Martina le estaba pidiendo. Sabía su hermana, si ella accedía a rogarle, tal vez aún quedara una pequeña esperanza.
Después de un momento de reflexión, Luciana tomó una decisión, aunque con un nudo en el estómago.
-Iré a hablar con Mónica -dijo, decidida.
Martina la miró con pena.
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C
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-Luci, lo siento mucho. No sé qué más hacer. Has visto cómo Vicente y su hermana dicen que esto es complicado.
-Lo sé respondió Luciana, tomando suavemente la mano de Martina-. Lo entiendo…
¡No! -Vicente intervino con firmeza, sin aceptar la idea. ¡No puedes hacer eso, Luciana! No podemos humillarnos de esa manera. Fui a advertirla y ahora tú vas a rogarle. Si lo haces, no dejará de aprovecharse de ti.
-Ya basta -lo reprendió Luciana con una mirada severa.
