Capítulo 144
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Capítulo 144
-Por favor, Vicente. ¿Qué puede ser más importante que tu seguridad ahora?
-Yo… estaré bien -murmuró Vicente, rascándose nerviosamente la cabeza.
-Puede que tú estés bien, pero ¿y tu familia? ¿Y nosotras? ¿Qué pasa con Marti y conmigo? Si algo te sucede, ¿cómo crees que estaríamos?
Vicente bajó la cabeza, frustrado, pero insistió:
-De todas formas, no puedes ir a pedirle nada a esa bruja…
-¡Vicente!
La tensión en la habitación se mantuvo hasta que Fernando entró, acompañado de un abogado. Vicente, al verlo, no pudo ocultar su alivio.
-¡Sabía que vendrías! No me dejarías solo.
-Cállate un momento -le respondió Fernando, lanzándole una mirada severa antes de volverse hacia Luciana, su tono volviéndose más suave―. Vicente tiene razón. No te rebajes por esto. Natalia y yo nos encargaremos de su problema. Tú y Martina pueden esperar afuera. El abogado necesita hablar con Vicente.
La llegada de Fernando trajo consigo una sensación de calma en Luciana. Asintió, sintiendo que algo en su interior se estabilizaba.
-Está bien respondió, antes de salir con Martina.
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En la habitación del hospital, Mónica, con la ayuda de su agente Eileen y una enfermera, acomodaba su pierna recién enyesada sobre un soporte. La puerta se abrió abruptamente, revelando a Alejandro, que había llegado apresurado.
Apenas recibió la noticia de la lesión de Mónica, Alejandro dejó todo lo que estaba haciendo en Lago Escondido y se dirigió al hospital sin dudarlo.
–
El señor Guzmán ya está aquí —anunció Eileen con una sonrisa hacia Alejandro—. Los dejo para que puedan hablar tranquilos. Luego, le guiñó un ojo a Mónica, en un gesto que ambas
entendieron perfectamente.
Solo ellas sabían que Mónica y Alejandro habían terminado. Sin embargo, aunque ya no estuvieran juntos, él había sido el primero en venir al enterarse del accidente. Esto le daba a Mónica un rayo de esperanza: tal vez no todo estaba perdido.
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Capítulo 144
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-No te vayas, necesito hablar contigo luego -dijo Alejandro con un breve asentimiento, tomando asiento junto a la cama.
Sus ojos se posaron en Mónica, con una mirada calmada pero atenta.
-¿Te duele mucho? No me mientas, dime la verdad.
Mónica sonrió, negando con la cabeza.
-No es grave. ¿De verdad crees que podría ocultarte algo? Sabes que, si le preguntas al médico, te dirá todo.
-¿No es grave? -intervino Eileen con un gesto de desaprobación. ¡Tienes una fractura! Cada día que te pierdes en el set es una pérdida enorme para la producción. ¿Ya te olvidaste de que llorabas del dolor?
-¡Basta ya! -replicó Mónica, rodando los ojos-. Ya estoy bien, ¿verdad?
—Está bien, está bien. -Eileen se contuvo, sin poder evitar una sonrisa—. Sabemos que no quieres que el señor Guzmán se preocupe, no digo más.
Al ver que Mónica no corría peligro, Alejandro exhaló con alivio. Luego, su mirada se dirigió de nuevo a Eileen.
-Dime exactamente cómo ocurrió todo.
-Por supuesto, señor Guzmán. -Eileen procedió a narrar los hechos, exagerando cada detalle, contando cómo Vicente había molestado a Mónica, lo que provocó que un coche la atropellara. Su versión estaba llena de matices dramáticos.
-¿Sabe lo que pienso? Esto no fue una coincidencia. Apostaría a que ese conductor estaba compinchado con él. ¡Lo hicieron a propósito!
El entrecejo de Alejandro se frunció cada vez más mientras escuchaba.
-¿Sabes por qué lo hizo?
-No… -Eileen sacudió la cabeza-. El tipo actuaba como un loco. Quizás sea uno de esos fanáticos obsesivos.
No sería la primera vez que algo así ocurría en el mundo del espectáculo.
Alejandro asintió, pero su tono se volvió más frío.
-Lo entiendo. Deja que Nathan, el abogado, se encargue.
Luego, volvió a centrar su atención en Mónica.
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Capítulo 144
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-No importa cuál haya sido su motivo, quien te lastima no quedará impune.
-No entiendo de estas cosas, Alex. Solo sé que confío en ti -respondió Mónica,
semiacostada, con una mezcla de gratitud y emoción. En el fondo, esa protección constante le hacía pensar que quizá aún tenía una oportunidad. No podía dejarlo ir. Alejandro era tan bueno que no podía perderlo.
