Capítulo 145
En la comisaría.
Fernando y el abogado salieron de la sala. Martina y Luciana se acercaron rápidamente.
-¿Cómo va todo? -preguntaron ambas con ansiedad.
Fernando frunció ligeramente el ceño, sin dar una respuesta definitiva.
-No se preocupen. La situación es complicada, pero el abogado está trabajando en ello. Denle tiempo. Confíen en mí, ¿de acuerdo?
No había mucho más que hacer por el momento. Luciana asintió, decidiendo no presionar más.
Fernando despidió al abogado y luego se volvió hacia ellas.
-Vamos, las llevaré de vuelta a casa.
Subieron al auto. Fernando dejó primero a Martina en su apartamento, y luego continuó para dejar a Luciana en su residencia.
Cuando llegaron, Luciana bajó del auto. Fernando la acompañó hasta la puerta antes de regresar al coche.
-¡Fernando! -Luciana lo llamó antes de que se fuera.
Fernando se giró de inmediato.
-¿Luci?
Luciana dudó por un instante antes de hablar.
-Si hay alguna novedad, por favor… avíşame, ¿sí?
Aunque lo que preocupaba a Luciana era los problemas de Vicente, que ella buscara su apoyo ya era suficiente para alegrarle. Fernando sonrió levemente y asintió.
-Claro que
sí.
-Cuídate al conducir -añadió ella, mientras lo veía subirse al auto.
Luciana se quedó en la entrada, observando cómo el coche de Fernando se alejaba, su mente ocupada con los problemas de Vicente. No notó cuánto tiempo había pasado hasta que alguien se colocó a su lado sin que lo advirtiera.
-¿Qué estás mirando?
La voz grave y familiar de Alejandro la sacó de su ensimismamiento.
Capítulo 145
+25 BONUS
-¿Alejandro? ¿Llegaste ya? ¿Por qué no me avisaste?
Alejandro, con su traje impecable y su porte siempre firme, la miró con una expresión
controlada.
-Quería sorprenderte, por eso no te llamé.
Pero la sorpresa no fue agradable para él. Lo que menos esperaba era verla con Fernando. Y mucho menos observarla mirando el auto de otro hombre alejarse durante tanto tiempo, como
si realmente lo lamentara.
Su rostro no mostró cambio alguno, pero su tono se volvió algo frío.
-¿Ya has empacado todo? Te ayudo a subir las cosas. Ve a avisar al encargado…
Mientras hablaba, comenzó a remangarse las mangas, dispuesto a ayudarla.
—Eh… —Luciana lo detuvo, vacilante. Mejor dejemos lo de hoy.
-¿Mm? -Alejandro arqueó una ceja-. ¿Por qué? -Su mirada se volvió peligrosa, entrecerrando los ojos-. No me digas que no piensas mudarte.
-No, no es eso… -Luciana negó rápidamente, algo nerviosa-. Es que no he terminado de organizar todo. ¿Podemos dejarlo para otro día?
Con los problemas de Vicente aún sin resolver y todo lo relacionado con Mónica, Luciana sentía que algo podría cambiar entre ella y Alejandro. Temía que, al final, él se pusiera del lado de Mónica. No quería mudarse a Casa Guzmán solo para tener que marcharse poco después.
Alejandro percibió su evidente nerviosismo, pero decidió no presionarla.
-De acuerdo aceptó finalmente, rodeándola con un brazo y atrayéndola hacia él-. Es temprano. Vamos a cenar fuera y luego te llevo de compras, ¿te parece?
No tenía idea de lo que solían hacer otras parejas, pero esto no podía estar muy lejos de la norma. Aunque había terminado su trabajo antes de lo previsto por el asunto de Mónica, en su mente solo quería pasar un buen rato con Luciana.
Luciana, aún absorta en sus pensamientos, asintió sin pensar demasiado.
-Está bien.
Alejandro la llevó a un restaurante lujoso. Sentados frente a frente, le pasó la carta.
-¿Qué te apetece?
-Lo que sea–respondió Luciana distraída. En ese momento, comer o no comer le daba igual.
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Capítulo 145
+25 BONUS
Alejandro detuvo su mirada, molesto.
–“Lo que sea” no es una opción.
Había pocas ocasiones en las que salían a cenar, y ella simplemente lo dejaba pasar. Al notar su desaprobación, Luciana se apresuró a coger el menú y eligió algunos platos. La expresión de Alejandro se relajó un poco. Echó un vistazo a la orden y añadió un postre.
-El puré de frijoles rojos aquí es muy bueno. Toma más de eso.
-Está bien.
Los platos no tardaron en llegar. Alejandro la atendía, asegurándose de que no le faltara nada. Luciana comía despacio, con movimientos elegantes y medidos, aunque en realidad comía bastante.
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