Capítulo 170
Intentó moverse y apartó con cuidado su brazo de su cintura.
–
-¿Uh…? Alejandro frunció el ceño y dejó escapar un quejido bajo, abriendo los ojos.
Luciana se alarmó al instante.
-¿Qué pasa? ¿Te lastimé? ¿Te jalé la herida?
Con lo apretados que habían dormido, era muy probable.
-Eh… podría ser… -Alejandro seguía con el ceño fruncido, como si sintiera un gran dolor.
-¡Déjame ver! -dijo ella, aún más nerviosa, mientras intentaba desabrocharle los botones de la bata de hospital. Sin embargo, él tomó su mano antes de que pudiera hacer nada y la atrajo hacia él en un abrazo.
Luciana se quedó inmóvil un momento.
-Déjame ver la herida…
—Luciana, —susurró Alejandro con su cara hundida en su cuello, su voz sonaba densa y baja
–. Si la herida se abre, ¿te dolería?
–
El corazón de Luciana dio un pequeño salto. Al escuchar la pregunta, sospechó que en realidad él estaba bien, pero… ¿tenía un significado oculto su pregunta?
Con delicadeza, Luciana se apartó y le sonrió suavemente.
-Ya, ya, no hagas drama; en cualquier momento viene el doctor a revisarte.
Evitó responderle y, aun así, Alejandro seguía sosteniéndole la mano, sin rendirse.
-Te pregunté algo, ¿te dolería?
Luciana no pudo evitar reírse. Se soltó con suavidad y dijo:
—Que alguien sienta lástima por ti no es cosa mía. Al menos esta vez… no debería ser yo.
En cuanto escuchó eso, el rostro de Alejandro se oscureció.
-¿Qué quieres decir con eso?
Ella era su esposa; ¿cómo no iba a preocuparse por su marido?
-Pues…
Justo cuando Luciana iba a responder, su teléfono sonó. Lo tomó rápidamente y al ver el
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Capitulo 170
nombre de Delio, se levantó y contestó a un lado de la habitación.
Delio, sí, puedo hablar. ¿Qué necesitas?
Desde su cama, Alejandro no dejaba de mirarla; sus ojos, oscuros y profundos, la seguían como si fuera una sombra.
Delio le comentó sobre un asunto académico que necesitaba su atención.
—¿Podrías venir en algún momento? Hay un horario que necesito que recojas, y también te asignaré las prácticas de laboratorio para los de primer año de varias facultades. Además, lost informes de los estudiantes los tendrás que calificar tú.
-De acuerdo, claro, -respondió Luciana, aceptando con entusiasmo.
Delio era un hombre de palabra y ya estaba cumpliendo su promesa de darle trabajo.
Luciana colgó el teléfono, se apresuró a lavarse la cara y luego le comunicó a Alejandro:
-Tengo un asunto que atender, necesito salir un momento. Sergio vendrá en un rato; si necesitas algo, pídeselo, ¿está bien?
Viendo que realmente tenía un compromiso, Alejandro no se opuso.
—Está bien, ve, pero regresa pronto.
-Lo haré–respondió Luciana.
Se cambió rápidamente, tomó su bolso y salió de la habitación rumbo al departamento de docencia clínica de la Facultad de Medicina de la UCM. El jefe de departamento del hospital también ejercía como profesor en la universidad.
Al llegar, el asistente de Delio, un estudiante de posgrado, le entregó los documentos y le explicó sus tareas.
–
- Gracias —agradeció Luciana, guardando el horario y tomando las carpetas de los reportes. Como tenía que pasar tiempo en el hospital en los próximos días, decidió llevar las evaluaciones a la habitación para corregirlas allí.
Al llegar a la puerta de la habitación, golpeó suavemente antes de entrar.
-Alejandro, ya volví.
Acto seguido, abrió la puerta y entró. Dentro, las personas en la habitación parecían sorprendidas de verla; por el ruido de la puerta, alguien había dado un salto.
Apenas dio un paso adentro, escuchó un estrépito: un tazón de porcelana cayó al suelo, derramando caldo de pollo por todas partes.
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Capítulo 170
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Luciana se detuvo, sorprendida, y no pudo evitar sonreír con ironía. Había llegado en el momento menos oportuno.
Parece que quien estaba allí para “cuidar” a Alejandro ya había venido.
Mónica miró la escena, desconcertada, con las manos en alto y una expresión de pánico.
-Alex, lo siento, se me resbaló.
-No importa -respondió Alejandro con voz calmada, levantando la vista hacia Luciana-. Has vuelto…
Luciana, incómoda, le sonrió de manera forzada.
-Perdón por interrumpir, ya me voy–dijo rápidamente mientras dejaba las carpetas sobre la mesita y luego giró en dirección a la puerta. 1
Sin más, empujó la puerta y salió rápidamente de la habitación.
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