Capítulo 180
[¿Estás segura de no detenerlos?]
Mónica bajó la vista, y una sonrisa apenas perceptible curvó sus labios. Escribió con rapidez.
[No, no los detengas. Y recuerda: que quede claro que lo de las fotos fue cosa de ellos, nada que ver con nosotras.]
La respuesta de Eileen llegó enseguida.
[Tranquila, lo tengo claro.]
Mónica guardó el teléfono, recostándose en el asiento con una sensación de bienestar que le invadía por completo.
Al llegar a casa, Alejandro la ayudó a bajar del auto, llevándola en brazos. Cruzaron la entrada, y él la subió directamente al segundo piso, a su habitación.
Clara los siguió de cerca.
-Señor Guzmán, déjeme ayudarlo -dijo con preocupación.
-No hace falta -respondió Alejandro, mientras la recostaba en la cama y le colocaba las cobijas con cuidado-. Señora, vaya a preparar la comida, Mónica no ha comido nada todavía.
-Claro, claro, en seguida. -Clara asintió rápidamente, aunque no se movió de inmediato. Dudó un momento antes de preguntar:
-Señor Guzmán, usted dijo que Mónica le diera un tiempo. Quería saber… ¿más o menos cuánto tiempo se refiere?
-¡Mamá! -Mónica alzó la voz, molesta, y frunció el ceño con evidente incomodidad preguntes eso!
¡No le
-Pero… Clara no se dejó intimidar. Señor Guzmán, el vientre de Mónica va a empezar a
notarse pronto.
-¡Mamá! estalló Mónica, irritada. ¡Te dije que no le preguntaras! Alex tiene sus propios planes, no lo presiones.
—Está bien, está bien… –cedió Clara, suspirando con resignación antes de marcharse hacia la cocina-. Al final, todo lo hago por ti, Mónica
Mónica, algo avergonzada, miró a Alejandro y le habló en tono suave:
-No le tomes en cuenta lo que dijo. Mi mamá solo se preocupa por mí.
Capítulo 180
+25 BONUS
-Lo entiendo -respondió Alejandro con el ceño fruncido, asintiendo con una leve inclinación de cabeza-. Si no te sientes bien, deberías descansar y no regresar al set. Yo me encargaré de hablar con el director Mendoza.
-De acuerdo, lo que tú digas. -Mónica le sonrió, aunque la expresión en su rostro era algo forzada. Internamente, se preguntaba por qué Alejandro había ignorado por completo la pregunta de su madre. ¿Seguía debatiéndose entre dos decisiones? ¿Por qué le resultaba tan difícil soltar a Luciana?
***
La tarde se oscurecía poco a poco. Al salir de la tienda de vestidos de novia, Luciana regresó directamente al hospital.
Alejandro no estaba en la habitación, lo cual le vino perfecto: podría estudiar y repasar sin interrupciones. Tan concentrada estaba que, cuando alzó la mirada, se dio cuenta de que afuera ya era de noche.
Luciana dejó el libro a un lado y miró su teléfono.
-Son casi las ocho.
Se frotó el estómago; tenía hambre. Pero, ¿por qué Alejandro no había regresado todavía? Ni idea de dónde había estado metido toda la tarde. Quizá debería llamarlo para preguntar.
Apenas tomó su teléfono, la pantalla se iluminó con una notificación de mensaje. Era Mónica de nuevo. Esta vez no había texto, solo una foto.
En la imagen se veía a Alejandro dándole de comer a Mónica, con una taza de tacos en la mano. Y, observando bien, notó que estaban en la habitación de Mónica.
Luciana bufó, dejando el teléfono a un lado y riendo sarcásticamente.
-¿Pero esto qué es?
Pensó en lo que había dicho. Que se iba a apartar entre ellos, que quería el divorcio. Ella realmente lo quería. Porque ya estaba harta.
Si tanto le gustaba Mónica, entonces ¿por qué no simplemente dejarla ir y estar con ella? ¿Por qué seguía insistiendo en retenerla? Luciana sentía que iba a perder la cabeza. 2
Al mirar el reloj y ver que eran las ocho en punto, tomó su bolso y salió de la habitación. Por muy complicado que fuera su mundo ahora, no podía saltarse la cena,
Como ya era tarde, fue directamente a un restaurante en la calle de atrás. Justo al salir puerta trasera del hospital, escuchó a alguien llamarla.
por
la
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Capítulo 180
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-¡Luciana!
Al voltear, vio a Fernando acercándose corriendo hacia ella y saludándola con la mano.
Luciana se detuvo para esperarlo.
-¿También estás por aquí? Qué coincidencia.
-No es coincidencia. -Fernando bajó la mirada y la observó intensamente. No contestas mis llamadas ni mis mensajes, así que no me quedó otra opción que esperarte en los lugares donde sueles estar. Hoy, por fin, tuve suerte.
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