Capitulo 183
Capítulo 183
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Luciana no respondió. Pero sus palabras solo avivaron el enojo de Alejandro, quien, con un tono más gélido aún, logró sonar peligrosamente amable.
-Luciana, él te está haciendo una pregunta. ¿Por qué no le respondes? No es muy ignorar a alguien, ¿verdad?
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Ese tono sarcástico era imposible de ignorar. Luciana tensó el rostro y se volvió hacia Fernando, tratando de mantener la calma.
-Estoy bien. Gracias por traerme de vuelta. Ahora puedes irte.
-Luciana…
Fernando no parecía haberla escuchado, su expresión se oscureció, decidido a no dejarla
escapar.
-Dime, ¿realmente eres feliz con él?
Otra vez, Luciana calló. Pero la respuesta estaba en sus ojos, y Fernando no necesitaba escucharla. Sabía que no era feliz. Él había visto sus ojos brillar de alegría antes, y ahora, no veía ni un rastro de esa luz.
Le dolía tanto que quería abrazarla, reconfortarla, pero tuvo que contenerse; sabía que ya no tenía ese derecho.
-Luciana, si no eres feliz, ¿por qué seguir así? No tienes que sacrificar tu felicidad.
Ella entendía sus palabras, pero sabía que no podía contra el peso del poder. Con una sonrisa forzada, apenas respondió:
-Es tarde. Anda, vuelve a casa. No te preocupes por mí, de verdad.
-Luciana…
-Señor Domínguez -interrumpió Alejandro, sin inflexión alguna en su tono-. Mi pidió que se retirara. Si no lo hace, no tendré más opción que llamar a seguridad.
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La amenaza en sus palabras no dejaba lugar a dudas. Sin más opciones, Fernando se levantó, mirando a Luciana con una mezcla de tristeza y determinación.
-Recuerda que siempre seré tu amigo. Si alguna vez necesitas algo, aquí estoy.
Quiso decir algo, algo amable, pero las palabras se quedaron atoradas en la garganta. Luciana solo levantó la mano, despidiéndose con un leve gesto.
-Adiós.
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Capítulo 183
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-Adiós.
Apenas Fernando salió de la habitación, el cansancio invadió a Luciana, sintiendo que se desmoronaba de dentro hacia fuera. Con esfuerzo, se giró en la cama, dándole la espalda a Alejandro, demasiado agotada para responderle.
Alejandro se quedó allí, petrificado, mientras una tormenta de emociones hervía en su interior. Con pasos firmes, se acercó hasta su cama y, sin un segundo de duda, arrancó la manta de un tirón.
-Levántate ordenó, sin rastro de compasión.
-¿Qué haces? -Luciana le espetó, molesta, sin contener su irritación, avivada por lo mal que
se sentía.
-¿Qué hago yo? -Alejandro esbozó una sonrisa fría—. Más bien debería preguntarte a ti qué pretendes. ¿Ves a tu viejo amor y ya no quieres estar conmigo? ¿O es que él te parece mejor?
-¡Alejandro…! -Luciana sintió cómo la rabia le apretaba el pecho, pero luego respiró hondo, agotada de discutir—. Mira, no me siento bien. Quiero descansar. Déjame en paz, ¿sí?
-¿No te sientes bien? -Alejandro le dirigió una mirada que reflejaba su contención a punto de estallar. Finalmente, ya sin poder contenerse más, explotó-. ¿Será que en cuanto se va tu ex, de repente te sientes mal?
-Luciana Herrera, ¿crees que soy un estúpido? —Su respiración se hacía cada vez más intensa, igual que su enojo.
Luciana solo sintió una profunda exasperación. Exhausta, lo miró con desconsuelo.
-Alejandro, ¿puedes ser razonable? Sí, me encontré con Fernando, pero no fue nada de lo que piensas…
-¿Nada? —Alejandro rió con incredulidad—. ¿Entonces por qué no le contestaste cuando él te preguntó si eras feliz conmigo? Y cuando te dijo que lo buscaras si lo necesitabas, ¿por qué no lo rechazaste ahí mismo?
Sus ojos, profundos y oscuros, se entrecerraron con peligro.
-¿Acaso piensas seguir viéndolo?
-¡Alejandro! —Luciana no pudo más, y de un salto se levantó de la cama-. ¡Ya basta! ¿Qué quieres, que deje de ver a la gente que conozco? Cuando tú vas con Mónica, yo no te pregunto nada ni me meto en tu camino.
Alejandro se quedó inmóvil, claramente sorprendido. ¿Así que ella sabía que había estado con Mónica? ¿Cómo se había enterado?
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Capitulo 183
Luciana lo míró con una sonrisa de ironía.
-Así que, ¿podrías ser justo, por favor? -dijo, y luego se volvió a sentar, agotada.