Capítulo 193
El ruido en su habitación disminuyó a medida que terminaban la instalación en el cuarto 502 y continuaban en las demás habitaciones. Finalmente, los curiosos comenzaron a dispersarse.
Rosa despidió a los compañeros que se habían asomado y cerró la puerta. Luego, corrió la cortina de la cama de Luciana y sonrió.
-¿Quieres un poco de agua con miel? Es la que mandó el señor Guzmán, importada y sin conservantes. Te preparo una.
-Está bien, gracias.
Rosa preparó la bebida y se la entregó.
Suspiró aliviada y sonrió.
-¡Qué fresquito se siente ahora con el aire! Se acabó el calor.
Luciana bebió en silencio, sin levantar la mirada.
–
Luciana —dijo Rosa, pensativa—. El señor Guzmán realmente se ha portado bien contigo, ¿ has visto todo lo que ha hecho?
Luciana dudó un momento y respondió en voz baja:
-Es que… él tiene dinero.
-¡Ay, por favor! -Rosa puso los ojos en blanco-. Tener dinero es una cosa, pero también hay que tener el corazón y estar dispuesto a gastarlo en alguien, ¿no? Hay un montón de ricos
tacaños en este mundo.
Rosa le dio una palmadita en el hombro.
-Piénsalo bien, solo es una opinión de mi parte.
Luciana guardó silencio. Negar que sintiera algo sería engañarse a sí misma. Ninguna mujer podría permanecer indiferente en una situación así. Ella tampoco.
De pronto, el celular vibró. Era un mensaje.
Alejandro le había escrito:
-¿Más fresco ya?
Luciana leyó el mensaje, pero no respondió.
Unos minutos después, otro mensaje llegó:
1/3
+25 BONUS
Capítulo 193
-Descansa bien. Si se me olvidó algo o no quieres hablar conmigo, dile a tu compañera que me avise.
Luciana dejó el celular a un lado y lo metió bajo la almohada.
Sintió una punzada de temor…
No le asustaban las dificultades ni las injusticias, pero lo que más miedo le daba era que alguien fuera bueno con ella.
Porque la deuda de gratitud era la más difícil de pagar en este mundo.
Más tarde, Rosa calentó nuevamente algo de comida y ayudó a Luciana a comer un poco. Estaba muy débil, y lo mejor era que comiera poco pero varias veces al día.
-¿Eh? —Rosa miró con atención la cara de Luciana—. ¿Será mi idea o te ves más pálida que hace rato? ¿Te sientes mal?
-¿Te diste cuenta? —Luciana asintió levemente. Sí, creo que me siento un poco mal ahora.
-¿Y qué hacemos? se alarmó-. ¿Vamos a la clínica de la universidad?
–
-No es tan grave -Luciana sonrió con suavidad, negando con la cabeza-. Creo que si descanso un poco, se me pasará.
-Bueno. -Rosa la ayudó a recostarse-. Pero si sigues sintiéndote mal, me avisas de inmediato, ¿ok?
-Está bien.
Luciana se acostó y trató de dormir, pero a medida que pasaba el tiempo, el malestar se intensificaba. Su cuerpo se sentía cada vez más débil, y una incomodidad extraña le recorría el cuerpo, mientras comenzaba a sudar frío y a temblar.
-Rosa… -murmuró débilmente.
Rosa, aparentemente, se había quedado dormida porque no respondía.
Rosa, Rosa…
-¿Qué pasa?
Rosa despertó de golpe, se levantó de un brinco y corrió hasta su cama.
-¿Te sientes mal?
—Sí…
2/3
Capítulo 193
+25 BONUS
Luciana asintió sin fuerzas.
-Tómame la presión, por favor.
-¡Claro!
El resultado no fue alentador: la presión estaba muy baja. Luciana estaba empapada en sudor frío, tenía el rostro pálido y las extremidades heladas; todo indicaba que estaba al borde del desmayo.
Rosa estaba al borde del llanto.
-Tenemos que llevarte al hospital ahora mismo.
Dicho esto, intentó ayudar a Luciana a levantarse, pero ella no tenía fuerzas para caminar.
-¿Y ahora qué hago? -Rosa estaba sudando de la preocupación. No podía cargarla; aunque Luciana era delgada, para ella sería imposible levantarla.
—¡Ay, si yo fuera hombre! -murmuró frustrada, y luego se detuvo.
Ella no era hombre, pero alguien más sí lo era. Había prometido a Alejandro que cuidaría bien de Luciana. Y si ahora ella se sentía mal, ¿cómo no iba a avisarle?
Sin dudarlo, tomó su celular y llamó a Sergio. Él era el único contacto que tenía.
Al otro lado de la línea, respondieron de inmediato.
3/3