Capítulo 200
-Lo que ya sabíamos. Se fue con Mónica. Luciana contó brevemente su conversación con Alejandro, explicándole cada detalle.
-¡Esto no tiene nombre! -exclamó Martina, enfurecida-. ¿Así nada más? ¿Él decide cuándo quiere y cuándo no? ¿Cómo puede ser tan… tan despreciable? -Cuanto más lo pensaba, más furiosa se ponía-. ¡No, esto no se va a quedar así!
-¿Qué vas a hacer? -preguntó Luciana, sujetándola del brazo.
-¡Voy a darle un par de razones! -Martina cruzó los brazos, como si no hubiera nada más lógico. ¿Cree que porque tiene dinero puede jugar con la gente?
-Déjalo… -suspiró Luciana.
-¿Cómo que lo deje?
-Marti… Luciana la miró con una mezcla de resignación y humor-. Tú misma lo dijiste: es un patán. ¿Para qué me voy a amargar por él? Mira, es una buena noticia: me libro de él, recupero mi libertad. ¿No te parece?
Martina se quedó pensativa un momento, y luego asintió con un suspiro.
—Pues sí, tienes razón. Pero aun así, no quiero cruzármelo. Si lo veo, lo evito. ¡Es más, mejor que nos evitemos todos!
Luciana sonrió y asintió.
-Totalmente.
Ahora, tocaba enfrentar la realidad.
Martina la miró con preocupación.
¿Y el dormitorio en la universidad? Ya sacaste todas tus cosas. ¿Vas a regresar?
-No. —Luciana negó con la cabeza. No era solo por el recuerdo de Alejandro; su embarazo se iría notando poco a poco y prefería evitar las miradas y los comentarios.
Martina, comprendiéndolo, le dio una respuesta inmediata.
-Entonces quédate aquí, conmigo.
-Gracias, Marti. Te voy a molestar por un tiempo.
Pero ambas sabían que no sería por mucho. El lugar era demasiado pequeño, y Luciana no quería abusar de la hospitalidad de su amiga. Además, cuando naciera el bebé, sería aún más
1/3
+25 BONU!
Capítulo 200
complicado.
Respecto a la villa Trébol y al dinero que Alejandro le ofreció… Podía habérselo quedado, pero no lo haría. No quería ni la casa ni el dinero.
No era cuestión de orgullo; era cuestión de dignidad. Una relación rota podía necesitar un acuerdo económico, pero lo suyo con Alejandro nunca fue amor, sino un acuerdo. No tenía cara para aceptar algo que, en su opinión, no le correspondía.
***
Esa tarde, Salvador fue al hospital por asuntos de trabajo. Al terminar, miró alrededor, sin poder evitar preguntar:
-¿Y Luciana? ¿Dónde está?
El rostro de Alejandro, ya de por sí serio, se endureció aún más.
Se fue.
-¿Se fue? —Salvador parpadeó, y luego asintió, comprendiendo. Así que tomaste la decisión … decidiste dejarla ir.
Conocía bien la situación de Alejandro, así que no necesitaba más detalles.
-¿Qué otra opción tenía? -respondió Alejandro, mirándolo con frialdad.
Salvador suspiró, dándole la razón. Se levantó, preparándose para irse.
-Descansa, entonces.
-Salvador–lo llamó Alejandro, deteniéndolo.
-¿sí?
-Si hubieras sido tú… ¿qué habrías hecho?
Salvador reflexionó un momento antes de responder.
-Probablemente lo mismo.
Después de todo, el bebé que esperaba Mónica era su propio hijo. Le dio unas palmaditas en el hombro, intentando consolarlo.
-Tomaste una decisión. No le des más vueltas. El tiempo sana todo, ¿no? Luciana es una gran persona, pero, con los años, dolerá menos.
Alejandro bajó la mirada, conteniendo un amargo nudo en la garganta.
2/3
Capitulo 200
-Eso espero.
***
+25 BONUS
Más tarde, bajo la luz del escritorio, Luciana repasaba sus apuntes, concentrada. Martina llegó furiosa, respirando agitada.
—¡Luciana, tienes que ver los titulares! —le dijo, sin preámbulos.
-¿Qué pasó? -preguntó Luciana, esbozando una sonrisa mientras abría el teléfono
lentamente.
La noticia estaba en primer lugar, y ya era viral.
[Señor Alejandro Guzmán abraza a otra mujer.]
Luciana sintió un nudo en el estómago mientras hacía clic en el enlace. Aparecieron unas imágenes algo borrosas. En ellas, se distinguía a un hombre sosteniendo a una mujer en sus brazos.
Cerró los ojos un instante, conteniendo una mezcla de dolor y resignación.
Aunque las imágenes no eran claras, sabía bien de quiénes se trataba.
El hombre era Alejandro, y la mujer… Mónica.