Capítulo 203
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El hospital, siempre iluminado las 24 horas, pero parecía sumido en la oscuridad para Alejandro. Luciana… ¡lo había bloqueado! De repente, recordó sus palabras: que no serían amigos, que no se verían más, y que si alguna vez se encontraban, serían completos extraños. Sintió un vacío en el pecho, como si le hubieran arrancado una parte de sí mismo. Ella lo había dicho… y lo había cumplido.
Alejandro levantó la cabeza de golpe y miró a Sergio.
-¡Sergio!
-¿Qué pasa, Alex?
-Llama a Luciana. Dile que el abuelo está enfermo… que quiere verla.
-De acuerdo. -Sergio, aunque intrigado por la petición, no hizo preguntas. Marcó el número y esperó.
Al otro lado, Luciana contestó:
-¿Sergio?
Alejandro contuvo la respiración; ella había respondido. Sergio, echando un vistazo rápido a su amigo, habló en voz baja:
-Luciana, don Miguel se ha puesto mal. Quiere verte.
-¿Miguel está enfermo? -Luciana se levantó de su asiento, alarmada.
-¿Qué le pasó? ¿Es grave?
-Se alteró mucho, y ahora está en la sala de urgencias. Aún no sabemos más.
Ya veo…
-Luciana -Sergio continuó, cumpliendo su encargo con cautela-, ¿podrías venir a verlo?
Hubo un silencio tenso.
-¿Luciana?
Luciana respiró hondo y, finalmente, respondió con calma.
-No, no iré. Confío en que ustedes pueden cuidarlo bien. Gracias. Adiós.
—¡Luciana! —Alejandro, desesperado, le arrebató el teléfono a Sergio, pero ya era tarde; ella había colgado.
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Capítulo 203
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Sergio se quedó inmóvil, sin atreverse a decir nada. ¿Qué podían hacer ahora? Alejandro apretaba el teléfono con tal fuerza que parecía que iba a doblarlo. Un dolor sordo y constante le comprimía el pecho. Luciana se había ido de su vida… de una manera definitiva, sin vuelta atrás.
Media hora después, Miguel salió de la sala de urgencias y fue trasladado a una habitación. Tras recibir medicación, se quedó dormido, su respiración tranquila. Los signos vitales eran estables, aunque el médico advirtió:
-Señor Miguel necesita reposo absoluto. En su estado actual, la cirugía programada puede que ya no sea viable.
Alejandro cerró los ojos con fuerza, sintiendo una oleada de culpa y arrepentimiento que le desgarraba el alma. Deseaba con todas sus fuerzas poder golpearse a sí mismo. Luciana había trabajado tanto para estabilizar la salud de su abuelo, ¡y en un solo día, él había echado todo a perder!
—Alex —Sergio se acercó y murmuró—, la señorita Soler está aquí afuera. ¿Quieres que pase?
Alejandro miró a su abuelo, que seguía dormido, y negó con la cabeza.
-La veré afuera.
Al salir, encontró a Mónica esperándolo, vestida con un elegante vestido largo y luciendo la pulsera de diamantes que él le había regalado.
-¡Alex! -Mónica se apresuró hacia él-. Intenté llamarte, pero no contestabas. Me preocupé y contacté a Sergio. Me dijo que tu abuelo enfermó… ¿Está bien?
Alejandro la miró, con el rostro impasible. En lugar de responderle, fue directo al punto.
¿Fuiste tú quien organizó lo del escándalo en las redes?
Aunque fue una pregunta, su tono lo hacía sonar como una afirmación. Mónica dudó
instante, sabiendo que él ya lo había deducido y que sería inútil negarlo.
por un
-Sí -admitió, sosteniendo su mirada-. Estaba esperando a que tomaras una decisión, solo quería darte un pequeño empujón…
Alejandro frunció el ceño y se llevó la mano a la frente, visiblemente molesto.
-¿Eso es lo que significa “confiar en mí” para ti? ¿Solo eran palabras vacías?
Su tono era seco, lleno de reproche. Mónica, nerviosa, mordió su labio.
-¿Me equivoqué? Solo tenía miedo de que… me dejaras…
-¿Y pensaste en mi abuelo? -Alejandro negó con la cabeza, decepcionado. Sabes bien que él siempre ha estado en contra de nuestra relación.
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Capítulo 203
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Mónica comprendió de inmediato, sus ojos se llenaron de lágrimas. Así que… ¿su abuelo había enfermado al ver el escándalo en las redes?
-Alex, no fue intencional… -musitó, con la voz quebrada.
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