Capítulo 218
-Exacto. Y disculpa por el mal momento de hace rato.
-No te preocupes -respondió Bruna con una risa genuina-. Bueno, ya que estamos aquí, ¿ vemos el resto de la obra?
-Claro asintió Fernando, recuperando la calma.
Mientras en el teatro los hechos se desenvolvían, Luciana no sabía nada de lo ocurrido.
IF
El lunes, Luciana se levantó temprano para prepararse. Había quedado con Alejandro en ir al registro civil a firmar los papeles. Justo cuando estaba lista para salir, sonó su teléfono; era
Nathan.
-Señor Moras–respondió Luciana-, ya estoy de salida. No me retrasaré…
-Señorita Herrera -dijo Nathan con un tono disculpatorio-, lamento decirle esto, pero el señor Guzmán me llamó temprano para avisar que no podrá asistir hoy al registro civil.
-¿Qué? -exclamó Luciana, desconcertada-. ¿Por qué?
-No dio detalles, solo me pidió que se lo informara.
Luciana se quedó en silencio, sintiéndose a la deriva.
-Si quiere, puede llamarlo directamente -sugirió Nathan antes de colgar.
Luciana se quedó desconcertada unos momentos, sin entender del todo la situación.
Decidió llamar a Sergio, quien contestó rápidamente, aunque con un tono algo nervioso:
-Luci… Luciana…
-Sergio
no quiso darle vueltas al asunto—. ¿Qué pasó con Alejandro? ¿Por qué no puede ir hoy al registro civil?
Hubo un silencio en el otro lado de la línea.
Sergio, sin saber bien qué decir, le pasó el teléfono a Alejandro, quien había estado escuchando la conversación desde el principio. Alejandro tomó el móvil, y en cuanto escuchó la voz de Luciana hablando rápidamente, una leve sonrisa apareció en su rostro. Su voz sonó directa y
clara:
-Luciana.
Ella se quedó en blanco un segundo al escuchar su voz, y casi por reflejo quiso colgar.
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+25 BONUS
-No te atrevas a colgar -le advirtió Alejandro con tono serio-. Si tienes preguntas, hazlas directamente.
Luciana, con el corazón latiendo rápido, bajó la voz y preguntó:
-Entonces, ¿por qué no puedes ir? ¿Tienes algo importante que hacer?
-No–respondió Alejandro con calma.
Luciana se quedó en silencio, tratando de entender. Si no estaba ocupado, ¿por qué no iría?
Alejandro, notando su confusión, dejó escapar un suspiro, y con un toque de fingida melancolía, añadió:
-Estoy en el hospital acompañando a mi abuelo.
Luciana se alarmó al instante.
-¿Qué le pasó a don Miguel? ¿Está bien?
La reacción de Luciana hizo que Alejandro se quedara en silencio un segundo. No esperaba que ella reaccionara con tanta preocupación. Después de un momento, respondió:
-Sí, está mejor ahora.
-Ah, me alegra escucharlo, Cuida bien de él entonces. Lo nuestro…
-Luciana -la interrumpió Alejandro.
-¿Qué pasa?
Alejandro soltó una leve risa, aunque en sus palabras se notaba el sarcasmo:
-¿Es que no tienes un poco de corazón? Estás ansiosa por terminar todo conmigo, pero el abuelo… él sí te quiere mucho. ¿No planeas venir a verlo? El pobre anciano está enfermo, y ni siquiera pasas a saludar.
-No es que no quiera, pero…
Antes de que pudiera explicarse, Alejandro cortó la llamada. Luciana miró el teléfono, sorprendida, y murmuró para sí misma:
-¿Por qué me gritas? Solo intentaba no molestarte…
Se quedó pensativa, con una mezcla de enfado y culpa. Quizás debería ir a ver a don Miguel.
Mientras tanto, Alejandro le devolvía el teléfono a Sergio, visiblemente molesto. No podía firmar los papeles aún; había algo que lo retenía. Necesitaba estar seguro de que Fernando
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realmente merecía estar al lado de Luciana.
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