Capítulo 235
En la puerta de la oficina del director Delio, Luciana marcó el número de Sergio.
-Luciana.
-Sergio.
Mordiéndose el labio inferior, se armó de valor para hablar:
-¿Puedo hablar un momento con Alejandro?
-Claro, él está aquí.
En menos de dos segundos, se escuchó otra voz al otro lado de la línea..
-¿Sí? -respondió Alejandro con un tono distante-. ¿Qué quieres?
Luciana fue directa:
-¿Es idea tuya que me integren al equipo del proyecto cardiopulmonar?
Era una pregunta directa, pero sabía que si era cosa de él, lo entendería de inmediato.
Del otro lado, Alejandro guardó silencio por un par de segundos antes de responder:
-Sí.
Luciana cerró los ojos un momento. No le sorprendía, pero aun así, no sabía cómo reaccionar. Su silencio provocó un tono burlón en la voz de Alejandro.
-Luciana, ¿acaso piensas rechazarlo solo porque fue mi idea?
Ella siguió callada. Lo cierto es que tenía esa duda en la cabeza.
-¡Qué estupidez! -espetó Alejandro con un tono bajo pero lleno de reproche-. ¿Sabes lo que significa entrar a ese equipo para ti? ¿Necesitas que te lo explique?
No hacía falta.
Ser parte del proyecto no solo implicaba un mejor salario, sino algo mucho más importante: aprender conocimientos y técnicas valiosas para su futuro. Esa era la verdadera recompensa. Si fuera solo por dinero, no estaría tan conflictuada.
-Luciana, ¿qué es más importante para ti? ¿Romper cualquier vínculo conmigo o tu propio futuro?
Las palabras de Alejandro estaban cargadas de urgencia, con un matiz de reproche y preocupación.
1/3
Capítulo 235
+25 BONUS
Luciana sabía muy bien qué tenía más peso. Después de un breve momento de lucha interna, inhaló profundamente y tomó una decisión.
-Alejandro, gracias.
Al otro lado de la línea, Alejandro se quedó en silencio. Por un instante, contuvo la respiración y luego soltó el aire con alivio.
¡Por fin! Luciana había aceptado.
Pero entonces ella continuó:
-Alejandro, eres una buena persona.
Su voz tenía una suavidad inesperada mientras añadía:
-Lo que pasó antes fue mi error, y lo siento. Espero que, en adelante, todo te salga bien. Y… te deseo felicidad.
Sin más, colgó.
Alejandro se quedó con el teléfono en la mano durante varios segundos, inmóvil. Finalmente, murmuró para sí mismo:
-Gracias.
¿Acaso se estaba disculpando por lo que pasó antes?
¿Se refería a aquel entonces, cuando ella se negó a divorciarse de él?
-Qué tonta… -murmuró Alejandro.
***
Luciana se integró rápidamente al equipo del proyecto y pronto se vio completamente ocupada.
Siendo la más joven y recién llegada, le asignaron la mayoría de las tareas administrativas y menos importantes.
En cuanto a su apetito, seguía igual de malo que siempre, pero su ánimo había mejorado
considerablemente.
-¡Tú naciste para trabajar sin descanso! -le reclamó Martina, sin poder contenerse.
-No está tan mal, ¿no crees? -respondió Luciana con una sonrisa despreocupada.
Martina la míró con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
-Oye, ¿Fernando no ha venido a buscarte últimamente?
2/3
Capítulo 235
+25 BONUS
Luciana parpadeó, pensativa. En realidad, no había pasado tanto tiempo. Apenas una semana, pero comparado con su comportamiento habitual, ese tiempo era suficiente para considerarlo extraño.
Ella también lo había notado, aunque no estaba preocupada por si Fernando se había cansado de intentar conquistarla y había decidido darse por vencido. Lo que realmente le inquietaba era si le habría ocurrido algo grave.
Y de hecho, Fernando llevaba casi toda esa semana en el hospital.
El tratamiento de Victoria había comenzado, y los efectos secundarios eran devastadores: vómitos, diarrea, y un evidente desgaste físico. En tan solo unos días, había adelgazado visiblemente y lucía cada vez más demacrada.
Unos minutos antes, Victoria había vuelto a vomitar sobre Fernando.
Él tomó algo de ropa limpia y se dirigió al baño para cambiarse. Al salir, encontró que alguien había llegado.
Era Bruna, acompañada de su madre, Calie Horvat. Ambas estaban sentadas junto a Victoria, conversando con ella para animarla.
No estaba claro qué le habrían dicho, pero Victoria incluso logró esbozar una rara sonrisa. Al ver a su hijo regresar, suspiró con una mezcla de alegría y resignación.
-No tengo mucho de qué preocuparme, excepto por él. A estas alturas, sigue soltero.
Calie, algo incrédula, exclamó:
-¿Y qué tiene eso de preocupante? ¡Si Fernando es tan maravilloso! No tendrá problema en encontrar novia.
Victoria bajó la mirada, y su expresión se tornó sombría.
-Sí, pero siempre es mejor encontrar a alguien que realmente te entienda.
3/3