Capítulo 237
Mientras tanto, Alejandro acababa de salir de una reunión y regresó a su oficina.
La secretaria lo esperaba con noticias.
-Señor Guzmán, la señorita Soler ha estado aquí por un rato.
Esa noche tenía un evento social al que debía asistir, y Mónica sería su acompañante.
-Alex. -Mónica se levantó del sofá con una sonrisa encantadora.
-Quédate sentada. -Alejandro hizo un gesto con la mano para restarle importancia y, con tono sereno, preguntó-: Escuché de Eileen que no planeas dejar el trabajo, ¿es cierto?
-Sí, lo es respondió Mónica con un leve asentimiento, aunque algo inquieta-. La película del director Mendoza no es fácil de conseguir. Además, ya he filmado más de la mitad. En cuanto a los compromisos y anuncios, no son demasiados; de hecho, no me gusta quedarme sin hacer nada.
Alejandro la observó detenidamente, pensando. Después de unos segundos, asintió.
Sin embargo, su mirada se dirigió a su abdomen.
-Si tu salud no está comprometida, entonces haz lo que consideres mejor. Pero… tu embarazo será cada vez más evidente.
-Por ahora no hay problema -respondió Mónica con algo de alivio, agradeciendo internamente haber elegido un vestido largo que ocultaba su vientre, además de usar zapatos planos.
A pesar de su respuesta, Alejandro no parecía del todo convencido.
-Habla con el director Mendoza y pídele que grabe tus escenas lo antes posible.
-Está bien, haré lo que digas.
La hora se acercaba. Alejandro fue a la sala de descanso para cambiarse de ropa, y luego salió junto a Mónica de la oficina.
El evento se llevaría a cabo en el Hotel Perla.
En el estacionamiento, Fernando salió del auto primero y rodeó el vehículo
del copiloto.
-Gracias -dijo Bruna con una sonrisa al bajar.
-No hay de qué -respondió él, con tono distante.
para abrir la puerta
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Notando su incomodidad, Bruna sonrió de nuevo y trató de aligerar el ambiente.
-Relájate un poco. ¿No quedamos en que solo seríamos amigos?
-Lo sé contestó Fernando, frunciendo ligeramente el ceño-. Solo pienso que esto no es
–
justo para ti.
-No tiene nada de malo
dijo Bruna, sacudiendo la cabeza con despreocupación. Esto no
es solo cosa tuya, mi mamá también está involucrada.
Mientras hablaba, se colgó del brazo de Fernando con naturalidad.
-Mira, ambos debemos tomarnos esto con calma. Con el tiempo, los mayores se darán cuenta de que entre nosotros no hay futuro y nos dejarán en paz.
Fernando se sintió algo más relajado.
Pensándolo bien, parecía que Bruna, a pesar de ser más joven, afrontaba la situación con una madurez que él mismo no tenía.
-Tienes razón.
-¡Vamos! —dijo Bruna, tirando de su brazo con una sonrisa radiante. ¡Me muero de hambre!
En el salón del evento, Alejandro sostenía una copa de jugo caliente y se la ofreció a Mónica.
-No bebas alcohol. No importa quién te lo ofrezca, no aceptes.
-Lo sé–respondió ella, asintiendo con dulzura.
Era tan considerado que no podía evitar sentirse cálidamente cuidada.
Para los hombres, estos eventos significaban socializar, y eso casi siempre implicaba beber. Alejandro, sin embargo, había tomado más de lo habitual esa noche, ya que no llevó a Sergio para moderar la situación.
-Alex, ¿estás bien? -preguntó Mónica, tomándolo del brazo-. ¿Por qué no subimos al cuarto a descansar un poco?
Alejandro estaba a punto de asentir cuando algo en la distancia llamó su atención y lo sacó de su ligera embriaguez.
¿Qué era eso?
A poca distancia, Fernando estaba allí, copa en mano, conversando con otros asistentes al
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evento.
Eso no era lo extraño. Lo que realmente capturó la atención de Alejandro fue la mujer que colgaba de su brazo.
Era la misma mujer con la que Fernando había ido al teatro.
Alejandro recordó lo que Fernando le había dicho en esa ocasión:
<<Entre ella y yo no hay nada.»
¿Nada?
Primero el teatro, ahora juntos en una gala… ¿Nada?
Los hombres conocen mejor a otros hombres, y Alejandro no podía ignorar su intuición: ¡ entre ellos no había nada de inocente!
¿Debería intervenir?
¿Acercarse a Fernando y pedirle una explicación?
¿Admitiría algo siquiera?
—¿Alex? —La voz de Mónica lo trajo de vuelta. Le dio un ligero tirón al brazo—. ¿Qué pasa? ¿ Te sientes mal?
-Un poco mareado
mareado -respondió Alejandro, tocándose la frente.
-Entonces vamos a subir. Necesitas descansar.
-De acuerdo.
Sergio había reservado una habitación en el hotel con anticipación, en caso de usarla para descansar.
Una vez en el cuarto, Mónica ayudó a Alejandro a sentarse en el sofá.
-Voy por un vaso de agua.
-Gracias.
Antes de que Mónica regresara, Alejandro salió al balcón.
Encendió un cigarro, dio una calada profunda y exhaló con fuerza.
que
necesitaran
No podía ignorar lo de Fernando. Lo que estaba haciendo era inaceptable; estaba jugando con
Luciana.
Tomó su celular y marcó.
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-¿Sergio?
-Alex.
-Averigua quién es la mujer que Fernando trajo esta noche al evento.
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