Capítulo 238
-Entendido.
Colgó justo cuando Mónica apareció con un vaso de agua.
-Alex.
Alejandro apagó el cigarro contra la barandilla y agitó la mano hacia ella.
-Ve adentro. Aquí hay olor a humo.
El embarazo hacía que no pudiera exponerse al humo.
-Oh, está bien.
Esperó unos minutos para que el olor se disipara antes de volver al interior. Mónica le ofreció el vaso de agua y él lo aceptó.
-¿Te sigues sintiendo mal? -preguntó ella con preocupación.
-Sí. -Bebió lentamente y luego se dejó caer en el sofá, recostando la cabeza hacia atrás-. Me pasé un poco con las copas.
Se masajeó las sienes y añadió:
-Me duele la cabeza. Sentarme un rato me ayudará.
-Déjame ayudarte.
Mónica se levantó de inmediato y se sentó a su lado, arremangándose con determinación.
Antes de que Alejandro pudiera negarse, ella ya había comenzado.
-Cierra los ojos. Cuando mi papá se pasaba con el alcohol, siempre lo ayudaba con esto.
Los dedos de Mónica presionaron suavemente las sienes de Alejandro, y él cedió.
-Gracias.
Mónica sonrió con dulzura.
-¿Por qué me agradeces? Cuidarte es mi deber. Después de todo, estaremos juntos el resto de nuestras vidas.
El comentario lo dejó pensativo. Sí, estarían juntos toda la vida. Tendría que acostumbrarse.
Y, en efecto, su técnica era buena. Poco a poco, Alejandro comenzó a relajarse y el sueño lo vencía.
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-Alex.
a
Mónica susurró su nombre en voz baja, inclinándose hacia él.
-Mmm… -respondió Alejandro, apenas consciente.
El corazón de Mónica empezó a latir con fuerza.
¡Era su oportunidad!
Su embarazo era una mentira. No podía prolongarlo mucho más; tarde o temprano su vientre la delataría, y Alejandro comenzaría a sospechar. Tenía que actuar antes de que eso ocurriera.
Conteniendo la respiración, dejó que sus manos se deslizaran suavemente desde las sienes hasta los hombros de Alejandro.
Poco a poco, su rostro se acercó al de él, hasta que sus labios quedaron a un milímetro de
distancia.
Estaba a punto de besarlo cuando Alejandro abrió los ojos de golpe.
Confundido, retrocedió ligeramente.
-¿Mónica?
-Alex.
Mónica
ya no se detuvo. Cerró los ojos y levantó el rostro hacia él.
-Bésame.
(
La petición lo dejó helado. Frunció el ceño por reflejo, incapaz de reaccionar. No quería hacerlo.
Un segundo después, Mónica abrió los ojos con una expresión herida.
-Alex, estamos a punto de casarnos. ¿Ni siquiera puedes besarme?
-No es eso…
-¡Entonces hazlo!
Mónica levantó la voz, claramente afectada. No podía entenderlo.
¿Era ella poco atractiva como mujer? Había pasado tanto tiempo con Alejandro y él nunca se
había acercado a ella de esa forma.
Alejandro no encontraba palabras para negarse.
Iban a pasar toda la vida juntos. Negarle un gesto de afecto a su futura esposa no estaba bien.
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Hacerla feliz era su responsabilidad.
-Está bien.
Finalmente, asintió y tomó el rostro de Mónica entre sus manos.
Ella cerró los ojos una vez más, expectante.
Pero en el último instante, Alejandro se detuvo.
No podía hacerlo.
-¿Alex? -Mónica lo miró atónita. ¿En serio no quería acercarse a ella?
-En otro momento -respondió Alejandro mientras retiraba sus manos con suavidad, su tono sereno-. Estás embarazada, no es conveniente.
-No hay problema insistió Mónica, aferrándose a su brazo como si no quisiera dejar escapar la oportunidad-. Ya pasaron los tres meses.
-Mejor ser precavidos -replicó Alejandro, curvando ligeramente los labios en una sonrisa y manteniendo un tono amable-. Es por el bien tuyo y del bebé.
Eso…
Mónica abrió la boca para decir algo, pero ninguna palabra salió.
Sin embargo, una duda empezó a invadirla: ¿de verdad lo decía por ella y el supuesto bebé?
-Vamos.
Alejandro se levantó, ya casi libre de los efectos del alcohol, y agregó:
-Demos una vuelta por el salón. Después podemos irnos.
-Oh… de acuerdo.
Sin más opción, Mónica lo siguió, resignada.
Al salir de la habitación, Alejandro recibió una llamada de Sergio.
No habían pasado ni veinte minutos, pero la eficiencia de Sergio era impresionante.
-Habla.
-La acompañante de Fernando se llama Bruna De Jesús. Las familias De Jesús y Domínguez son viejas amigas. La mamá de Fernando ha estado enferma últimamente, y por eso se han visto frecuentemente.
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-Entendido.
Alejandro colgó y, con una sonrisa fría, miró el celular.
La familia De Jesús y los Domínguez tenían una relación cercana, sí. Pero eso no explicaba por qué Fernando estaba tan cómodo con Bruna en eventos sociales.
¿Qué lugar le estaba dando a Luciana?
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