Capítulo 24
Alejandro la miró directamente.
-No me importa. ¡Solo confío en ti! -No soltaba su mano, y su expresión revelaba un dolor que lo hacía parecer casi vulnerable.
Luciana no sabía qué decir. El Alejandro herido era tan terco como un niño. Decidió tratarlo como si fuera su hermano Pedro, así que intentó calmarlo:
-El doctor Delio es mi mentor, es una autoridad nacional en cirugía general…
-¿Qué me importa un don nadie? No confío en él. –Alejandro, con el rostro impasible, insistió, su terquedad era inquebrantable.
Parecía que la lógica no funcionaría. Luciana estaba desconcertada cuando Sergio entró. Se dirigió a ella:
-Luci, es mejor que lo hagas tú. Últimamente, Alex ha estado envuelto en situaciones extrañas. En este momento, no podemos confiar en nadie más.
-Pero… -Luciana no entendía—. ¿Por qué confía en mí? -Parecía que Alejandro la despreciaba la mayoría del tiempo.
-Hmph. —Alejandro, aunque cada vez más pálido, mantuvo su arrogancia-. No es que confíe en ti. Solo que si quiero aplastarte como a una hormiga, puedo hacerlo fácilmente.
Luciana no pudo evitar sentirse molesta. Quería dejarlo ahí, pero sabía que su deber como médico era salvar vidas. Finalmente, asintió.
-De acuerdo.
En el quirófano, Alejandro ya había sido anestesiado y estaba profundamente dormido. Luciana se cambió y se preparó para la cirugía. Antes de subir al quirófano, preguntó a la
enfermera circulante:
-¿El doctor ya terminó su cirugía?
–Aún no. -La enfermera añadió—. Dijo que, dada la situación especial, confía en tus habilidades, así que te pide que estés tranquila y te concentres en la cirugía. Él es tu mentor, y cualquier problema que surja, él se hará cargo.
El corazón de Luciana se sintió cálido, y se relajó un poco. Mirando el pálido y apuesto rostro de Alejandro, pensó para sí misma: «No te preocupes, no dejaré que te pase nada.»
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Capítulo 24
La cirugía se llevó a cabo con éxito.
+25 BONUS
Casi al amanecer, Luciana salió a hacer la ronda.
-Luci.
Sergio se levantó al verla-. Alex ha estado durmiendo todo el tiempo. Parece que todo está en orden.
Luciana lo revisó y asintió.
-Entre 4 y 6 horas después de la cirugía, puede ocurrir fiebre postoperatoria. Las enfermeras estarán atentas.
-Entendido. Sergio asintió, pero en ese momento recibió una llamada-. De acuerdo, voy para allá enseguida. -Colgó y miró a Luciana-. Luci, tengo que atender un asunto, ¿puedes quedarte con Alex un rato?
Luciana arqueó una ceja, sorprendida. ¿Por qué? Aquí hay enfermeras que lo cuidan. Sergio repitió con la misma seriedad que antes:
-Solo confío en ti.
Había mucha información implícita en esas palabras, y Luciana no pudo evitar pensar en todos los secretos que las familias ricas debían guardar. No preguntó más y aceptó.
-Está bien.
Sergio se fue tranquilo, y Luciana se sentó junto a la cama. No había dormido en toda la noche, y ahora que todo estaba en silencio, el cansancio comenzó a vencerla. Observando el rostro increíblemente atractivo de Alejandro, Luciana se quedó dormida.
La luz de la mañana comenzó a filtrarse por la ventana, y Alejandro abrió lentamente los ojos. Lo primero que vio fue a la mujer que estaba recostada junto a él. Quién lo hubiera pensado, hace poco tiempo, la mujer a la que tanto despreciaba ahora le había salvado la vida en dos ocasiones.
Ella estaba allí, con su uniforme blanco, el cabello suelto y ligeramente enredado, dejando ver su rostro pálido pero sereno. No había nada particularmente sensual en la escena, pero Alejandro, sin poder evitarlo, levantó la mano y rozó suavemente la mejilla de Luciana. Su piel era suave como el jade, fría y perfecta.
-Hmm… -Luciana sintió algo en su rostro y se despertó lentamente, lo que hizo que Alejandro retirara rápidamente la mano y cerrara los ojos, fingiendo estar dormido.
Luciana se rascó la cara, murmurando-. ¿Cómo es posible que haya mosquitos en una habitación de lujo?
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Capitulo 24
+25 BONUS
El hombre en la cama seguía aparentemente dormido. Luciana miró la hora; era momento de ir a pasar lista en el turno de la mañana. Antes de irse, se aseguró de que Alejandro estuviera bien y le recordó a la enfermera que lo cuidara con esmero. 1
Al salir de la habitación, se encontró de frente con alguien. Ambas se quedaron congeladas al
reconocerse.