Capítulo 241
A pocos pasos de distancia, Fernando y Bruna estaban de pie, uno al lado del otro.
Luciana, sin querer, se encontró de frente con ellos.
-Lu–Luciana…
Fernando fue el primero en hablar, aunque su voz salió temblorosa y entrecortada, reflejando su incomodidad.
Bruna alzó la mirada hacia él, con una sonrisa ligera.
-¿Es tu amiga?
-Sí… no… es la chica que me gusta.
Fernando asintió primero, pero luego negó con la cabeza, visiblemente nervioso.
Sin prestarle más atención a Bruna, avanzó rápidamente hacia Luciana. Bajó la mirada y habló
en un tono suave:
-Es tarde. ¿Qué haces aquí?
Luciana, aunque inicialmente sorprendida por el encuentro, pronto recuperó la compostura.
Asintió tranquilamente.
-Delio tenía una reunión aquí. Me pidió que le trajera unos documentos.
Era la misma respuesta que le había dado a Alejandro.
-Ya veo.
Fernando inclinó ligeramente la cabeza. Al notar que Luciana llevaba una mochila, extendió la mano, como solía hacer, para tomarla.
En el pasado, ella nunca había rechazado este gesto.
Pero esta vez, su mano quedó en el aire.
Luciana dio un paso atrás de inmediato, dejando a Fernando congelado, mirándola atónito.
-¿Luciana?
Ella le dirigió una pequeña sonrisa, pero su expresión transmitía frialdad.
-El profesor Delio me está esperando. No quiero interrumpirlos, así que me voy.
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Capítulo 241
Asintió cortésmente, pasó junto a ellos y se dispuso a marcharse.
Fernando sintió que el pánico lo invadía. Luciana debía haber malinterpretado la situación.
-¡Luciana…!
De repente, Bruna se interpuso en su camino.
Las mujeres suelen ser perceptivas, y no le llevó mucho tiempo a Bruna darse cuenta de lo que estaba pasando.
Mirando directamente a Luciana, dijo con una voz tranquila:
-Perdón, ¿podrías escucharme un momento? Solo serán un par de palabras.
Luciana negó con la cabeza.
-Lo siento, tengo prisa. ¿Podrías hacerte a un lado, por favor?
El rechazo fue claro, pero Bruna, desesperada, optó por insistir.
Atrapó a Luciana por el brazo y, con un tono más firme, agregó:
-¡Espera! Solo serán dos minutos, no te quitaré mucho tiempo.
Lanzó una mirada fugaz a Fernando antes de continuar:
-¿Eres la persona que Fernando quiere? Mira, tú estás malinterpretando todo. Entre Fernando y yo no hay nada, solo somos amigos.
-¿Ya terminaste? -preguntó Luciana, con expresión serena. Luego señaló su brazo, aún atrapado por Bruna-. Si ya terminaste, ¿puedes soltarme? Realmente tengo prisa.
-Luciana…
Fernando estaba pálido, más nervioso de lo que había estado nunca.
Bruna frunció el ceño, visiblemente molesta.
-¿De verdad no vas a escuchar nada de lo que tengo que decir? ¡Te estoy diciendo que entre Fernando y yo solo hay amistad!
Luciana suspiró con exasperación y curvó ligeramente los labios en una sonrisa irónica.
-Eso es asunto de ustedes. Yo ya te dije que tengo prisa. Si me detienes, ¿no crees que eso es bastante grosero?
-Tú…
Capítulo 241
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-Luciana…
Finalmente, Fernando logró recobrar algo de compostura e intentó intervenir.
-Esta es Bruna. Te juro que solo somos amigos.
Luciana sostuvo su mirada, notando el tono casi suplicante en sus ojos. Respiró hondo, conteniendo su irritación.
-Está bien, ya entendí. Ahora, ¿puedo irme?
¿Seguía molesta?
-Luciana…
Fernando extendió una mano para tratar de detenerla.
Pero antes de que pudiera alcanzarla, otra mano detuvo la suya en el aire.
Era Alejandro, que había permanecido en silencio hasta ese momento, lanzó una mirada fría como el hielo hacia Fernando.
Cuando habló, su voz era incluso más gélida que su expresión.
-Luciana dijo que tiene prisa. Tú y tu «mujer», ¿acaso no entienden lo que significa?
-¿Qué «<mi mujer»? -replicó Fernando, explotando al instante. ¡Alejandro, no enciendas el fuego! ¡Esto es entre Luciana y yo!
Una sonrisa burlona apareció en su rostro mientras añadía con sarcasmo:
-Y tú, ¿por qué estás aquí? ¿No deberías estar acompañando a tu novia?
-¡Fernando Domínguez!
Las palabras eran como cuchillos lanzados al aire, y la tensión entre ambos se podía cortar con la misma facilidad.
Bruna dio un paso atrás, asustada.
-¡No peleen, por favor!
Luciana, por su parte, frunció el ceño y negó con la cabeza con resignación.
-Que hagan lo que quieran -murmuró para sí misma. No tenía tiempo para lidiar con ellos.
Aprovechando el momento, se dio la vuelta y salió corriendo en dirección al edificio B.
-¡Luciana!
Capítulo 241
-¡Luciana!
+25 BONU:
Ambos hombres reaccionaron al unisono, intercambiaron una mirada rápida y se lanzaron tras ella, aunque manteniéndose a una distancia prudente. Ninguno se atrevía a acercarse demasiado, temerosos de agravar aún más la situación.
Luciana, ignorándolos, encontró la sala de reuniones en el sexto piso del edificio B y entregó los documentos a Delio.