Capítulo 243
Luciana no dijo nada, solo le lanzó una mirada de soslayo a Alejandro, suficiente para desarmarlo por completo.
Se calló de inmediato y dio media vuelta, cruzándose de brazos mientras miraba hacia otro
lado.
<<Ojos que no ven, corazón que no siente.>>>
—Ve, rápido. —Luciana esbozó una sonrisa ligera mientras hacía un gesto hacia Fernando para
que se apresurara.
—Luciana, gracias. —Fernando asintió, con una mezcla de alivio y culpa—. Llevaré a Bruna a su casa, pero volveré enseguida. Por favor, prométeme que no te enojarás ni pensarás cosas raras, ¿sí?
Luciana no respondió directamente, solo agitó la mano para apurarlo.
-¡Anda ya!
-Está bien. Espérame.
Antes de marcharse, Fernando se giró una vez más para mirarla, como si buscara asegurarse de que todo estaba bien. Luego aceleró el paso, deseando terminar cuanto antes para regresar con ella.
Cuando ellos se fueron, el silencio se apoderó del lugar.
Luciana observó en silencio la dirección por la que Fernando había desaparecido, sumida en sus pensamientos.
-¿Y ahora te arrepientes?
La voz profunda y burlona de Alejandro resonó detrás de ella.
Luciana seguía mirando al frente, pero él no le quitaba los ojos de encima.
Cada palabra de Alejandro estaba cargada de un resentimiento que ni él mismo había notado. Sentía una opresión en el pecho, una mezcla de frustración y celos que no podía controlar.
-Luciana, dejas ir a tu hombre como si nada. ¿Crees que eso te hace magnánima? ¡Te vas a arrepentir!
Luciana se giró lentamente para mirarlo. Sus ojos eran claros y directos, como si intentaran leerlo.
Ella no era tonta. Todo empezaba a tener sentido.
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Capítulo 243
Uniendo los hechos, entendió que Alejandro la había besado antes solo para evitar que Fernando con otra mujer.
Y ahora estaba diciendo esto…
Luciana dejó escapar una risa suave pero fría.
-¿Por qué tanta urgencia, Alejandro? ¿Acaso deseas con toda tu alma que yo esté con Fernando?
Él contuvo el aliento, como si esas palabras le hubieran golpeado de lleno.
-¿Qué quieres decir con eso? -farfulló, pero no encontró respuesta inmediata.
Luciana entrecerró los ojos y preguntó con calma:
-Es sencillo. «Sí», una palabra. «No», también una. ¿Es tan difícil responder?
¿Importaba tanto?
viera a
Alejandro no entendía por qué ella insistía tanto. Irritado, apretó la mandíbula y asintió con la barbilla.
-¡Sí!
Pero, tras pensarlo un momento, añadió con un tono más bajo:
-Al menos al principio, sí.
En un principio había pensado que no podía cuidarla como se merecía. Sabía que ella sentía algo por Fernando, y Fernando parecía ser un buen tipo. Por eso, realmente había deseado que estuvieran juntos.
Sin embargo, ahora…
-Entiendo.
Luciana esbozó una sonrisa, pero en su interior algo se sentía terriblemente pesado. Su pecho parecía hundirse con un peso invisible, llenándola de un dolor sordo.
El trámite del divorcio aún no había concluido, y él ya estaba tan ansioso por empujarla hacia los brazos de otro hombre.
Sin pensar demasiado, dejó escapar la pregunta que le quemaba la lengua:
-¿Por qué?
-¿Por qué? -repitió Alejandro, con el ceño fruncido. Cada palabra que salía de su boca
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Capítulo 243
parecía una daga clavándose en su propio corazón. Porque quiero que seas feliz…
Pero cada noche, cuando soñaba que ella estaba con otro, amado por otro, se despertaba sobresaltado, incapaz de volver a conciliar el sueño.
<<¿Feliz?»>
Luciana dejó escapar una risa silenciosa, cargada de ironía.
«<¿Quiere que sea feliz?» pensó con sarcasmo. «¿Está compitiendo por el título del mejor exesposo del mundo?»
Luciana soltó una risa ligera y sarcástica mientras agitaba la mano.
-Es tarde. Me voy. ¡Gracias… por tus buenas intenciones!
Se giró y dio un paso hacia adelante, dispuesta a marcharse.
-¡Luciana!
La voz de Mónica la detuvo. Frente a ella estaba Mónica, con los ojos rojos de furia, los labios apretados y un aire desafiante.
-¿No tienes vergüenza? —le espetó con los dientes apretados-. ¿Por qué sigues persiguiendo a Alejandro?
-¿Perdón? —Luciana arqueó una ceja, sorprendida, pero dejó escapar una sonrisa burlona.
¿Qué clase de día era este? Parecía que todos los actores habían llegado al escenario al mismo tiempo.
(
-¡Mónica! -Alejandro avanzó rápidamente y tomó a Mónica por el brazo, tratando de calmarla-. No digas tonterías…
-¿Tonterías? -replicó Mónica, fulminándolo con la mirada, cada vez más agitada. ¡Fui al baño un momento, y cuando salgo, tú desapareces! ¡Y aquí estás, con ella! ¿Y todavía quieres que crea que no es ella quien te busca?
Alejandro respondió con calma, aunque con evidente cansancio:
-Luciana solo vino a entregar unos documentos a su profesor. Nos encontramos de casualidad
-¿De casualidad? -Mónica soltó una carcajada amarga, llena de ironía-. ¿Crees en esa absurda coincidencia? ¡Seguro lo hizo a propósito!
Se soltó del agarre de Alejandro y se plantó directamente frente a Luciana, con la postura de quien estaba dispuesta a librar una batalla.
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Capitulo 243
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-Luciana, ya he tenido suficiente de ti. Hoy lo dejamos claro. ¿Hasta cuándo piensas seguir persiguiendo a Alejandro?