Capítulo 247
A la mañana siguiente, Luciana llegó al hospital y se cambió al uniforme de trabajo. Antes de que pudiera comenzar su día, recibió una llamada de Nathan.
-Señorita Herrera, ¿tiene tiempo esta tarde? Si no hay problema, podemos ir al registro civil para finalizar los trámites.
¿Tan rápido?
Luciana se quedó en silencio por un segundo. Mónica realmente tenía influencia. Solo había pasado una noche desde su discusión, y Alejandro ya lo había arreglado todo.
-Está bien, no tengo inconveniente -respondió con una voz tranquila.
Actualmente, Luciana estaba en su etapa de adaptación dentro del equipo del proyecto, encargándose principalmente de organizar documentos. Su horario era flexible, lo permitía manejar su tiempo.
-Perfecto. Nos vemos esta tarde.
-Nos vemos.
Después de colgar, Luciana se sumergió en su trabajo.
que le
Había demasiados documentos que ordenar, y estaba tan ocupada que ni siquiera tuvo tiempo. de ir al comedor al mediodía.
De cualquier manera, su apetito no era el mejor. Un poco de pan blanco con agua tibia y unas ciruelas ácidas que había dejado a medias fueron suficientes para saciarla.
Por la tarde, Luciana cerró la puerta de la oficina del jefe, lista para regresar a su departamento.
-¡Luciana! ¡Qué bueno que estás aquí!
-¿Saturno?
El que la llamó era Saturno, uno de los médicos tratantes del equipo de Delio. Su tono era apresurado y cargado de urgencia mientras se acercaba.
-Cesario se enfermó hace un momento y no podrá asistir a la cirugía que tenemos programada. Prepárate, subes con nosotros.
-¿Qué? -Luciana se quedó inmóvil, parpadeando sorprendida.
Su ceño se frunció mientras luchaba con la duda.
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-Pero… nunca he participado en una cirugía de este nivel…
Ese era el primer problema.
El segundo era que tenía un compromiso. Por la tarde debía ir al registro civil para firmar los papeles del divorcio.
-¿Ah?
El tono de Saturno cambió al instante, sorprendido y claramente molesto por la negativa de
Luciana.
-¿Te estoy dando una buena oportunidad y me la estás rechazando?
-Yo…
Luciana sabía perfectamente a qué se refería con «buena oportunidad».
La cirugía programada para ese día en el equipo de cirugía torácica era un caso importante, con Delio como cirujano principal. Ella misma había llenado la solicitud para el procedimiento.
En cualquier otra circunstancia, habría aceptado sin dudarlo, agradecida por la experiencia.
Pero esta vez no podía. Tenía un compromiso que no podía posponer.
-Doctor Saturno, ¿podría pedirle a alguien más que lo haga? Yo… tengo algo importante que atender.
—¿Algo importante? -replicó Saturno, claramente irritado. ¿Qué puede ser tan importante para alguien recién graduada?
Encontrar a otra persona que encajara en el equipo en ese momento era complicado, y la insistencia de Luciana lo exasperaba aún más.
-Lo siento mucho, pero…
Saturno la interrumpió con impaciencia.
—¿Qué pasa, que mis palabras ya no tienen peso? ¿O acaso quieres que Delio venga personalmente a pedirte que participes? —La mirada del médico era punzante, con un toque de sarcasmo. Escuché que tienes buenos contactos, ¿verdad? ¿Soy yo quien no puede darte órdenes?
-No, no es eso… -balbuceó Luciana, tratando de explicar, pero las palabras se atascaban en
su garganta.
-Entonces deja las excusas
ordenó con dureza-. ¡Al quirófano, ahora! Piensa bien: ¿es más importante la cirugía de un paciente o tus asuntos personales?
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<«<Un paciente o mis asuntos…>>>
Luciana respiró profundo y bajó la cabeza.
-Está bien.
En ese punto, no podía seguir resistiéndose. Saturno la tomó del brazo y la guió hacia el quirófano.
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Mientras se cambiaba, Luciana intentó buscar una salida.
Su mente estaba llena de pensamientos confusos. ¿Cómo avisarle a Nathan que no podría ir al registro civil?
Llevó la mano a su bolsillo, buscando el teléfono… pero no estaba.
<<<¡El celular!»
Se había quedado en el casillero de la oficina.
¿Qué hago ahora?
Antes de que pudiera pensar en una solución, Saturno volvió a aparecer, apurándola.
-¡Luciana! ¿Qué haces todavía aquí? ¡El paciente ya está anestesiado! ¡Vamos, hay que lavarse y preparar el campo estéril!
-¡Sí, ya voy!
Sin más remedio, se ajustó la bata rápidamente y salió corriendo hacia la sala de operaciones.
***
A mediodía, Alejandro se reunió con un empresario extranjero. Durante la conversación, aceptó un par de copas. Más tarde, se recostó un momento en la sala de descanso. Cuando salió, ya eran casi las dos de la tarde.
Sergio lo esperaba afuera, con una carpeta en mano.
-Alex, esta tarde tienes la cita en el registro civil.
-¿A qué hora?
-A las dos y media.
Alejandro masajeó sus sienes, aún algo somnoliento.
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-Está bien, vámonos. (1
–
El tráfico estaba ligero, y llegaron con cinco minutos de anticipación. 1
Sin embargo, al entrar al salón principal del registro civil, Sergio no pudo evitar mirar de reojo a Alejandro.
La cita de las dos y media ya tenía más de una hora de retraso, y Luciana no aparecía por ningún lado.
Sergio, inquieto, se acercó a la ventana. Por enésima vez, marcó el número de Luciana en su
teléfono.
Nada.
La llamada no entraba.
Desde su asiento, Alejandro lo observó con una mirada penetrante. Sergio negó con la cabeza.
-Todavía no responde.
Alejandro apartó la vista sin decir nada.
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