Capítulo 25
Luciana, con las manos en los bolsillos, miró fijamente a Mónica, sin decir una palabra.
Sabía
que,
tarde o temprano, se encontraría con la novia de Alejandro, pero no esperaba que fuera tan pronto.
Mónica la miraba intensamente, mientras su mente se agitaba con mil pensamientos.
Anoche, ella también vio la noticia en las redes sociales y quiso ir al hospital de inmediato.
Sin embargo, cuando contactó a Sergio, él le dijo que no era el momento adecuado y que debía
esperar.
Pasó toda la noche sin recibir noticias y, al no poder soportarlo más, decidió ir al hospital por
su cuenta.
Pero lo que nunca imaginó fue que, antes de ver a Alejandro, se encontraría con Luciana.
La culpa la invadió y el miedo la paralizó.
Tratando de mantenerse tranquila, echó un vistazo al nombre del paciente en la puerta del cuarto. Sí, era la habitación de Alejandro.
Pero, ¿por qué salía Luciana de allí?
La voz de Mónica temblaba un poco.
-¿Qué haces aquí?
Los ojos de Luciana se entrecerraron, y su tono, adormilado por la falta de sueño, sonó despreocupado.
-Soy doctora, ¿hay algún problema con que esté en el hospital? ¿Y tú? ¿Estás enferma?
-Luciana, ¿podrías hablar en serio?
Mónica frunció el ceño, sin poder ocultar la aversión en su mirada.
Desde pequeña, había detestado a Luciana, esa arrogancia que irradiaba en cada gesto.
Nunca entendió por qué Luciana seguía tan orgullosa después de que le arrebató su casa, su padre, todo.
Pero en ese momento, Mónica se sentía nerviosa, con un temor latente.
-Vine a ver a mi novio.
-Ah, claro.
1/5
Capitulo 25
Luciana asintió, como si acabara de entender, y señaló detrás de ella.
–Alejandro Guzmán, ¿es tu novio?
Diciendo esto, se hizo a un lado.
+25 BONUS
-Entonces, adelante.
Luciana siguió su camino.
Mónica la observó alejarse, con el corazón aún latiendo con fuerza. Lo que acababa de pasar la había dejado desconcertada.
Parecía que Luciana ya había visto a Alejandro. Después de todo, una doctora y un paciente herido, era una situación lógica.
Pero, ¿de qué habrían hablado? ¿Alejandro ya sabía la verdad sobre lo que realmente pasó aquella noche en el hotel?
Si era así, todo estaría perdido.
Alejandro había prometido casarse con ella por lo que creyó que ocurrió aquella noche.
Con manos temblorosas, Mónica empujó la puerta de la habitación.
Dentro de la habitación, Alejandro ya estaba despierto, y una enfermera le estaba ayudando a beber agua.
-Alex.
Mónica, con los ojos enrojecidos, corrió hacia él, y las lágrimas comenzaron a brotar.
-¿Cómo estás? Estuve tan preocupada que no pude dormir en toda la noche. Vine tan pronto como pude.
Alejandro se sorprendió al principio, pero luego la tomó de la mano y le sonrió.
-Estoy bien, ya ves que no es nada grave.
Ella no dejaba de llorar, y Alejandro, con un gesto cada vez más suave, sostuvo su mano con más firmeza.
-No llores, de verdad estoy bien.
-Sí.
Finalmente, Mónica se calmó, y con ello también su corazón se tranquilizó.
Sus lágrimas, aunque genuinas, también eran una prueba.
2/5
+25 BONUS
Capitulo 25
Por la reacción de Alejandro, parecía que no sabía la verdad sobre lo que realmente sucedió en
el Hotel Real. 2
¿Qué significaba eso?
¿Luciana no le había dicho nada? (1)
A menos que Luciana tampoco supiera que el hombre con el que pasó la noche era Alejandro.
Sí, ¡debía ser eso!
¿Cómo es posible que hayan pasado una noche juntos y ninguno de los dos sepa quién es el otro?
Este descubrimiento llenó de júbilo a Mónica.
Era como si el destino estuviera de su lado.
-Alex, toma un poco más de agua.
Mónica tomó el vaso de la mano de la enfermera y continuó ayudándolo a beber.
-¿Cómo pudo pasar esto? ¿Sabes quién lo hizo?
-No estoy seguro. -Alejandro negó con la cabeza, con una mirada llena de furia contenida.
El hombre que lo atacó ya estaba en la comisaría, y solo era cuestión de tiempo para sacarle la verdad.
Alejandro también quería saber quién era la persona que, últimamente, había estado acosándolo, tratando de hacerle daño de todas las formas posibles.
¿El objetivo final era acabar con su vida?
-No te preocupes por eso. -Alejandro no quiso entrar en detalles.
Mónica asintió con calma.
-Te haré caso. Ah, hay algo que mi madre me pidió que te preguntara.
-¿Qué cosa? -Alejandro hizo un gesto para que dejara de darle agua.
Mónica dejó el vaso a un lado y se humedeció los labios antes de hablar:
-Mi mamá quiere saber si es posible que pueda conocer a tu esposa.
De repente, el aire en la habitación se volvió denso.
El rostro de Alejandro permaneció sereno, pero sus palabras fueron tajantes:
3/5
+25 BONUS
Capítulo 25
-¿Para qué quiere verla?
Mónica notó de inmediato su desagrado, y su rostro enrojeció y palideció al mismo tiempo.
-No te malinterpretes. Mi mamá solo piensa que… entre mujeres es más fácil hablar de ciertas
cosas…
-No hace falta.
Alejandro la interrumpió con firmeza.
-No es necesario, yo me encargaré de todo.
Aunque su matrimonio con Luciana era solo un acuerdo, tenía que considerar los sentimientos de su abuelo.
Además, no le gustaba que nadie interfiriera en sus decisiones, ni siquiera Mónica.
-Entiendo, haré lo que me digas. -Mónica, notando el cambio en su expresión, sonrió-. Yo también creo que no es necesario. Confío en ti, es solo que mi mamá se preocupa demasiado por mí.
Era mejor cambiar de tema rápidamente, ya encontraría otra oportunidad para hablar sobre su
esposa.
-Alex, ¿puedo ver tu herida?
La expresión de Alejandro se suavizó un poco, y con un tono más amable respondió:
-Ya está vendada, no hay mucho que ver.
-Solo quiero verla a través de la venda, ¿está bien?
Mónica frunció el ceño, el rostro lleno de preocupación.
-No puedo quedarme tranquila si no la veo.
-Está bien. –Alejandro, sin poder negarse, aceptó.
-Déjame hacerlo.
Mónica desabrochó los botones de la bata de hospital de Alejandro. Al ver su pecho firme y bien definido, su rostro se sonrojó de inmediato, y su corazón comenzó a latir más rápido.
Trató de controlar su respiración y miró hacia abajo.
La blanca venda estaba envuelta alrededor de su abdomen, con un leve tinte de sangre filtrándose.
4/5
+25 BONUS
Capítulo 25
-Alex–murmuró Mónica, tocando suavemente la venda con la punta de los dedos-. Debe
doler mucho.
-No duele. —Alejandro lo decía en serio-. Solo se ve peor de lo que realmente es.
-No te creo… -Mónica sacudió la cabeza-. Solo dices eso para que no me preocupe.
Toc, toc.
La puerta de la habitación se abrió tras dos golpes simbólicos.
-¡Es hora de la ronda de cambio de turno!
-¡Ah!
Con la puerta abriéndose de repente, Mónica se levantó apresuradamente, pero al hacerlo, resbaló y estuvo a punto de caer.
-Mónica.
Alejandro, preocupado, la atrapó rápidamente, pero al hacerlo, la herida se resintió, haciendo que frunciera el ceño y soltara un leve quejido.
-Alex, ¿estás bien?
El rostro de Mónica se puso pálido mientras se apoyaba en él, evidentemente preocupada.
Desde afuera, la escena parecía un apasionado abrazo entre los dos.
-Lo siento, es mi culpa por no haberme sostenido bien, ¿te duele?
-No es nada.
Alejandro estaba a punto de negar cualquier malestar cuando, de repente, se detuvo.
Entre el grupo que estaba en la ronda de cambio de turno, Luciana estaba en primera fila, mirándolo con una expresión enigmática, observando, bueno… observándolos.
Luciana tenía una sonrisa que lo decía todo.