Capítulo 253
A diferencia de la furia que bullía en Alejandro, Luciana sonrió con sutileza, clavando sus ojos en Ricardo.
Su mirada parecía preguntar: «¿La hija de un viejo amigo? ¿Esto es lo que llamas “una reunión familiar“?>>
Ricardo, incómodo, desvió la vista rápidamente y cambió de tema.
-Luciana, señor Guzmán, ustedes…
Ignoró deliberadamente la expresión inquisitiva de Luciana, dejando claro que no tenía intención de reconocerla.
Luciana, sin perder la compostura, no lo confrontó. En su lugar, giró hacia Alejandro con una sonrisa tranquila.
-No hace falta presentaciones. Mi exesposo. Todos aquí lo conocen, ¿verdad?
Su franqueza tomó a todos por sorpresa, incluso a Clara, quien, a pesar de su habitual habilidad para disimular, quedó momentáneamente sin palabras.
Sin detenerse, Luciana continuó:
-Y, si no me equivoco, ahora tengo que llamar a Mónica “hermana mayor“. Entonces, señor Guzmán, ¿eso lo convierte en mi cuñado?
Su mirada se dirigió hacia Mónica, acompañada de una sonrisa aparentemente dulce, pero cargada de ironía.
-Hermana, de cuñado a esposo. Felicidades.
El ambiente se tensó de inmediato.
Un silencio incómodo se apoderó de la mesa. Durante unos segundos, todos entendieron el mensaje no dicho en sus palabras.
Finalmente, Clara fue la primera en romper el hielo, aunque su sonrisa no llegó a sus ojos.
-Ay, esta niña…
Ricardo, visiblemente incómodo, intentó intervenir.
-Luciana…
-¿Qué pasa? -preguntó ella con una inocencia fingida, parpadeando como si no entendiera
¿Dije algo incorrecto? ¿Me equivoqué al felicitar?
1/3
Capítulo 253
+25 BONU
Alejandro frunció el ceño, una sombra cruzó por sus ojos, pero permaneció en silencio, observando la escena sin intervenir.
Afortunadamente, en ese momento el mesero llegó, sacando a todos del apuro.
-Señor Guzmán, ya están todos presentes. ¿Podemos servir la cena?
Alejandro asintió con un leve gesto.
-Adelante, pueden comenzar.
-Entendido, señor Guzmán. Lo prepararé enseguida.
-Bien.
Alejandro tomó asiento, jalando su silla con un movimiento elegante. Mónica, aferrada a su brazo, lo acompañó con una gracia impecable. Eran, sin duda, una pareja perfectamente
sincronizada.
Luciana apartó la vista, ocultando el brillo de sarcasmo en su sonrisa.
-Luciana. Ricardo aprovechó el momento para acercarse y tomarla del brazo. Bajó la voz, casi como si temiera ser escuchado. No te enojes. El señor Guzmán cree que tu hermana es hija única. No es que no quiera reconocerte, pero más adelante, cuando sea posible, se lo diré.
¿Papá?
Luciana parpadeó, desconcertada. ¿Ahora sí era su «papá»?
¿No puede reconocerme? ¿Qué soy, una hija ilegítima que debe mantenerse oculta?
-De acuerdo. -Luciana respondió con una sonrisa impecable, aunque sin revelar la frialdad que sentía.
Por suerte, hacía tiempo que había dejado de esperar algo de él. Había aprendido a ser inmune a cualquier decepción.
-Van a servir la cena. Voy al baño un momento.
Sin esperar respuesta, se giró y salió por la puerta.
***
Cuando Luciana salió del baño, se lavó las manos y alzó la vista. En el espejo, vio a Alejandro.
No sabía cuánto tiempo llevaba ahí, pero estaba apoyado contra la pared con una expresión oscura, mirándola de manera escrutadora.
2/3
Capítulo 253
+25 BONUS
No dijo nada, y Luciana tampoco tenía intención de dirigirle la palabra.
Secó sus manos con calma, sin apartar la mirada de su tarea, y empezó a caminar hacia la puerta.
-Luciana.
Era predecible. Alejandro la tomó del brazo, deteniéndola.
Luciana giró ligeramente, esbozando una sonrisa serena.
-Ya van a servir la cena, cuñado. ¿Pasa algo?
La palabra <<cuñado» lo golpeó como un latigazo, y su respiración se volvió más pesada de inmediato.
-No entres al salón. Le pediré a alguien que te lleve a casa.
-¿Por qué? -Luciana frunció el ceño y apartó su brazo de un tirón.
Con una risa que rozaba lo sarcástico, respondió:
-Vine a cenar. No tengo intención de irme con el estómago vacío.
Alejandro quedó desconcertado y, por un momento, aún más inquieto.
¿De verdad necesitas esa comida? -dijo, con una mezcla de irritación y ansiedad—. ¿Qué clase de relación tienes con Ricardo? ¿Cómo puedes sentarte a comer frente a su esposa sin que se te atragante?
¿Qué relación tenía con Ricardo?
Ah, claro, Alejandro creía que entre ellos existía algo «inapropiado». Y como nunca se había molestado en aclararlo, él había aceptado esa versión como verdad.
Lo estaba viendo tan alterado… ¿Era por Mónica?
Así
que esto es lo que significa amar a alguien. Alejandro amaba a Mónica, y por extensión, no podía soportar que su madre pasara por incomodidades.
Entonces, ¿había salido corriendo tras ella solo para echarla del lugar?
Luciana sintió una punzada en el corazón, pero su rostro no mostró nada más que una sonrisa fría.
-Lo siento, pero tú no me invitaste, así que tampoco tienes derecho a echarme. Hoy, esa cena, la voy a disfrutar. 2
3/3