Capítulo 254
Con el rostro helado y la piel blanca resplandeciendo bajo la luz, Luciana pasó de largo sin mirar atrás.
-¡Luciana!
Incapaz de detenerla, Alejandro presionó sus dedos contra sus sienes y, frustrado, la siguió rápidamente.
***
De regreso al comedor, todo estaba perfectamente dispuesto.
Ricardo, siempre atento, se apresuró a tomar asiento junto a Luciana, apartándole la silla con un gesto cortés.
-Adelante, Luciana. Siéntate aquí.
-Gracias. Luciana tomó asiento, como si todo estuviera en perfecta armonía.
Frente a ella, dos ojos oscuros ardían con una intensidad palpable.
Por supuesto, Alejandro había elegido el asiento directamente enfrente. Con el rostro serio y una mirada penetrante, la observaba sin apartar la vista.
Luciana, fingiendo no notar nada, bajó la cabeza para tomar un sorbo de agua.
El mesero se acercó con una bandeja, dejando sobre la mesa pequeñas toallas calientes para las
manos.
-Luciana. —Ricardo tomó una de las toallas, extendiéndola cuidadosamente hacia ella—. Ten cuidado, está bastante caliente.
-Gracias.
Luciana tomó la toalla y limpió sus manos con calma.
Uno a uno, los platos comenzaron a llegar. Ricardo parecía haber perdido toda noción de su habitual comportamiento. Esa noche, estaba inusualmente atento a cada detalle que involucrara a Luciana, tratándola con una paciencia y dedicación que no pasó desapercibida para nadie.
-Luciana, ¿qué quieres comer?
Luciana frunció el ceño ligeramente. Para ser sincera, ningún plato de la mesa le despertaba interés.
1/4
Capitulo 254
+25 BONUS
Con calma, señaló una bandeja con pescado al vapor.
-Ese está bien.
-De acuerdo.
Ricardo tomó un trozo de pescado con sus palillos y lo colocó en su propio plato. Con paciencia, comenzó a quitarle las espinas mientras hablaba:
-Tú eres igual que tu madre. Siempre les ha gustado el pescado y el cangrejo, pero son muy flojas. Odian tener que quitar las espinas o pelar las cáscaras.
Sonrió con un aire indulgente y añadió:
-Cuando les toca hacerlo ustedes, prefieren no comer, pero si alguien lo prepara, se lo terminan más rápido que nadie.
Después de limpiar el pescado, colocó el trozo en el plato de Luciana.
Anda, come. Te preparo otro mientras tanto.
Luciana arqueó una ceja, inclinando ligeramente la cabeza.
-¿Hay vinagre?
-¿Vinagre?
Ricardo, al oírlo, levantó la mano de inmediato para llamar al mesero.
-¿Podrían traernos un poco de vinagre, por favor?
-Claro que sí.
En un momento, el mesero regresó con una jarrita. Ricardo la tomó y, con cuidado, vertió un poco en el plato de Luciana.
-¿Así está bien?
-Sí, suficiente.
Luciana asintió con una leve sonrisa.
El pescado tenía un sabor fuerte, y nunca le habían gustado las salsas que lo disfrazaran. Ahora, el toque de vinagre lo hacía perfecto para su paladar.
Al verla comer con apetito, Ricardo sonrió ampliamente, arrugando las líneas de expresión en sus ojos.
-Si te gusta, come todo lo que quieras. Le pediré al mesero que traiga otro pescado.
2/4
Capítulo 254
+25 BONUS
Frente a ellos, Alejandro mantenía su mirada fija en la escena. Sus ojos, cada vez más fríos, reflejaban un torbellino de emociones.
<<¡Ese viejo bastardo!»>
¿Así había engañado a Luciana en el pasado? Alejandro apenas podía contener la rabia que bullía en su interior.
Luciana, tan joven, con sus padres muertos y enfrentando problemas económicos… Y entonces apareció Ricardo, dándole apoyo y dinero. ¿Cómo no iba a caer?
Con una expresión gélida, Alejandro apretó su copa, alzó el brazo y miró directo a Ricardo.
-Tío, hoy es su día especial. Brindemos por usted. Yo lo termino, usted lo toma como prefiera.
Con un gesto decidido, inclinó la cabeza hacia atrás y vació la copa de un trago.
-Vaya, señor Guzmán, qué resistencia tiene para el alcohol.
Ricardo, sorprendido, se apresuró a levantar su copa.
Aunque no era bueno bebiendo, ¿cómo podría quedarse atrás después del gesto de Alejandro?
Con un esfuerzo evidente, también se terminó su bebida de un solo trago.
-Tío, parece que está de buen humor.
Alejandro curvó los labios en una sonrisa que no llegó a sus ojos.
-Entonces será un placer acompañarlo a beber esta noche.
Dicho esto, se puso de pie, tomó la jarra de vino y llenó de nuevo la copa de Ricardo.
—Por favor, adelante.
-Eh… —Ricardo titubeó, mostrando una evidente incomodidad.
Clara, al notar la situación, intercambió una mirada con Mónica, indicándole que interviniera.
-Alex… -Mónica tiró suavemente de la manga de Alejandro, pero su tono era reservado, incapaz de ser demasiado directa.
-Es una celebración familiar. No hay necesidad de exagerar.
-No pasa nada.
Alejandro arqueó una ceja con despreocupación.
-Es el cumpleaños de tu padre. Si se pasa de copas, no importa.
3/4
Capítulo 254
+25 BONUS
Con esas palabras, Mónica no tuvo más opción que fruncir el ceño en silencio. Algo estaba mal. Alejandro no solía comportarse de esa manera, como si estuviera forzando a su padre a beber. Pero, ¿por qué? No tenía sentido.
Today’s Bonus Offer
GET IT NOW
X
4/4