Capítulo 276
Pero… ¿cómo llevarlo al hospital?
No estaban en Muonio. Ingresar a un hospital en un país extranjero no era tan sencillo, especialmente como turistas con visas temporales.
Luciana sabía que sería complicado, incluso para Ricardo, gestionar algo así en su estado. Pensó y pensó, buscando alternativas, hasta que finalmente una idea cruzó por su mente. Con el teléfono en la mano y mordiéndose el labio, dudó por unos segundos.
Finalmente, respiró hondo y marcó un número.
-¿Luciana? -Respondió Alejandro al primer timbrazo, como si hubiera estado esperando esa llamada.
-Soy yo -dijo ella, y fue directo al punto, sin tiempo para rodeos-. Ricardo está enfermo. Tiene vómitos, diarrea y fiebre alta. Necesita ser hospitalizado, pero yo no puedo resolverlo sola.
La implicación era clara: necesitaba la ayuda de Alejandro.
Hubo un momento de silencio al otro lado de la línea.
Alejandro entrecerró los ojos, su mente trabajando a toda velocidad. Había pasado la noche entera junto a su teléfono, debatiéndose sobre si llamarla para disculparse por su comportamiento.
Y ahora era Luciana quien lo había llamado, pero no para hablar de ellos, sino para pedirle ayuda… por ese maldito viejo.
Antes de esta llamada, Luciana lo había bloqueado en todos lados.
¿Ese hombre era tan importante para ella?
Alejandro apretó la mandíbula, una sonrisa amarga curvándose en sus labios.
Ja.
Al no obtener respuesta, Luciana frunció el ceño y apretó los labios con molestia.
-¿Me estás escuchando? ¿Vas a ayudar o no?
Alejandro suspiró internamente. ¿Cómo no iba a ayudarla? Había dejado pasar demasiadas oportunidades de hacer algo por ella.
1/3
+25 BONUS
Capítulo 276
Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, Luciana soltó una risa fría, cargada de sarcasmo.
-No lo olvides: él es el padre de Mónica, tu futura suegra. ¿Estás seguro de que no vas a hacer nada por él?
-¡¿Qué?! -Alejandro se quedó helado por un segundo, apretando los dientes con furia. ¿ Estaba Luciana… amenazándolo?
-Voy a ayudar, ¿quién dijo que no iba a hacerlo? -gruñó.
¿Era para tanto? Apenas se había tomado unos segundos para pensar, ¡y ya lo estaba presionando! ¿Todo por ese maldito viejo?
-Espera ahí. Voy para allá de inmediato.
-De acuerdo.
Luciana colgó, sintiéndose un poco más tranquila. Sabía que, con Alejandro, todo estaría bajo control.
Sin embargo, en su pecho, un peso opresivo dificultaba su respiración. Era evidente que Alejandro realmente amaba a Mónica. Cada vez que se mencionaba a Ricardo, lo llamaba “ese viejo“, pero al hablar de Mónica, su actitud cambiaba por completo.
Antes de que Alejandro llegara, apareció el equipo médico de emergencia.
El timbre sonó, y Luciana abrió la puerta para dejarlos pasar.
Los paramédicos ayudaron a Ricardo a salir del hotel y lo subieron a la ambulancia. Luciana los acompañó hasta el hospital, donde Ricardo fue ingresado en la sala de urgencias.
Poco tiempo después, ya lo habían estabilizado y acomodado en una habitación. Tras un día agotador, Ricardo dormía profundamente cuando Alejandro llegó al hospital.
Luciana y él se encontraron en el pasillo, frente a la habitación. Hablaron de pie, cara a cara.
-Gracias -dijo Luciana con sinceridad-. Aunque lo hayas hecho por Mónica, me ayudaste.
Alejandro quiso protestar, pero se dio cuenta de que lo que Luciana decía no era del todo incorrecto.
¿Cómo podía negarlo? Ricardo, aunque lo odiara, seguía siendo el padre de Mónica. Por mucho desprecio que sintiera por él, era por Mónica que no podía simplemente ignorar la situación.
-¿Ya no necesitas nada más? -preguntó Luciana, señalando hacia la habitación-. Voy a entrar. Él necesita a alguien que lo cuide.
Cuando estaba por girarse, sintió cómo Alejandro le sujetaba la muñeca. Ni siquiera le
2/3
47
+25 BONUS
Capitulo 276
sorprendió. Simplemente lo miró con calma, alzando la vista hacia él.
—Luciana… —murmuró Alejandro, sus labios temblorosos mientras luchaba por articular lo que quería decir-. Todo lo que hice esta noche… fue, principalmente, por ti.
Quería que ella supiera que, si se lo pidiera, sería capaz de darle las estrellas del cielo.
—¿“Principalmente“? —Luciana captó la palabra al instante y soltó una risa amarga—. Entonces, ¿y lo secundario? ¿Es por Mónica, verdad?
—…Sí… —admitió Alejandro, con la voz débil, sin encontrar una forma de negarlo.
Luciana sintió un pinchazo en el corazón. Pero su rostro permaneció sereno, con una sonrisa
irónica.
-Entonces, no quiero tu “principalmente“. Dáselo todo a Mónica. ¿Quedó claro?
Today’s Bonus Offer