Capítulo 277
En este mundo, nadie es bueno con alguien sin una razón.
Luciana no era ingenua, y mucho menos le interesaba fingir que lo era.
Sabía desde hacía tiempo que Alejandro sentía algo por ella.
Pero también sabía que él sentía más por Mónica.
No entendía cómo podía ser tan ambivalente y, en realidad, tampoco le interesaba comprenderlo. Desde el momento en que él le pidió el divorcio, ella había decidido renunciar.
Entonces, ¿por qué seguía Alejandro empeñado en buscarla?
Luciana lo miró y esbozó una sonrisa tranquila, aunque cargada de un mensaje claro.
Le habló sin rodeos:
-Las personas no son cosas, Alejandro. Las cosas que te gustan, puedes tenerlas todas. Pero las personas… no. En esta vida, o al menos en algún momento de ella, solo puedes tener a una.
No todas las relaciones estaban destinadas a durar para siempre.
Pero andar con dos al mismo tiempo, ser ambivalente y querer abrazar todo al mismo tiempo, era una mentalidad obsoleta, propia de otro siglo.
-Sé que has sido bueno conmigo. Pero ser bueno conmigo y ser bueno con Mónica… no puede
coexistir.
Hablaba con calma, con una racionalidad que Alejandro no podía ignorar.
Ella lo sabía todo, entendía todo.
Y de pronto, Alejandro sintió un dolor agudo en el pecho, un vacío que lo dejaba paralizado. ¿ Qué sentía Luciana por él?
Quiso saber, así que se lo preguntó:
—Luciana, ¿tú me quieres?
No importaba cuánto, ni si era menos de lo que él la quería a ella. Solo necesitaba un poco.
Una chispa bastaba.
Luciana frunció el ceño ante la pregunta, su corazón reaccionando con un leve pinchazo.
La verdad era que, objetivamente, Alejandro tenía muchas cualidades. Ella lo sabía. Incluso había algo en él que la atraía.
1/3
Capítulo 277
+25 BONUS
Pero… también sabía que eso no importaba ya.
Luciana negó con la cabeza y respondió:
-Tú ya tomaste tu decisión, ¿no? ¿Olvidas que estamos en trámites de divorcio?
¿De qué servía que le preguntara algo así ahora?
-Puedo cuidar de mí misma. Desde que mi mamá murió, lo he hecho sola. No necesitas preocuparte por mí. De todas formas… gracias.
Sin añadir más, apartó la mirada.
Se giró y entró de nuevo a la habitación de Ricardo.
Alejandro se quedó parado en el pasillo, inmóvil, con una ligera y amarga sonrisa en sus labios.
Luciana había evitado responder su pregunta.
¿Eso significaba que no lo quería? Ni siquiera un poco.
Ja.
***
Luciana pasó toda la noche cuidando a Ricardo.
Su condición era realmente delicada: la fiebre persistía, aunque los síntomas de deshidratación habían mejorado.
Ni hablar de darle de alta. Apenas podía mantenerse en pie, y solo con ayuda.
Sin embargo, ese día era el que habían acordado para visitar el Instituto.
Con el estado de Ricardo, sería imposible que mejorara en uno o dos días. Pero Luciana no podía extender su permiso por más tiempo.
Era estudiante y, además, la más joven en su área del hospital. No podía darse el lujo de tomarse más días de los necesarios.
Así que decidió hablar con Ricardo para proponerle algo.
-Creo que lo mejor será que vaya yo sola a ver cómo están las cosas.
-Eso… -Ricardo dudó-. No sé… Eres una chica joven, sola… No me parece.
-¿Y qué tiene de malo? -replicó Luciana, tranquila, con una expresión fría-. ¿No he estado sola desde siempre?
2/3
Capítulo 277
+25 BONU:
Esa verdad aplastante dejó a Ricardo sin palabras.
Se quedó frunciendo el ceño, murmurando:
-Bueno… Está bien. Pero, por favor, mantente en contacto conmigo en todo momento.
-Claro que sí. —Luciana asintió. No era algo que él necesitara recordarle, después de todo, él era quien iba a pagar.
Al salir del hospital, Luciana regresó al hotel. Se dio una ducha rápida para despejarse, tomó su mochila y salió.
En la entrada del hotel, Alejandro la estaba esperando.
Estaba apoyado contra su coche, con un cigarro entre los dedos, soltando el humo en
bocanadas lentas.
Al ver a Luciana, apagó rápidamente el cigarro y se acercó con pasos firmes.
-Súbete al coche.
Luciana lo miró con sorpresa y funció el ceño.
-¿No fui lo suficientemente clara contigo la última vez?
¿Qué estaba haciendo ahí otra vez?
-Fuiste muy clara -respondió Alejandro, negando con la cabeza-. Pero ya tengo los boletos de avión. Me voy mañana.
Y luego señaló su coche.
-Sé que vas al Instituto, pero no me quedo tranquilo sabiendo que vas sola. Déjame acompañarte esta vez, al menos.
3/3