Capítulo 283
La anfitriona había preparado la cena con esmero.
Había pastel, verduras asadas, filetes a la plancha, fruta fresca y postres.
Cualquiera que hubiera vivido en el extranjero sabía que este tipo de banquetes se reservaban
para celebraciones importantes o para recibir a invitados especiales. Alejandro estaba
sinceramente agradecido por ese gesto.
Sin embargo, frente a tanta comida deliciosa, Luciana no tenía ni el más mínimo apetito.
Alejandro lo notó de inmediato.
-Si no quieres comer, no te esfuerces…
-No pasa nada -lo interrumpió Luciana, con una leve sonrisa.
-No quiero despreciar el esfuerzo de la señora. Además, da igual lo que coma, no tengo ganas
de nada…
Tomó una cuchara y agregó:
-Voy a probar un poco de sopa.
Alejandro la miró con atención, lleno de esperanza. Aunque fuera una cucharada más, eso sería suficiente para él.
-Está bien, pruébala.
Luciana, casi como si estuviera tomando una medicina, se animó a beber un par de cucharadas de la sopa caliente.
-¿Y? ¿Qué tal? —preguntó él, ansioso por su reacción.
-No está mal…
-Eso es un buen comienzo -respondió Alejandro, aliviado, y finalmente comenzó a comer su propia cena.
Sin embargo, no había pasado mucho tiempo cuando un sonido abrupto rompió la
tranquilidad de la escena.
-¡Ugh! Luciana dejó la cuchara en la mesa, llevó la mano a su boca y corrió hacia el baño.
-¡Luciana!
Alejandro reaccionó de inmediato, siguiendo sus pasos.
1/4
Capítulo 283
+25 BONUS
Cuando llegó, la encontró inclinada sobre el inodoro, vomitando todo lo que había intentado
comer.
Se apresuró a preparar un vaso con agua y enjuague bucal, que le acercó mientras la sostenía con firmeza por el brazo,
-¿Te das cuenta ahora? Te dije que no te forzaras, ¿por qué tienes que hacerlo? -dijo, con un tono que mezclaba reproche y preocupación.
Luciana, con los ojos llorosos, murmuró:
-Es que… no quería quedar mal.
-¿Quedar mal? -Alejandro suspiró, sin poder evitar un tono de reproche en su voz.
—¿Qué tontería es esa? Estoy aquí yo. Todo lo que no puedas comer, lo como yo, ¿qué hay de malo en eso?
Con cuidado, la ayudó a levantarse y añadió con un tono más suave:
-No quiero verte obligándote de nuevo, ¿de acuerdo?
-Está bien… -respondió Luciana, con una voz débil, evitando mirarlo directamente.
Al final, Alejandro terminó comiendo por los dos. Literalmente.
Luciana lo miraba con una mezcla de asombro y ternura, sin apartar la mirada mientras él comía sin quejarse.
—¿Por qué me miras así? —preguntó él, con una ceja levantada y una sonrisa juguetona. i
-¿Será que te diste cuenta de lo guapo que soy y te estás arrepintiendo?
—¡Tsk! —Luciana bufó, rodando los ojos.
-Siempre tienes tiempo para bromear…
Alejandro soltó una risa ligera.
-Entonces, ¿qué es? ¿Qué te sorprende tanto?
Ella lo observó un momento antes de responder:
-Es que… no pensé que tuvieras este lado.
-¿Qué lado?
-Uno tan… normal. —Luciana sonrió, recordando aquel día en la casa Guzmán, cuando Alejandro había pedido a Amy que le preparara una sopa de fideos para reconfortarla.
2/4
Capítulo 283
+25 BONUS
-No coincide mucho con la imagen de “hombre perfecto y sofisticado” que proyectas.
Alejandro arqueó una ceja, haciéndose el ofendido.
-¿Y cómo crees que son los hombres sofisticados? ¿Gente que no sabe vivir, ni agradecer, ni ser educada? Pues no. En la familia Guzmán no hay hombres así.
Tomó su tazón y se llevó otro sorbo de la sopa.
Luciana lo contempló en silencio, mientras su mente se llenaba de pensamientos entrelazados.
<<Sí, él es todo lo que una podría desear: apuesto, educado, amable, generoso… Un hombre perfecto en todos los sentidos.>>>
<<Pero… este hombre tan maravilloso… nunca podrá ser mío.>>
Alejandro dejó el tazón de sopa sobre la mesa y se limpió la boca con calma.
-Estoy lleno. Ahora es tu turno, ¿se te antoja algo? Yo te lo preparo.
-No… Luciana frunció el ceño y negó con la cabeza.
–
-¿«No» qué cosa? -preguntó Alejandro con seriedad, simulando preocupación-. ¿Y dónde se supone que consigo eso?
Luciana quedó pasmada.
-Vamos, no tengas miedo de que no pueda hacerlo añadió Alejandro, cambiando a un tono más ligero al ver su expresión, una mezcla de indecisión y vergüenza. Ya comenzaba a leerla como un libro abierto.
-Habla. Si pude hacer sopa de fideos con masa, ¿por qué dudar de mí?
Bajo su mirada insistente, Luciana alzó la cabeza y parpadeó.
Con voz muy baja, apenas audible, murmuró:
-Arroz con leche…
Aunque casi susurró, Alejandro escuchó perfectamente.
Entonces comprendió por qué había dudado tanto en decirlo. En un país extranjero, pedir algo tan sencillo pero específico podía ser complicado, casi pedir demasiado.
Luciana bajó la mirada, algo apenada.
-Tú insististe en que te lo dijera. Yo solo estaba diciendo cualquier cosa…
-Espera aquí.
3/4
Capítulo 283
+25 BONUS
Alejandro se levantó inmediatamente.
-¿Qué vas a hacer? -preguntó Luciana, levantando la mirada para verlo con inquietud. 1
-Buscar una solución–respondió él, ya caminando hacia la puerta.
4/4