Capítulo 298
-Escucha…
—¡Mónica! —Ricardo, adivinando lo que su hija planeaba decir, intentó frenarla con urgencia.
Mónica miró a su padre con impotencia:
-Papá, a estas alturas no queda otra salida. Tú lo viste, por más que intentaste ser amable con ella, ¿de qué sirvió, si no tiene pizca de conciencia?
No tenía prisa; esperó pacientemente a que Ricardo tomara una decisión.
Él lo pensó largo rato. Finalmente, las ansias de seguir vivo pesaron más.
Ricardo cerró los ojos y asintió.
Mónica sonrió con frialdad, mirando a Luciana:
-Si aceptas, la casa que mi padre te mostró antes será tuya. Además, nos haremos cargo de todos los gastos de Pedro. Pero si te niegas…
No terminó la frase, tampoco hacía falta.
Luciana lo entendió. Si no aceptaba, se quedaría sin nada. Y Pedro volvería a su antigua situación, sin el apoyo que necesitaba, condenado a una vida sin atención, como cualquier paciente con autismo sin recursos.
De pronto, el ambiente se congeló. Nadie dijo nada durante unos instantes.
-Luciana… Ricardo miró a su hija con una expresión compleja, llena de dudas y contradicciones.
Alzó una mano, con la intención de tocarla.
Ella soltó una risa breve, cargada de ironía. Sin pronunciar palabra, esquivó el brazo tendía hacia ella y se marchó con paso firme.
que
él
—¿Qué… qué significa esto? —Clara se impacientó-. ¿Se fue así nada más? ¿Quiere decir que sigue negándose?
Mónica negó con la cabeza, con una sonrisa llena de insinuaciones.
-Va a aceptar.
-¿Cómo lo sabes?
Mónica sonrió con calma.
Capítulo 298
+25 BONUS
-Luciana puede sacrificarse a sí misma, pero jamás abandonaría a Pedro. No va a dejar perder la oportunidad de que él entre al Instituto Wells.
En cierto modo, hasta la suerte estaba de su lado. Si no fuera así, la que tendría que donar el hígado sería ella misma.
-Papá, no te preocupes. Volverá a buscarnos.
Después de todo, sin la familia Herrera, ¿de dónde sacaría tanto dinero?
***
-¡Ah!
Apenas salió del hospital UCM, Luciana no pudo contenerse más. Con los ojos enrojecidos, gritó con rabia.
-¡Maldito! ¡Maldito viejo!
Alejandro no se había equivocado. Aunque no fuera en el mismo sentido, Ricardo era, efectivamente, un desgraciado.
Había entregado cariño y fortuna a su amante y a la hija de ésta, dejando a Luciana y a Pedro sin nada. Ahora, encima, pretendía que ella se convirtiera en una simple herramienta para prolongarle la vida.
Se supone que el amor paternal debería ser correspondido con devoción, pero ¿qué había hecho Ricardo para merecer algo así? Él no era digno.
Pero… ¿y Pedro? ¿Qué sería de él?
El teléfono no dejaba de vibrar en su bolsillo. Luciana, irritada, lo sacó para ver quién llamaba. Era Miguel.
Inspiró y espiró dos veces, intentando calmarse, y contestó:
-¿Abuelo?
-Luci, ¿dónde estás? No puedo dormir. ¿Te parece si nos tomamos algo de noche?
El anciano la extrañaba.
Después de su viaje a Canadá, Luciana no había ido a visitarlo.
-Está bien, abuelo -aceptó-. Voy para allá ahora mismo.
-Muy bien, niña.
Capítulo 298
+25 BONUS
Colgó y dio media vuelta, dirigiéndose al edificio VIP.
Miguel, efectivamente, había preparado algo para la cena tardía: un delicado postre de flan de almendras del restaurante más elegante.
-Luci, siéntate.
-Claro. Luciana tomó asiento frente a él.
-Prueba esto, es un postre francés. No sé si a una jovencita de tu edad le gustará.
Luciana tomó la cucharita y probó un bocado, cerrando ligeramente los ojos con satisfacción.
-Está delicioso.
-¿Te gusta? -Miguel asintió con una sonrisa-. Qué bien, me preocupaba que no fuera de tu agrado…
El anciano la observó con atención, analizando cada uno de sus gestos.
De pronto, preguntó:
-Luci, ¿te ocurrió algo?
-¿Eh…?–Luciana alzó la mirada con sorpresa, abriendo un poco la boca-. ¿Cómo…?
-Te preguntas cómo me di cuenta, ¿verdad?
Miguel dejó el postre a un lado, se limpió la boca con un pañuelo y sonrió con una sabiduría tranquila.
-Hija, aunque estoy viejo, aún conservo buena vista. Sobre todo, para ver a las personas y entender sus corazones.