Capítulo 299
Desde que Luciana había entrado, él notó que algo le pasaba.
Aunque ella se esforzara por disimularlo, seguía siendo muy joven e inexperta. Podría engañar a cualquiera, pero no a Miguel.
-Cuéntame, ¿qué sucede? —le dijo con ternura—. Independientemente de lo que pase con Alejandro, yo siempre seré tu abuelo, ¿no es así?
Al instante, Luciana no pudo contener las lágrimas que comenzaron a humedecer sus ojos.
Con la voz entrecortada, respondió:
-Sí… abuelo.
-No llores.
Miguel se inclinó y tomó una servilleta de la caja sobre la mesita auxiliar, entregándosela con
cuidado.
Dime, no estás sola. Me tienes a mí.
Luciana cubrió sus ojos con el pañuelo. ¿Hablar o no?
Quedaban menos de tres meses y Pedro no podía perder la oportunidad de entrar al Instituto Wells.
Ella sola no podía más.
-Abuelo…
Luciana arrugó la servilleta entre los dedos. Sus ojos almendrados brillaban llenos de angustia y vergüenza.
-¿Podría prestarme algo de dinero? Yo… se lo devolveré.
Al terminar de hablar, bajó la cabeza, con los hombros temblorosos, conteniendo el llanto que se escapaba a pesar de todo.
No deseaba aprovecharse del cariño que él le brindaba, pero había llegado a ese punto.
Ser pobre era, sin duda, su mayor condena.
-No llores, no llores.
Miguel estaba sorprendido, pero sobre todo, dolido al verla así.
-Cuéntame con calma, ¿qué fue lo que pasó?
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Capítulo 299
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-Abuelo… Luciana, entre sollozos, le relató lo de Pedro.
-Pedro apenas tiene catorce años. Entrar al Instituto Wells es su esperanza. Yo… yo no tengo los medios para apoyarlo, pero si no lo ayudo a ir, ¿cómo podría enfrentarme a la memoria de mi mamá…?
-Ay, niña. ¿Por qué no lo dijiste antes?
Miguel se incorporó, rodeó la mesa y se sentó junto a ella, ofreciéndole más pañuelos.
-No es tu culpa. Has hecho las cosas muy bien. Tú y tu hermano han crecido como buenos muchachos, con eso ya cumples con tu madre.
-Abuelo…
Él esbozó una enigmática sonrisa.
-Luciana, en este mundo, los problemas que se resuelven con dinero realmente no son problemas.
¿De verdad?
Luciana no estaba tan segura. Toda su vida, las dificultades habían surgido por la falta de dinero.
Miguel le dio unas suaves palmaditas en la cabeza y habló con ternura:
-Tú y Pedro son jóvenes con un gran futuro. Despreocúpate, el dinero lo pongo yo.
Luciana rompió en un llanto aún más intenso, conmovida y agradecida.
-Abuelo, gracias. Yo… cuando gane dinero se lo devolveré, se lo prometo.
Miguel la observó, asintió lentamente y dijo con calma:
-No tienes que esperar hasta después. Ahora mismo puedes pagarme.
-¿Eh? -Luciana se quedó perpleja, sin comprender.
El tono de Miguel se volvió aún más suave, pero también más firme, con cierta mezcla de cariño y autoridad:
-Prométeme que no te divorciarás de Alejandro y que regresarás a su lado.
Luciana se quedó pasmada, completamente asombrada.
-¿Abuelo?
Jamás habría imaginado que él le pediría algo así.
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Capitulo 299
Miguel la miró en silencio unos instantes y luego soltó una risa baja:
-¿Te has decepcionado de mí, verdad?
Luciana no supo qué decir, seguía atónita. Sí, era cierto, aquello sonaba a una especie de chantaje, aprovechándose de su situación. ¿Era igual que la familia Herrera? Y sin embargo, él era tan diferente a ellos…
-Ay… —Miguel suspiró—. Sé que es injusto para ti, pero debo hacerlo. Alejandro no puede terminar con esa estrella juvenil.
-Abuelo -dijo Luciana, frunciendo el ceño-, ellos están enamorados.
-¿Enamorados? -Miguel soltó un leve bufido-. Eso está por verse, pero Luciana, eres joven; con el tiempo comprenderás que para que dos personas sigan juntas, el amor por sí solo no
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De pronto, su mirada se oscureció, recordándole a Luciana la versión mayor de Alejandro, con esa firmeza imponente:
-Como te dije, soy bueno para entender a las personas. Esa chica, Mónica, dicho con cortesía, no le conviene a Alejandro. Hablando claro y sin rodeos: ¡no está a su altura!
Sus palabras fueron directas y crudas.
Luciana se quedó muda, sin saber qué contestar. Solo el silencio llenaba la habitación.
-Luci. -Miguel la miró con suavidad. Espero que acompañes a Alex, por mucho, mucho tiempo. 3
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