Capitulo 301
Capítulo 301
Miguel sonrió y miró a Felipe:
-Vaya, sigues siendo tan rudo como siempre, pese a los años.
Felipe no fingió humildad:
-Hace mucho que no hacía esto, créame que ya he suavizado mi técnica.
-Felipe, ya los trajeron.
Los encapuchados colocaron a los tres frente a Miguel.
Felipe levantó la mano:
Quiten las vendas.
-Sí.
Los hombres de negro se adelantaron y retiraron las vendas de los ojos de los Herrera.
La familia estaba cenando tranquilamente en casa cuando, de pronto, irrumpe un grupo de desconocidos, los inmoviliza y se los lleva sin decir una palabra.
Al ver la luz, sus piernas flojearon y se dejaron caer de rodillas al unísono.
-Vaya, vaya. —Felipe, con la mirada baja, sonrió-. Señor, esta familia es muy “cortés“.
—Ja. —Miguel dejó escapar una risa fría—. Una familia de parásitos que se ha aprovechado tanto de la familia Guzmán. Este gesto de arrodillarse es bien merecido.
-Desde luego.
Aquel diálogo entre el amo y su servidor parecía una charla trivial, en voz baja, tranquila.
Los Herrera, en cambio, temblaban de terror. Como tenían la boca sellada, solo Clara se atrevía a emitir débiles quejidos ahogados.
-¿Quieres hablar?
Miguel la miró de reojo y levantó la mano.
De inmediato, un hombre de negro se acercó para arrancarle la cinta adhesiva de la boca a Clara, al tiempo que la advertía:
-¡Ni se te ocurra gritar! Nuestro señor aprecia el silencio. Si lo molestas, te cortaré la lengua.
Clara abrió desmesuradamente los ojos y asintió con temor.
1/3
Capítulo 301
+25 BONU!
El hombre de negro le quitó la cinta de la boca.
-Ustedes… Clara, esforzándose por no alzar la voz y con la respiración entrecortada, trató de mostrarse valiente. ¿Quiénes son? ¿Se atreven a secuestrarnos? ¿Saben quién es mi yerno?
Miguel la observó como quien mira a un perro callejero.
-Dime, entonces, ¿quién es tu yerno?
-¡Hum! -Clara recuperó algo de arrogancia, levantando el mentón con altanería-. Escucha bien: ¡Mi yerno es Alejandro Guzmán, el CEO de Grupo Guzmán! ¿Has oído hablar de él? Si eres listo, sueltanos de inmediato. Tal vez considere abogar por ti cuando lo vea.
Alrededor se hizo un silencio repentino.
Clara creyó que era temor. Soltó una risa triunfante:
—Ja, ja, ja… ¿Ahora sí tienen miedo, verdad? Pues si tienen miedo, mejor…
—Ja… ¡Ja, ja, ja, ja, ja!
—Ja, ja, ja, ja…
Antes de que pudiera terminar, primero Felipe, luego todos los hombres de negro, estallaron en carcajadas.
—¿De qué se ríen? -Clara tragó saliva, incómoda.
Felipe tomó la tetera de la mesa cercana, sirvió el té con respeto y se lo ofreció a Miguel con ambas manos.
-Señor, el agua de manantial viene de Sierra Cielo, y el té es su favorito.
-Qué considerado. -Miguel tomó la taza, aspiró el aroma del té y lo saboreó lentamente, sin siquiera voltear a ver a los tres arrodillados en el césped.
De pronto, habló con frialdad:
-¿Y tú sabes quién soy yo?
-¿Tú…? Clara se quedó pasmada-. ¿Cómo voy a saberlo?
A esa altura, Ricardo y Mónica, que seguían con las bocas tapadas, ya intuían que el anciano no era alguien común. Desesperados, movían la cabeza tratando de hacerla callar.
-¡Estúpida!
De golpe, Miguel alzó la mano, y Felipe le retiró la taza ya
vacía.
2/3
Capítulo 301
+25 BONU
-Ese gran “señor Guzmán” del que hablas, delante de mí sólo puede arrodillarse y hacerme reverencias como un nieto.
i…!
La familia Herrera sintió como si los atravesara un rayo.
¿Este anciano era el abuelo de Alejandro?
De inmediato, todos, quienes podían hablar y quienes no, se quedaron mudos como calabazas.
Miguel, tras aquel estallido de ira, volvió a mostrarse sereno.
Echó una mirada fugaz a Mónica y habló con calma:
-Si eres lista, deja de aferrarte a Alex.
Mónica abrió enormemente los ojos, intentando hablar, emitiendo sonidos ahogados.
Clara, aún con la boca libre, musitó con cautela:
-Aunque sea su abuelo, no puede forzar a los jóvenes de esa manera. Ellos se aman de verdad…
3/3