Capítulo 311
Felipe se marchó, dejando la habitación en un silencio repentino que intensificó la incomodidad entre ellos.
Voy a darme una ducha dijo Luciana.
En un principio no lo tenía planeado, pero apenas llegó, Amy le informó que había preparado el agua para ella.
-Ajá–asintió Alejandro, sin añadir comentario alguno.
Luciana dio unos pasos hacia el baño cuando la voz de Alejandro la hizo detenerse.
-Luciana.
Ella se volvió.
-¿sí?
Él fruncía el ceño, confundido.
-¿Por qué volviste?
Luciana se sorprendió.
Se notaba que él no estaba realmente alegre; al menos no se desquitaba con ella, pero le resultaba evidente que lo tenía molesto. Respondiendo con sinceridad, admitió:
-Lo hice por el abuelo… y también por ti.
¿De qué hablaba?
Alejandro no alcanzaba a comprenderlo del todo; por el abuelo, sí, pero… ¿por él? ¿A qué se refería exactamente?
Sin saber el motivo, soltó una pregunta que casi sonó a reproche:
–
-¿Por mí? ¿Te gusto tanto como para aceptar eso?
Se refería a que, en su momento, Luciana insistía en que no podía estar con él si no era al «<cien por ciento», y ahora, parecía transigir. Había algo de impaciencia e inconformidad en su voz.
Luciana frunció un poco el entrecejo.
–
-Ya sé que con mi regreso he arruinado tu relación con Mónica, pero no me busques a mí para descargar tu enojo.
-¡No es…! Alejandro se quedó callado, con la mirada encendida por varias emociones
1/3
+25 BONUS
Capitulo 311
encontradas. No pretendía desquitarse con ella, pero no estaba preparado para este giro tan abrupto de los acontecimientos.
-Si quieres estar con Mónica -prosiguió Luciana con un dejo de ironía-, soluciona el problema de raíz, haz que tu abuelo la acepte. A mí no me metas en esto.
Por alguna razón, su comentario le recordó la actitud de Mónica, como si ambos, incapaces de convencer a Miguel, culparan a Luciana. Sin querer añadir más, Luciana se metió al baño. Alejandro se quedó en medio del cuarto, sin moverse, sintiendo una frustración que le crispaba
los nervios.
**
Al salir de la ducha, Luciana abrió la puerta y se encontró con Alejandro esperando justo allí.
-¿…?–Lo miró con asombro.
Él se apresuró a explicarse:
-El baño está húmedo y resbaladizo. Tenía miedo de que te fueras a caer o algo así.
Ella asintió en silencio. Al ver su cabello aún mojado, Alejandro la tomó de la mano para conducirla hasta una silla. Antes, cuando vivían juntos en la Casa Guzmán, Luciana no solía secarse el cabello con la secadora; prefería la toalla. Entonces, él se ofrecía a secárselo con cuidado, sin prisa.
Esta vez, hizo lo mismo. Con la toalla, le quitó el exceso de agua hasta que casi quedó seco.
-Ya está —dijo, dejando la toalla a un lado. Luego la ayudó a ponerse de pie-. Amy preparó algo de comer, vamos abajo.
-… De acuerdo.
Sin poder evitarlo, Luciana elevó un poco la vista para observarlo. Tenía el ceño ligeramente fruncido, y se daba cuenta de que él vivía una contradicción: por un lado, parecía no querer que ella hubiera regresado, pero, por otro, se preocupaba por ella y la cuidaba con esmero.
Pensó en lo cansado que debía ser para él manejar esos sentimientos encontrados y se preguntó si Alejandro se daba cuenta de lo desgastante que resultaba ese tira y afloja.
En el comedor de la planta baja, Amy sirvió la comida: un tazón de caldo de huesos de res y un pescado entero.
-El caldo se cocinó hasta quedar bien concentrado y sin un rastro de grasa. Pruébalo; si te gusta, puedo prepararlo más seguido comentó, señalando luego el pescado-.
–Le quité toda la piel, y siguiendo las indicaciones del señor Alejandro, lo hice al vapor, sin agregar especias.
2/3
+25 BONUS
Capítulo 311
A un lado puso un platito con vinagre.
-Puedes mojar el pescado ahí al comerlo.
-Gracias, Amy.
Luciana asintió con la cabeza, tragando saliva casi sin darse cuenta. Probó un sorbo del caldo y, de inmediato, Alejandro tomó un trozo de pescado, lo remojó ligeramente en vinagre y lo colocó en el plato de ella.
Los ojos de Luciana brillaron con alegría mientras masticaba, inflando ligeramente sus mejillas.
-Está delicioso.
<<¿En serio…?»
Alejandro frunció levemente el ceño, pensando que seguramente el sabor debía ser muy ácido.
Amy, en cambio, sonrió divertida: 5
3/3
+25 BONUS