Capitulo 344
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Capítulo 344
-Sí, adelante
respondió él con un tono seco, esperando su explicación,
-Estuve pensándolo mejor y he decidido que Pedro no venga a la boda.
Sus palabras resonaron como un trueno en la cabeza de Alejandro. Sintió un escalofrío de rabia que, increíblemente, lo hizo reír con amargura:
-¿Por qué?
-Porque es demasiado engorroso–contestó Luciana, mientras se aplicaba crema frente al espejo.
–“¿Engorroso?” -repitió Alejandro con sorna. Te dije que lo tendría todo controlado: habría gente pendiente de él, no te supondría ningún esfuerzo.
La miró, esperando que ella lo contradijera. Luciana guardó silencio un segundo, para luego decir con firmeza:
Ya lo decidí. Pedro no asistirá.
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Para Alejandro, ni siquiera había una excusa; ella se negaba, sin molestarse en “endulzar” la negativa. Le palpitaba la sien de pura frustración. Extendió la mano y detuvo a Luciana, impidiéndole seguir aplicándose el producto.
-Es tu único hermano, mi futuro cuñado. ¿De verdad crees que no merece estar en la boda? ¿O es que consideras que no soy digno de que tu familia me acepte?
Sorprendida por su reacción, Luciana liberó su brazo con suavidad, frunciendo un poco el ceño
-No es eso. Solo pienso en Pedro. Él no está en condiciones de acudir a una ceremonia con tanta gente.
-¿Razón? -exigió él, sin dar tregua.
La paciencia de Luciana llegó al límite. Alzó la vista y lo miró de frente:
-¿De verdad lo ignoras? ¿No viste lo que pasó hoy? Esas dos fanáticas me insultaron, me amenazaron. Yo ya me comprometí con el abuelo y cumpliré lo pactado, pero no quiero exponer a Pedro a situaciones como esa, ¿Y si alguien lo ataca, o lo asusta? Es un chico inocente, y además… tiene sus limitaciones. ¡No puede con esa tensión!
Sus ojos se humedecieron y sintió un nudo en la
garganta:
¡Pedro es un niño, y un niño con necesidades especiales! No soportaría algo así.
En efecto, todo se debía a lo sucedido en la tarde.
Alejandro mantuvo el semblante serio:
-En la boda solo habrá gente de confianza. No sucederá nada parecido.
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Capitulo 344
-¿Y si pasa?-Luciana no cedía-. Siempre hay una mínima posibilidad….
-¿Entonces, por ese uno en un millón… vas a darme una boda de compromiso a medias?
Los ojos de Alejandro se ensombrecieron al instante. Luciana, en cambio, no entendía ese reproche. ¿La acusaba de ser indiferente?
-¿Y tú qué?-le soltó con brusquedad ¿Acaso no fui yo quien recibió las amenazas? ¿Y con dos simples comentarios de tu exnovia, ya cambias de opinión? ¿No es eso también
indiferencia? y
-Lo mío es algo superficial; lo tuyo es el núcleo murmuró Alejandro, con un brillo de pesar en la mirada. No te exijo grandes cosas, pero tampoco me pidas demasiado, ¿quieres?
De pronto pareció caer en la cuenta de algo.
-¿Te sientes así porque no castigué a esas dos muchachas?
-¿Qué? -Luciana se quedó perpleja. ¿De dónde sacaba esa idea?
Frunciendo el ceño, Alejandro insistió:
Si estabas tan molesta y descontenta, ¿por qué cuando te pregunté, me dijiste que lo dejáramos así?
Luciana ni siquiera tuvo fuerza para enojarse; la sorpresa la invadió.
-¿Yo lo dije? ¿Acaso no fue tu exnovia la que intervino? -replicó sin poder contenerse.
-Te pregunté tu opinión, ¿o no?
Luciana sintió hervir la sangre. Lo encaró, mirándolo a los ojos, con cada palabra marcada por la rabia:
Porque, en cuanto Mónica habló, dudaste. Querías cambiar de postura, ¿me equivoco?
Alejandro guardó silencio, confirmando con su actitud lo que no se atrevía a decir en voz alta.
-¿Ves? -lo fulminó ella-. Desde ese momento, tu elección estaba tomada. Yo solo lo noté. No te hagas el ofendido ni trates de ponerme a mí como la mala, ¿acaso soy tu chivo expiatorio?
