Capitulo 348
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Capítulo 348
En el interior, Luciana se detuvo con un leve sobresalto al ver a la mujer que acompañaba a Alejandro.
«<¿No es Monica…?» pensó. Sin embargo, el rostro de la chica le resultaba vagamente familiar. Era una actriz o algo parecido, aunque no recordaba su nombre. «Vaya, así que además de Mónica, hay otra mujer», se dijo.
Alejandro estaba sentado en su gran sillón ejecutivo, mientras la desconocida ocupaba un lugar en el sofá. Al ver a Luciana, ambos se quedaron clavados como estatuas, con la mirada fija en ella.
La joven se levantó de inmediato, nerviosa:
-Señor Guzmán…
Alejandro no la tomó en cuenta, concentrando toda su atención en Luciana.
-¿A qué viniste? -preguntó con frialdad.
Dado que ya estaba allí, Luciana no pensaba echarse atrás:
-Te estoy buscando a ti -respondió sin rodeos.
-¿A mí? —repitió él, recostándose en el respaldo con una ligera curva en los labios-. Habla, ¿ qué quieres?
<<¿Que de qué se trata?», pensó Luciana. Él lo sabía perfectamente, pero prefería fingir ignorancia para hacerla pasar un mal rato. Recordó su regla de oro: cuando se trata de
Alejandro, más vale tratarlo con suavidad.
Luciana le dedicó una sonrisa dulce.
-Quería invitarte a cenar. ¿Te parece bien?
Él la imitó, con la misma curvatura en los labios, pero al instante respondió:
-No, no me parece bien.
Luciana se quedó con la palabra en la boca. Entonces, Alejandro señaló a la actriz:
-Justo iba a salir a comer con ella.
La mujer alzó un poco el mentón, animándose ante la mención del señor Guzmán:
-Lo siento, querida, pero él ya me había invitado a mí primero.
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Capítulo 348
Alejandro se puso de pie, se colocó el saco y empezó a caminar hacia la salida, lanzando por encima del hombro:
-¿No vienen?
No estaba claro si lo decía por Luciana o por la famosa, pero Luciana lo siguió de inmediato, hasta el estacionamiento subterráneo. Allí se encontraban Sergio y Juan, listos con el auto. Al notar la presencia de Luciana, ambos se quedaron atónitos.
Con la galantería que lo caracterizaba, Alejandro hizo un gesto a la actriz:
-Primero usted…
-Gracias, señor Guzmán -respondió ella, esbozando una sonrisa satisfecha mientras se disponía a subir.
Pero Alejandro desvió la mirada hacia Luciana, con un atisbo de burla:
-¿Ni una palabra? ¿Viniste a ver el espectáculo?
Luciana entendió al instante que era su oportunidad. Alzó la mano y lo tomó de la manga de la chaqueta.
¿A dónde vas? Yo puedo acompañarte.
La actriz rio con desdén:
-¿En serio? El señor Guzmán me invitó antes. ¿No conoces lo que es “primero en llegar, primero en ser atendido“?
Luego, volviéndose a Alejandro con un aire coquetón, agregó:
-Señor Guzmán, será mejor que partamos ya.
Sin embargo, él ni siquiera la miró. Toda su atención se centraba en Luciana.
-Perfecto. Se volvió hacia la actriz y, en un tono gélido, ordenó-: Muévete de ahí.
Al mismo tiempo, tiró suavemente de Luciana y la acomodó dentro del auto:
-Dijiste que querías cenar conmigo, ¿no?
-Señor Guzmán… –exclamó la otra, boquiabierta, con los ojos a punto de llorar
humillación.
por
la
Alejandro no le concedió ni un segundo de atención más. Subió al vehículo y se dirigió a Sergio con impaciencia:
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Capítulo 348
-¿Arrancamos o qué?
-Sí–respondió Sergio, encendiendo el motor.
A través del espejo retrovisor, Luciana alcanzó a ver cómo la actriz se quedaba atrás, en un ataque de rabia y frustración. Sintió algo de culpa por haber “usurpado” su lugar. Pero un instante después, la voz de Alejandro la sacó de su ensimismamiento:
-¿Y esa mirada? -inquirió él, con un tono indescifrable.
-Nada… -respondió Luciana, intentando no contrariarlo.
-Hmph… -resopló él, arqueando una ceja-. ¿Te dio celos ver a esa mujer?
-¿Celos? ¡No! –contestó Luciana con tanta rapidez que daba la impresión de haberle aterrado la sola idea de contrariarlo. 1
Sin embargo, el hecho de negarlo a tal velocidad pareció irritar a Alejandro. Su expresión se oscureció y, acto seguido, apremió al conductor con brusquedad:
—Maneja más rápido, ¿quieres? ¿Eres una tortuga o qué?
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