Mi multimillonario 357

Mi multimillonario 357

Capítulo 357 

+25 BONOS 

-Mónica -Alejandro alcanzó a sujetarla del brazo, evitando que se abrazara a él-. Aquí no

-¿Meme estás rechazando? -preguntó ella, incrédula, con un gesto herido en el rostro

Con un suspiro, Alejandro negó despacio y se lo explicó con voz contenida

-Mónica, esta es mi habitación de bodas

-¿Tu? -Mónica reaccionó, encogiendo los hombros con un ligero temblor, al tiempo que dirigía la vista hacia la puerta del baño, donde podía ver a Luciana, unos pasos más allá. 

En un parpadeo, comprendió: estaban en el Hotel Minia, donde dentro de dos días se celebraría la boda de Alejandro y Luciana. El golpe de realidad le hizo brotar más lágrimas

Con movimientos torpes, se incorporó y se secó los ojos como pudo

-Debodebo irme -farfulló, sin levantar la cabeza, y se encaminó apresuradamente hacia la salida

No tardó ni dos pasos en perder el equilibrio

-¡Mónica! -exclamó Alejandro, que logró sujetarla a tiempo, frunciendo el ceño ante su deplorable estado-. Es muy tarde y sigue lloviendo sin parar. ¿A dónde piensas ir en estas condiciones

—Alex—Las lágrimas brotaron de nuevo, más abundantes—. Lo siento, es quesoy muy débil. He perdido el control de todo. Lo sientoperdóname-balbuceó, cubriéndose la cara

-No es tu culpa -murmuró él, apretando los dientes. Alzó la mirada hacia Luciana-. Luciana, ¿podríamos permitir que pase la noche aquí? Está inestable y, con esta lluvia torrencial, algo podría pasarle

Luciana alzó los párpados, con expresión inescrutable

-Haz lo que quieras

-Gracias, Luciana—alcanzó a decir Alejandro

<<¿Gracias?»>, pensó Luciana, con una mezcla de ironía y resignación. Si la situación continuaba así, dudaba poder cumplir el encargo de Miguel de «cuidar» a Alejandro

– 

-Mónica, siéntate le pidió Alejandro, sosteniéndola y pasándole una toalla seca para que al menos se secara un poco el cabello-. No pienses en nada más. Date un baño, descansa

-Sílo que digassusurró Mónica, agarrándose de la ropa de Alejandro como si fuera su último asidero. Cabeceaba con los ojos entrecerrados

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Capítulo 357 

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Alejandro dirigió la mirada hacia Luciana otra vez

-Luciana, ¿me prestarías algo de tu ropa para que Mónica pueda cambiarse

-¿Mía? -repitió Luciana, sorprendida

La verdad, toda su ropa cotidiana apenas costaba unos cuantos dólares. Mónica, tan refinada, ¿ se dignaría a usar algo así? Entonces recordó las prendas nuevas que le había proporcionado la familia Guzmán para la boda

-Ohen el vestidor hay algo -respondió, señalando con la mano

Esa suite se había acondicionado como habitación nupcial, así que tanto la ropa de Alejandro como la de Luciana estaban ahí. Las prendas de ella eran nuevas, apenas llegadas ese día, y todavía conservaban las etiquetas. Sin embargo, ahora iban a parar a manos de Mónica

-Por favor, ¿podrías traer algo? -pidió Alejandro, pues Mónica seguía aferrada a él

-De acuerdo

Luciana fue al vestidor. Allí, en el clóset, encontró varias prendas cuidadosamente 

acomodadas, con las etiquetas intactas. Tomó una de forma aleatoria y regresó a la habitación

-Tomadijo, entregándosela

Alejandro la recibió, notando que era ropa nueva, todavía sin estrenar. Se sintió un tanto incómodo

-Después te compraré otro conjunto igual ―agregó, con cierta vergüenza

<<¿Le daba pena ahora, después de haberla metido aquí tan descaradamente?», pensó Luciana

-Haz lo que quieras se limitó a responder, encogiéndose de hombros

Con Mónica prácticamente dormida, Alejandro habló en voz más baja

-Mónica, ven. Necesitas un baño

-Mmm-ella, que había recobrado algo de conciencia tras vomitar, estaba a punto de desfallecer de sueño

<<Mónica así no podrá bañarse sola», pensó Alejandro, confuso. 12 

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