Capitulo 372
Capítulo 372
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-Acuérdense de disfrutar, que para eso están jóvenes -bromeó, despidiéndose.
Debido al embarazo de Luciana, no habría luna de miel fuera de la isla. El plan era quedarse unos días en Isla Minia, relajándose. Por la tarde, Jacobo propuso ir a la playa, y la mayoría coincidió en que sería buena idea.
-¿Y Pedro querrá ir?-preguntó Luciana, preocupada-. ¿Te apetece, cariño?
Pedro, con sus ojos brillantes, asintió con energía:
-Sí, hermana, quiero ir.
Ella seguía dudosa, consciente de que su propia movilidad era más limitada por el embarazo, temiendo no poder vigilarlo bien. Pero Pedro, que no era nada tonto, de inmediato dirigió su mirada a Alejandro, con el mismo aire inocente que Luciana sabía poner cuando buscaba conmover a alguien. ¿Cómo iba a resistirse Alejandro?
-Claro que iremos -dijo él, poniéndose de parte del chico-. No te preocupes, estaré al pendiente. Y ya que Pedro quería aprender a nadar, puedo empezar a enseñarle.
-¿De verdad? —preguntó el muchacho, con los ojos iluminados.
-Por supuesto
sonrió Alejandro, dándole una palmada en la cabeza-. Y si me atreviera a
mentirte, tu hermana me pondría en mi lugar, ¿no?
Pedro, encantado, miró a Luciana. Sabía que, al final, ella era quien tomaba la decisión. Viendo a su hermano tan ilusionado, Luciana no tuvo corazón para decirle que no, y acabó asintiendo:
-Bueno… está bien.
Había algo esencial en ello: sabía que, más allá de los altibajos de su relación, Alejandro era un hombre responsable, alguien en quien podía depositar su confianza.
-¡Sí! —exclamó Pedro, dando un saltito-. Entonces vámonos, cuñado, ¡vámonos, hermana!
Formaron un pequeño convoy y llegaron a la orilla del mar. Los hombres se lanzaron de inmediato al agua, mientras Luciana se instalaba en una tumbona, un poco cansada por el embarazo y sin muchas ganas de meterse al mar. Martina se quedó con ella:
-¿No te animas a nadar?
-Prefiero quedarme aquí, estoy demasiado… perezosa -respondió Luciana, desperezándose. 1
-¿Perezosa? —repitió Martina, entre risas, y se inclinó para susurrarle. ¿Será porque anoche… bueno, ¿estuvo intenso?
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Capítulo 372
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-Oye, Martina–objetó Luciana, frunciendo el ceño. ¿También tú te vas a poner de chistosita?
-Vamos, no seas así -rio la otra-. Somos médicas (o estudiantes de medicina) y sabemos que en una pareja, la pasión es algo natural, no tiene nada de vergonzoso.
Mientras más hablaba, más se sonrojaba Luciana. Finalmente, se enderezó y fingió amenazarla:
-¡Te voy a sacar esa lengua tan mala!
—¡Ja, ja…! —Martina se carcajeó y esquivó la “amenaza“, terminando con un suspiro-. Terminé mi agua de coco y quiero otro. ¿Te traigo?
-Por favor asintió Luciana.
-Genial–Martina sonrió con una expresión pícara-. Volveré con un par más y salió casi dando brincos.
A la distancia, Luciana entrecerró los ojos, contemplando a Alejandro y Pedro, quienes estaban en el mar. Alejandro, con infinita paciencia, le mostraba a su cuñado los primeros pasos para nadar. Sin darse cuenta, una suave sonrisa se posó en sus labios; sus facciones se relajaron al verlos tan entretenidos.
Cuando apartó la vista y miró la mesa contigua, se percató de un montón de celulares allí dejados, y reconoció enseguida el de Martina, con ese llamativo llavero que Vicente le había traído de un viaje a Inglaterra. Martina lo amaba tanto que, aunque cambiara de funda, siempre volvía a colocarlo.
-Ay, Marti… -murmuró Luciana con un gesto cariñoso de reproche-. Se te olvidó el teléfono.
Mientras tanto, en el puesto de cocos, el vendedor ya había abierto dos piezas y las había dejado a la espera:
-Listo, joven comentó-. Solo pase su tarjeta o haga el escaneo aquí.
—Sí, gracias —respondió Martina, metiendo la mano en el bolsillo. De pronto, su mirada se quedó en blanco-. ¡Híjole…! Se me quedó el celular en la mesa.
¿Y ahora? El coco ya estaba abierto, no podía devolverlo así de fácil. Martina se mordió el labio inferior con expresión de angustia.
-Oiga, señorita, ¿va a pagar o no? -insistió el vendedor, algo impaciente.
-Martina. Una voz relativamente familiar, pero a la vez médio desconocida, resonó a sus espaldas.
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