Capítulo 393
Mencionarlo le tocó la fibra de la culpa a Alejandro, que se quedó sin argumentos. Era cierto: él la había dejado plantada.
Sin más, la sujetó de la cintura y la cargó en vilo:
-Fue mi error. -En su tono ya no se apreciaba la soberbia previa-. Vámonos ahora mismo a la clínica. Haremos los exámenes y, si necesitas esa nutrición intravenosa, te la pones sin falta.
Mientras hablaba, salió de la sala con Luciana en brazos.
***
Cuando llegaron a la clínica, Alejandro exigió que le realizaran a Luciana un chequeo completo, al saber que había estado implicada en un accidente. No importaba que no fuera día de consulta. Una vez obtuvieron los resultados, él por fin comprendió por qué tenía que recibir la terapia nutritiva. El bebé era de menor tamaño al esperado para sus semanas de gestación.
La enfermera le colocó la vía intravenosa a Luciana, quien se acomodó en una camilla mientras recibía el suero. Alejandro se sentó a su lado, reflexionando un momento antes de hablar:
-¿Desde cuándo lo sabías? -preguntó con voz tensa, sabiendo perfectamente a qué se refería.
Luciana captó el sentido de inmediato:
-Unos diez días, quizás dos semanas antes de la boda.
Alejandro se quedó en silencio, asimilando el hecho de que Luciana se hubiera guardado aquella información. Sabía que ella asistía a revisiones prenatales, pero jamás se preocupó por preguntar los pormenores, asumiendo que “todo estaría bien” si no mencionaba nada. Pero la realidad era que ella estaba ocultándole que el bebé no seguía el ritmo esperado y, por ende, precisaba medicación extra.
-Entonces… ¿sentiste que no valía la pena decírmelo? -murmuró él, con un deje de resentimiento. ¿Acaso me consideras indigno de saberlo?
-¿Qué? -Luciana se sobresaltó. No esperaba que él se lo tomara así. No, no pensé en esos términos…
-¿Entonces, por qué lo ocultaste? —insistió, con una ligera sonrisa amarga.
Luciana dio un suspiro breve antes de responder:
-Pensé… “El bebé no es tuyo“. No tenías la obligación de hacerte cargo, no tenía por qué meterte en mis problemas.
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Capítulo 393
Ya que
el tema estaba sobre la mesa, decidió soltar todo de una vez. Se incorporó un poco en la cama y habló con serenidad:
-Este bebé no es tuyo. Tú me ayudas a ocultárselo a tu abuelo, pero no voy a fingir que el niño es parte de la familia Guzmán. Cuando nazca, seguiré estudiando y trabajando, me haré cargo de sus gastos; y cuando tenga edad suficiente, sabrá la verdad de su origen. Ni se me ocurre que reclame nada a tu familia… 1
–Vaya… —Alejandro rió sin verdadero humor, mirándola con gesto indecible. Continúa.
La mirada fría de él puso nerviosa a Luciana, pero continuó:
-Claro, todo esto suponiendo que, en ese momento, todavía permanezca en tu casa… es decir, en la familia Guzmán. 1
Alejandro se levantó, con los ojos clavados en ella:
—¿Es decir, que a nada de habernos casado, ya estás planeando largarte? ¿Irte de mi lado…?
-¿Ah? -Luciana quedó desconcertada-. Yo no dije que pensara irme ahora…
-¿”Ahora“? -repitió él con una risa irónica-. ¿Y cuándo piensas “considerarlo“? -su tono sonaba inquisitivo, como si quisiera extraer cada detalle.
Luciana, sintiéndose sin salida, optó por explicarse:
-Le prometí a tu abuelo que, mientras él esté bien y esta relación no se vuelva insostenible, no me marcharía de la familia Guzmán.
En otras palabras, si ella seguía allí, era en gran medida por la promesa que le había hecho al abuelo. Pensar en lo que pasaría después de que él faltara… era un tema que Alejandro prefería no cuestionarse. Un amargo malestar se instaló en su pecho. 1
Echó una mirada a la botella de suero; quedaba aún un buen tramo.
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