Capítulo 407
-¿Qué pasa? -preguntó Luciana, intrigada.
-Mi encendedor, el que uso siempre–explicó con gesto preocupado-. Lo tenía cuando salí de la empresa y… ahora no aparece.
-¿Estás seguro de que no lo dejaste en casa? -recordó Luciana que la noche anterior lo había visto en el estudio.
-No, lo usé antes de venir–respondió, frunciendo el ceño. Era evidente que sentía apego por ese encendedor-. Fue un regalo de cumpleaños de mi abuelo.
Ante esa confesión, Luciana comprendió por qué le preocupaba tanto.
-Tal vez se quedó en el auto. —Guardó de nuevo las tartaletas-. Vamos a buscar.
-Sí, vamos.
Subieron al coche y revisaron a detalle, pero el encendedor no apareció por ningún lado. Alejandro suspiró y, sujetándola del brazo, la invitó a detener la búsqueda.
–Déjalo así; al parecer, lo perdí.
Luciana no supo cómo consolarlo y se quedó en silencio.
—¿Y esa cara? —comentó él, mirándola con un deje de humor. Luego abrió la caja de tartaletas –. Anda, no dejes de comer por mi culpa. Si se enfrían, ya no saben igual.
Y, sin pensarlo, se metió a la boca otra masa sobrante de la tartaleta que Luciana había mordido, mostrándose despreocupado. Sin embargo, ella intuía que el haber perdido un objeto tan significativo no podía serle indiferente. Después de todo, aquel era un regalo de su abuelo, su único familiar cercano.
<<¿Cuál será la fecha de nacimiento de Alejandro…?» pensó Luciana. 2
Esa misma noche, cuando volvieron a casa, esperó a que él se metiera a la regadera y, en silencio, sacó el acta de matrimonio para revisarla. Allí podía encontrar su fecha de nacimiento.
Fue una sorpresa darse cuenta de que era el día 18, y que quedaba muy poco para celebrarlo.
<<¿Será que debo hacer algo especial?»> Pensó. «<¿Le preparo alguna sorpresa? ¿Un regalo?»> Pero ella no tenía idea de cuál fuera la costumbre familiar con respecto a estas fechas, así que decidió preguntarle al abuelo Miguel.
A la mañana siguiente, Luciana aprovechó una visita al hospital para verlo. En cuanto le mencionó el cumpleaños de Alejandro, Miguel sonrió con ternura.
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Capítulo 407
+25 BONOS
-Mi Alex se ha casado y por fin tiene una esposa que lo consienta -bromeó.
-Abuelo, hablo en serio… -Luciana se sonrojó levemente-. Si va a burlarse, mejor no pregunto nada.
-Ja, ja, ja… -Miguel soltó una carcajada—. Está bien, está bien, yo coopero.
Con gesto pensativo, recordó cómo solía ser la rutina de los cumpleaños de Alejandro:
-Cuando era niño, yo me encargaba, pero a veces estaba tan ocupado que no siempre podía estar con él ese día. De adolescente, empezó a festejarlo con sus amigos, y desde entonces no sé bien qué hace. Yo solo le doy un regalo como detalle.
-Entonces… -murmuró Luciana-. ¿No hay planes familiares?
-Mejor así, hija. Este año le toca celebrarlo contigo. Puedes organizar algo a tu manera. Y no te preocupes por mí; con que le mande un obsequio será suficiente.
Luciana asintió, un poco decepcionada por no obtener demasiada orientación. Miguel, queriendo animarla, añadió:
-Si necesitas ayuda logística, puedes pedirle lo que sea a Felipe.
-Está bien, abuelo, gracias.
Al salir del edificio VIP, Luciana iba sumida en sus pensamientos.
<<¿Dónde podríamos cenar? ¿Lo invito a algún lugar especial?» Ella no tenía grandes habilidades culinarias, y ni pensar en preparar un pastel por su cuenta. Lo lógico sería encargarlo o pedirlo en un buen lugar. Eso no era un problema: con solo comentárselo a Felipe o alegar que era un plan de la “esposa del señor Alejandro Guzmán,” se resolvería fácilmente. 9
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