Capítulo 411
-¿Qué fue eso? -murmuró Luciana, inclinándose para recogerlo.
-¿Qué haces? -murmuró Alejandro con voz grave, aún somnoliento.
Luciana alzó la mirada.
-Se te cayó algo al piso. Iba a recogerlo.
Él no pudo ocultar su disgusto.
-¿No te das cuenta de tu estado? ¿Crees que una mujer embarazada debe andar agachándose de esa forma?
-Bueno, pensé que… —empezó a decir Luciana, un poco confundida.
—No se discute. —Él dio un par de pasos y le sujetó la mano—. ¿Y si te pasa algo? Ni te imaginas lo mal que podría acabar. Seguro es uno de mis gemelos de camisa. Cuando venga el personal de servicio, ya lo recogerá.
-Está bien -repuso ella, dándole la razón. Al fin y al cabo, reconocía que su intención era cuidarla.
-Hoy voy a salir con prisa -añadió Luciana-. No me dará tiempo de desayunar contigo. Te
veré en la noche.
Alejandro frunció el ceño.
-¿Tan temprano?
—Sí… Me toca guardia en el hospital. Ya sabes cómo es eso–contestó con un leve titubeo.
Cuando iba a salir, él la jaló de la muñeca.
—¿Así, sin más?
Luciana entendió enseguida lo que pedía. Sonrió y se puso de puntillas para darle un beso fugaz, apenas un roce en los labios.
-Ahora sí. Me voy.
-¿Eso es todo? -Él quiso abrazarla, pero ella retrocedió con una sonrisa traviesa.
-Cálmate, ni siquiera te has lavado los dientes. Aunque admito que tu cara se ve hermosa, ¿ eh? -bromeó, soltando una risita antes de darse la vuelta y correr fuera de la habitación.
En la cama, Alejandro esbozó una sonrisa llena de complicidad.
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Capítulo 411
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-¿Así que me llamas “hermoso“…?–murmuró, con un deje de satisfacción.
Esa expresión de cariño se desvaneció en cuanto miró el piso. Se agachó para tantear debajo del mueble y, al sacar el objeto, descubrió que se trataba del broche de mariposa. «Menos mal que Luciana no lo vio».
Lo observó un instante, abriendo y cerrando la mano sobre la pequeña joya, como si dudara de qué hacer. «<Aún no sé si encontraré a “Mariposita.” Ni quiero crear más problemas…>> Se dirigió a un cajón y guardó cuidadosamente el broche en una caja, sellando con ello un pedazo de su pasado.3
—Simón. —Una vez instalada en el auto, Luciana le envió al chofer la ubicación desde su teléfono. ¿Podrías llevarme a este lugar, por favor?
-Claro -respondió él, ingresando la dirección en el GPS antes de arrancar.
Mientras circulaban por la ciudad, Luciana se animó a proponerle algo a Simón:
-Oye, ¿te podría pedir un favor?
-¿Eh? -respondió él, con un deje de curiosidad-. Luciana, si necesitas algo, dilo sin vueltas. Alex me encomendó cuidarte, así que estoy a tus órdenes.
Luciana confiaba en él, pero también tenía claro que la lealtad de Simón se debía
principalmente a Alejandro. Aun así, se atrevió a plantearlo:
-Quiero que me ayudes a mantener en secreto mi paradero estos días. Es decir, no le comentes a Alejandro a dónde voy ni lo que hago, al menos por un par de días.
Simón se puso tenso al instante.
-Luciana, no sé si… ya sabes, Alex lo hace por tu bien.
-Espera, no me digas que no todavía -lo interrumpió ella, anticipando su reacción-. Entiendo que estás aquí para apoyarme, pero también sé que eres leal a Alejandro. Por eso quiero explicarte la razón.
Luciana inspiró hondo y soltó, con una pequeña sonrisa:
-¿Sabías que se acerca el cumpleaños de Alejandro?
Simón se detuvo a pensar.
-Vaya, es cierto… se me había pasado por completo.
-Bueno, quiero prepararle una sorpresa en estos días. Estoy organizando su regalo de
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Capitulo 4*
cumpleaños y me gustaría mantenerlo en secreto para sorprenderlo ¿Comprendes?
El rostro de Simón se distendió.
-Ah, ya veo… con que era eso.
-Exacto
confirmó Luciana-. No se trata de traicionar a Alejandro ni nada parecido ¿Crees que podrías darme ese margen de privacidad durante un par de días? +
Simón lo analizó por un momento. No parece un problema, pensó. Además, cuando Alejandro reciba la sorpresa, seguro se sentirá feliz y no habrá reproches. Así que, tras unos segundos,
asintió:
-Está bien. Te apoyaré.
-¡Gracias! -exclamó Luciana, sonriéndole con agradecimiento. Solo de imaginar la cara de Alejandro cuando llegara su cumpleaños, se le dibujaba en el rostro una sonrisa más amplia.