Capítulo 430
-¿Eh? -exclamó Luciana, sorprendida. Ella no sabía nada del asunto.
-Se nota que se preocupa por ti Cuida lo que tienes.
-comentó Fernando con calma-. Tienes que apreciarlo.
-Tú también… —contestó ella, recordando algo de pronto—. Oye, ayer, ¿fuiste a la clínica por algún malestar? ¿Te sentías mal?
En ese instante, Fernando pareció quedarse helado, aunque enseguida recompuso la expresión con una mueca de normalidad.
-No, nada grave. Solo quería encargar vitaminas, ya sabes.
«¿Vitaminas?»> Luciana evocó la ocasión en que él tenía pastillas para dormir. «<¿Habrá sido un error de mi parte?» pensó.
-Bueno, descansa. Volveré pronto para ver cómo sigues.
-Está bien.
Apenas salieron de la habitación, Alejandro se levantó del sofá y caminó tras Luciana. Una vez en el pasillo, ella lo miró con un atisbo de duda:
Gracias… -musitó.
-¿Y eso? -preguntó él, con el ceño ligeramente fruncido-. ¿Otra vez con palabras que no me gustan?
Él también había escuchado cómo Fernando mencionaba el proyecto. Aunque fuera su rival en cierto modo, tenía que reconocer que Fernando se había comportado con nobleza al no aprovechar la situación.
-Lo siento, pero tenía que decírtelo -replicó Luciana-. Si no hubieras intervenido con lo del
proyecto, no sabría cómo devolverle a Fernando lo que hizo por mí.
<«<<Claro que ahora», pensó, «<esa deuda se la debo a Alejandro…>>
-Los dos somos esposos, somos uno mismo. No hay deudas, ni nada que agradecer. -Al ver que ella seguía dudando, agregó con un mohín-: Y si sigues con el tema, me voy a molestar.
Con esta afirmación, Alejandro la tomó de la mano para guiarla por el pasillo. Luciana se quedó en silencio, asimilando sus palabras. «¿“Somos uno mismo” significa que… realmente piensa seguir a mi lado?»>
Capítulo 430
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Durante ese tiempo, la salud de Miguel había mejorado de forma considerable. Delio, el especialista que llevaba su caso, había comentado que si todo iba bien en un par de semanas, se evaluaría la fecha de la cirugía definitiva. Con esta noticia, Luciana empezó a organizar cada detalle de la alimentación y el descanso de Miguel, consultando con los responsables de enfermería y el médico tratante.
Miguel, preocupado por verla tan atareada, la calmó:
-Tranquila, hija. Estoy en una edad en la que todo lo que venga, ya lo tengo asumido.
-¿Cómo puedes decir eso? -refutó Luciana-. ¿No prometiste que verías a Pedro llegar lejos?
Miguel se quedó algo sorprendido, luego rió con ganas.
-Cierto… ¡perdona, me expresé mal! Viviré lo necesario para verlo con éxito, es una promesa.
-Faltaba más dijo ella, medio riendo y medio seria.
Mientras Luciana conducía todo con la cabeza fría, Alejandro se mostraba cada vez más nervioso. Por fin, aquel día Miguel le insistió a Luciana:
-Tienes que ir a tu chequeo prenatal. Y llévate a Alejandro contigo, ver si así se me distrae un poco. Me estresa tenerlo con esa cara de angustia.
-Abuelo dijo ella con un dejo de vergüenza-. Alex solo se preocupa por ti.
-Bah. —El anciano frunció el ceño, aunque con un toque de picardía—. Qué suerte tiene tu esposo de tener una mujer que lo defienda.
En ese momento Luciana se sonrojó.
-¡Abuelo…!
-Está bien, está bien, no digo más. Anden, vayan y cuiden a mi futuro nietecito. Con eso me sobra para sentirme fuerte.
***
Al salir del edificio VIP, Alejandro seguía de semblante serio, lo que Luciana notó al subir al coche.
Ella, sin pensarlo mucho, acercó sus dedos a su entrecejo:
-El día de la cirugía, subiré al quirófano con el doctor Delio. No puedo asegurar que todo saldrá perfecto, pero te juro que pondré toda mi fuerza para sacar a tu abuelo sano y salvo.
* Luci.….….. —- susurró él, sujetándole la mano y llevándosela a los labios-. Por favor, confío en ti más que en nadie.
Capitulo 430
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Con esas palabras, partieron hacia la sección de obstetricia. Una vez concluidos los exámenes y revisiones prenatales, Luciana permaneció un rato en monitoreo fetal. Mientras tanto, en el consultorio, Alondra Benítez, la obstetra, pidió hablar a solas con Alejandro:
-Señor Guzmán, su esposa está en la sala contigua. He pedido a la enfermera que la entretenga un poco más porque necesito comentarle algo acerca de ella. Y preferiría decírselo a usted primero…
La súbita seriedad de la doctora hizo que Alejandro se tensara. «¿Será algo malo en Luciana o en el bebé?», se preguntó sintiendo un nudo en el estómago.
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