Capítulo 432
Casi a las once de la mañana, Luciana estaba en su área revisando las cirugías programadas para el día siguiente. De pronto, su celular sonó. Vio en pantalla que la llamada entraba desde el Sanatorio Cerro Verde.
-Aló…
-¡¿Señorita Herrera?! -exclamó la voz agitada de una enfermera al otro lado-. ¡Ha ocurrido algo grave, Pedro desapareció!
-¿Cómo que desapareció? -respondió Luciana poniéndose de pie de golpe, apoyando con fuerza la mano en el escritorio hasta que los nudillos se le pusieron blancos. ¿Desapareció cómo?
-Verá, hoy el sanatorio organizó una salida de otoño con los chicos. En un momento fueron al baño, todos contados, pero al salir ya no estaba Pedro… no sabemos cómo pasó.
-¿“No saben cómo pasó“? -repitió Luciana con indignación. ¡Se supone que ustedes lo cuidan! ¡Y ahora me salen con que simplemente “no saben“!
-Lo… lo sentimos mucho, de verdad…
<<¿De qué sirve una disculpa ahora?» pensó Luciana, con la sangre hirviendo.
-¿Ya informaron a la policía?
-Sí, ya lo hicimos.
-Bien… -Luciana inhaló hondo, intentando calmarse. «No podía cundir el pánico; Pedro la necesitaba serena.»> Había comprado a su hermano un reloj–teléfono con GPS. Revisó la aplicación en el celular y el rastreador marcaba la última ubicación en los baños de la excursión.
Hacía tiempo que le había recomendado a Pedro que nunca se quitara el reloj mientras estuviera despierto, y menos cuando saliera. «¿Significaba que alguien se lo quitó intencionalmente para que no pudieran rastrearlo? ¿Había sido un secuestro?»>
El simple pensamiento le oprimió el corazón. ¿Sería por algún enemigo de la familia Guzmán… de Canadá tal vez? ¿Por qué se ensañaban con Pedro, siendo apenas su cuñado? Tenía demasiadas dudas, pero no había tiempo de lamentaciones. Luciana, con la voz temblorosa, llamó a Alejandro:
-Luciana–contestó él enseguida.
—¡Alex! —exclamó con premura-. Pedro desapareció… estaba en una salida con su centro de terapia y todo indica que lo secuestraron. Su reloj apareció tirado en la última ubicación…
Capitulo 432
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Bastó una explicación de dos frases para que él entendiera:
-¿Avisaron a la policía?
La clínica ya lo hizo, pero…
-Yo me encargo -Alejandro no necesitó más detalles. Reforzaré la búsqueda con mis contactos, y también hablaré con la policía.
¡De acuerdo!
Colgó la llamada, frunciendo el ceño mientras miraba a Mónica, quien se hallaba sentada en el sofá de enfrente.
-Lo siento; parece que tendré que cancelar nuestro almuerzo.
Mónica se acomodó el cabello y sonrió con ligereza:
-No te preocupes.
Esa misma mañana, Mónica había estado con el equipo de filmación cerca de esa zona y aprovechó para proponerle a Alejandro comer juntos. Sin embargo, con la llamada de Luciana, la situación cambió por completo. «No puedo negar que me molesta», pensó Mónica, apretando los labios, aunque había algo en esa conversación que le resultaba intrigante.
-¿Puedo preguntar qué sucedió? -aventuró en voz baja.
Alejandro, ya con la chaqueta y el teléfono en mano, consideró que no había inconveniente en que lo supiera:
-El hermano de Luciana desapareció.
-¿Cómo?
-se sobresaltó Mónica-. ¿Cómo pudo pasar?
-No tengo tiempo de explicarte más —dijo Alejandro mientras se acercaba a la puerta—. Tengo que salir.
-Oh… está bien.
Al salir, se encontró con Sergio y Juan:
-Sergio, comunícate con Salvador. Juan, tú llama a tus contactos.
—¿Qué pasa, Alejandro?
-Se perdieron pistas de Pedro; no aparece.
-¡Entonces vámonos!
Capítulo 432
Desde la sala, Mónica se mordió el labio inferior, sumida en sus pensamientos.
***
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En el hospital, Luciana caminaba de un lado a otro, con el corazón en un puño, temiendo que en cualquier momento llegaran malas noticias.
<<¿Será por algún enemigo de la familia Guzmán? ¿O alguna otra razón?>>
¡De pronto un escalofrío la sacudió! ¡Sí, ellos tenían enemigos!
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