Capítulo 435
-¡Enseguida! -replicó él, sujetándola con más fuerza, impidiéndole moverse.
La mujer gritaba:
-¡Señora Clara! ¡Señora Clara! ¡Señora Clara! -hasta que Simón le tapó la boca.
+25 BONOS
En el almacén, Clara escuchó las palabras de Mónica y, con una sonrisa que le iluminaba la cara, exclamó:
-¡No me imaginaba que aún tuvieras la posibilidad de estar con el señor Guzmán! Esto es fabuloso.
Se sentía encantada.
-Mira nada más; parece que es destino. ¡El cielo no quiere que te separes de Alejandro!
—Mamá… —dijo Mónica con un suspiro, intentando mantenerse centrada-. Por favor, no hagas nada por tu cuenta. Cualquier cosa, primero consúltalo conmigo.
-Está bien, lo entiendo… -respondió Clara, pero a mitad de la frase, frunció el ceño y agudizó el oído. ¿No acabo de oír a Eva gritar mi nombre?
-¿En serio? -preguntó Mónica, alarmada—. ¿No será
que
Luciana ya llegó?
-¿Tan rápido? —Clara casi se atragantó-. ¡Tú llegaste pronto, pero, ¿ella?
-¿Por qué no? No es ninguna tonta -suspiró Mónica-. Y no es nada fácil lidiar con ella, te lo tengo dicho.
-¡Ay, qué problema! -farfulló Clara, mordiéndose el labio-. Esa Luciana es una muchachita insoportable.
De pronto, Pedro reaccionó en la esquina. Al escuchar la palabra “Luciana,” comprendió que se trataba de su hermana mayor. ¿Su hermana está cerca, ha venido a rescatarlo? El chico, de casi un metro ochenta, se incorporó de un brinco y echó a correr hacia la puerta, con los puños
tensos.
-Hna… hermana… -musitó entre dientes, ansioso.
Mónica y Clara se sobresaltaron. Clara intentó sujetarlo:
-¡Pedro, tranquilo! —dijo con apremio. ¿A dónde vas? Tu hermana está aquí, mírala… —y señaló a Mónica.
1/3
Capítulo 435
+25 BONOS
Pero Pedro la miró con ojos desconfiados, asustados, negando con la cabeza:
-No… ella no es mi hermana.
De un movimiento brusco, se soltó del agarre de Clara y empezó a gritar:
-¡Hermana! ¡Hermana!
En el pasillo, Luciana oyó la voz de Pedro llamándola:
-¡Es Pedro! -exclamó, acelerando el paso. «Con eso se confirma: lo tienen aquí en la casa de
los Herrera.»>
-¡Pedro, ya llegué!
Al interior del almacén, Clara se desesperó y corrió a taparle la boca:
-¡Ya cállate! ¡No grites más!
Y al mismo tiempo, le exigió a Mónica:
-¿Qué haces parada ahí? ¡Ayúdame!
—¿En qué podría ayudarte? -soltó Mónica, todavía perpleja.
-Ve y busca cinta adhesiva, algo para amarrarlo. Este mocoso no se está quieto… ¡de prisa!
—Sí… de acuerdo -respondió ella, comprendiendo que, con todo lo sucedido, no había otra opción. Salió corriendo a buscar lo que su mamá pedía.
Clara, mientras tanto, intentó impedir que Pedro se dirigiera a la puerta. Pero él, con una sacudida de su brazo, la hizo perder el equilibrio y caer al piso.
-¡Ay…! -soltó un quejido de dolor, pero no se detuvo –. ¡Tengo que evitar que hagas más alboroto! -miró a su alrededor hasta que encontró un palo de madera.
-¡Niño necio! ¡Detente! -gritó, levantando la vara por encima de la cabeza.
Pero Pedro, con la urgencia de abrir la puerta, ignoró sus amenazas y comenzó a golpear la cerradura con las manos, tratando de forzarla. Viendo que no lo escuchaba, Clara, presa del pánico, alzó el palo y lo descargó contra la cabeza del chico.
Pedro se quedó atónito, con la mirada en blanco, mientras sus párpados cedían. Su cuerpo se aflojó y cayó al suelo sin fuerzas.
-¡Mamá! —exclamó Mónica, estremecida, sintiendo que toda la sangre abandonaba su rostro -¿Qué hiciste?
+25 BONO:
Capítulo 435
-Yo… murmuró Clara con la voz temblorosa-. Tenía miedo de que llamara a Luciana, ¿qué podía hacer?
-¡Lo que sea menos golpearlo! -protestó Mónica, arrojando la cinta adhesiva y la cuerda que había traído. Enseguida se agachó para auxiliar a Pedro. Al verlo, se quedó helada: la parte trasera de su cabeza sangraba profusamente.
Clara, al notarlo, se puso pálida.
-¿Crees que… se haya muerto?
Mónica respiró hondo, intentando no perder la compostura.
-Te dije que me consultaras todo… ¿por qué tenías que actuar así?
-Yo… -repitió Clara, casi al borde del llanto-. ¡Esto lo hago por tu papá… y por ti!