Capítulo 439
De inmediato, Alejandro la sujetó de la muñeca:
-Siéntate ordenó con voz firme.
Vio su rostro pálido y se sintió abrumado.
-¿Ya con solo una frase me acusas de no preocuparme por Pedro? ¿De veras no entiendes sí me importa, o simplemente quieres provocarme?
Luciana giró el rostro, negándose a mirarlo o responder. Alejandro dejó escapar un suspiro resignado:
-Esperemos a que Pedro despierte; sabremos mejor cómo ayudarlo. Yo estaré contigo, cuidándolo juntos, ¿de acuerdo?
que
-¿Tú?-repitió ella con sorna-. Por favor, un gran magnate como tú, ¿tienes tiempo para
eso?
Él advirtió su tono irónico, pero optó por no discutir:
-Lo haré. Aunque esté atareado, haré un hueco en mi agenda.
Con delicadeza, volvió a empujarla suavemente hacia la silla:
-Por ahora, come un poco, ¿sí?
-No, no quiero contestó Luciana, con el ceño fruncido.
que
había
Alejandro se quedó desconcertado. De hecho, él no se sentía responsable de lo pasado. Había llegado a la casa de los Herrera para rescatar a Pedro y no había intercambiado casi palabras con Mónica. «¿Por qué Luciana reacciona como si él fuera culpable?»> No le quedaba claro, pero suponía que
tenía que
calmarla.
-¿Entonces qué debo hacer para que comas? -preguntó con suavidad.
-Es sencillo -replicó Luciana sin titubear-. Márchate. Sin verte, se me quita el mal sabor.
Aquella frase retumbó en su pecho como un golpe. Se quedó callado unos instantes, con los puños apretados. Al final, habló con voz templada:
-De acuerdo, me voy. Pero, por favor, trata de comer algo.
Acto seguido, se levantó y dio la vuelta. Luciana, mientras tanto, retomó los cubiertos y siguió comiendo en silencio. Alejandro exhaló aliviado y, a la vez, se sintió herido. ¿Por qué le resulto tan insoportable?
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Además, seguía sin aclarar la cuestión principal: ¿Cómo terminó Pedro en casa de los Herrera con una herida tan grave? Recordó la mirada asesina de Luciana… ¿Qué diablos ha pasado?
En eso, sonó su teléfono. Vio que era Mónica.
-¿Bueno?
-Alex… —dijo ella con cautela-. Estoy abajo, afuera del hospital. ¿Cómo está Pedro? ¿Puedo verlo?
Alejandro se tomó un segundo para pensar y respondió:
-No subas. Pedro sigue inconsciente. Espérame, bajo en un momento.
-Está bien.
En el jardín del hospital, Mónica lo esperaba. Llevaba un curita en la frente, la zona que se lastimó cuando Luciana la empujó contra el suelo.
Al verla, Alejandro no pudo evitar preguntar:
-¿Te duele mucho?
-¿Esto? -respondió con una sonrisa forzada-. No es nada, solo un raspón.
Alejandro no insistió; guardó silencio antes de lanzar la pregunta clave:
-Mónica, ¿qué pasó hoy exactamente? Quiero escucharlo de tu parte.
-Vine justo para eso —dijo ella con un suspiro y luego tragó un poco de saliva-. Alex, sabes que Luciana es como mi hermana. Mi papá siempre la ha querido mucho…
Alejandro, al oírla mencionar la cercanía entre Luciana y Ricardo, sintió un ligero fastidio, pero no la interrumpió.
-Mi mamá, aunque tenga la boca muy filosa, en el fondo es buena persona -agregó Mónica
–. Hoy se topó con Pedro sin supervisión. Supuestamente estaba preocupado de que anduviera solo, y se le ocurrió llevarlo a casa. Fue una imprudencia. Debería haber avisado a la clínica inmediatamente, lo sé. La frustración tiñó su voz-. Fue un buen gesto mal hecho. Yo, en nombre de mi mamá, quiero disculparme. 2
–
Alejandro movió la cabeza, como negando:
-No tienes por qué disculparte conmigo.
-¿Podría entonces hablar con Luciana? -preguntó Mónica con un halo de esperanza-. Deseo decirle cuánto lo lamento.
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Él se quedó pensando un momento y negó:
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-Eso no depende de mí. Tendrías que hablar con Luciana directamente, pero no es el mejor
muy alterada.
día. Ella está muy
-Entiendo–respondió Mónica con un aire desilusionado, aunque tampoco le sorprendía. <<< Que Luciana aceptara verla sería, literalmente, un milagro.>>>
-Si no hay nada más, le pediré a Juan que te lleve. 38