Capítulo 460
-Sí, ese chico es… ugh… -Mónica frunció el ceño y se llevó la mano a la frente-. Caramba, me duele la cabeza… me siento extraña…
Luciana la observó con recelo:
-¿Oye? ¿Te sientes bien?
-No… -murmuró ella, entrecerrando los ojos. Me mareo, no veo bien…
Luciana notó que algo no cuadraba: su propia cabeza empezaba a pesar, su vista a nublarse. «<¿ Qué… pasa…?>> Se llevó una mano a la sien, intentando aclarar su mente. Vio cómo Mónica se desvanecía sobre la mesa.
-¡Hey, Mónica! —exclamó Luciana, sosteniéndola del brazo. Pero un segundo más tarde, ella también se sintió desfallecer. «La conciencia se le escurría como arena.>>>
Cayó apoyando el rostro en la superficie. Y entonces, todo quedó en silencio.
Pasados unos minutos, la puerta del reservado se abrió. Dos hombres -uno delgado, otro robusto entraron, se acercaron a la mesa y, sin titubear, cada uno cargó con una de las mujeres para salir con ellas.
***
Mientras tanto, en las oficinas de Guzmán Corporation, Alejandro se encontraba en plena reunión con varios directivos. Sergio recibió una llamada, se apartó para contestar y regresó con gesto alarmante:
-Señor… la señorita Soler fue secuestrada. Acaba de llegar la noticia.
Alejandro se quedó mudo un instante, con la mano levantada en señal de detener la sesión:
-Por hoy, la reunión se suspende. Cada uno regrese a sus funciones hasta nuevo aviso. 1
-Sí, jefe -respondieron todos, dispersándose de inmediato.
Alejandro se volvía hacia Sergio:
-¿Qué pasó? ¿La llamada era de los secuestradores?
-Sí.
Sergio frunció el ceño, contagiado por la preocupación—. Le dieron su ubicación exacta.
-¿Ubicación? -repitió Alejandro, sorprendido.
Pero no había tiempo para reflexionar. Se llevó las manos a la cabeza, sintiendo un dolor punzante. «<¿Cómo podía suceder algo así de nuevo?» Su primera sospecha apuntaba a la gente
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Capitulo 460
de Canadá, aunque supuestamente Felipe ya había tomado medidas para mantenerlos a raya. <<¿ Cómo lograron organizar este secuestro y salirse con la suya?>>
-¿Qué exigieron? -preguntó, saliendo de sus cavilaciones.
-No dijeron gran cosa todavía. Reportaron dónde la tienen… -Sergio se mostró pensativo-. Es extraño, normalmente los secuestradores no comparten la dirección tan fácil.
-Lo averiguaremos -decidió Alejandro, poniéndose en marcha-. Vámonos, y me cuentas en
el camino.
-Sí, señor.
Salieron ambos de la oficina y subieron a la camioneta, conduciendo a toda prisa hacia el punto
indicado.
-Revisé el mapa… —dijo Sergio mirando su teléfono—. Es una zona en demolición, casi abandonada. Las casas están en ruinas y ya no vive nadie por allí.
Perfecto -bufó Alejandro con sarcasmo-. ¡Elegir un lugar así les facilita las cosas! Más rápido, Sergio.
-Entendido.
De pronto, el teléfono de Sergio volvió a sonar. Con un gesto rápido para que Alejandro se percatara, él atendió:
-¿Sí? ¿Quién habla…?
Su semblante se transformó por completo, reflejando un susto enorme. Desde que era joven, seguía a Alejandro y rara vez perdía la compostura, pero esta vez se le veía descolocado. Al colgar, Alejandro supo que algo peor sucedía:
-¿Qué pasa? ¿Qué dijeron ahora?
Sergio respiró hondo:
-Señor… también tienen a Luciana. ¡La secuestraron junto con Mónica!
-¡¿Cómo…?! —Alejandro abrió los ojos de golpe, su cuerpo se tensó como si recibiera un golpe. Sentía un torbellino de incredulidad, enojo y terror.
En un arrebato de furia, soltó:
-¿Qué quieren ahora? ¡Maldita sea…!
Sergio tragó saliva, temiendo que Alejandro perdiera la cabeza:
-Me enviaron un segundo mensaje con la ubicación de Luciana…
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Capítulo 460
-¿Dónde? -Alejandro le arrebató el celular y abrió el enlace. Frunció el ceño-. Esto… ¿dos direcciones diferentes?
-Así es confirmó Sergio-. Una está en una punta de Muonio y la otra, en el extremo contrario. Incluso si fuéramos volando a la primera, tomaría cerca de dos horas llegar a la segunda. Y al revés.
Alejandro cerró los ojos con rabia contenida, apretando el volante. «¿A cuál ir primero?»> Pensaban ir a rescatar a Mónica… «¿Y Luciana, entonces?» 3
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