Capítulo 462
-Mmm… mmm… -sollozó en un susurro.
Igual que una oruga, fue avanzando muy despacio, retorciéndose en su afán de acercarse a la puerta. «<Alex, Alex… estoy aquí». Pero la distancia parecía infinita, aunque solo fueran unos
cuantos metros.
De pronto, un olor extraño penetró sus fosas nasales. El corazón se le detuvo al distinguir una tenue humareda entrando por una ventana rota. <<¿Ese humo?>>
-¡Fuego! -gimió internamente, moviendo la cabeza en señal de negación. Se le crispó el cuerpo entero al comprender: «Si el lugar se incendiaba y ella estaba inmovilizada, corría el riesgo de morir calcinada.>>
Con el rostro descompuesto por el terror, las lágrimas se agolparon:
—Mmm… ¡mm! —ahogó un grito, retorciéndose en vano contra las ligaduras.
El olor acre aumentaba, y la luz anaranjada que se filtraba confirmaba sus peores miedos: << estaba sucediendo algo muy grave». Quedó temblando sobre el piso, llorando con desesperación ante la idea de ser consumida por las llamas.
En ese momento, llegó Sergio, acompañado de varios hombres más, todos listos para buscar entre los escombros y edificios abandonados.
-¡Alejandro! —lo llamó―. Ya están aquí. Les pedí que registren meticulosamente el lugar desde afuera hacia adentro.
-De acuerdo.
Un segundo después, el propio Sergio señaló con un gesto nervioso hacia el flanco sureste:
-¡Mira…! ¡Se ve fuego por allá!
-¿Fuego? -Alejandro entornó los ojos. Recordó haber pasado cerca hace un rato-. ¡Rápido, veamos qué sucede!
Sin perder un instante, ambos corrieron hacia esa zona. Efectivamente, el incendio ya se había propagado a gran escala. El lugar estaba vacío, nadie vivía ahí, así que esa llamarada solo podía significar la reciente presencia de alguien.
-¡Llama a los bomberos! Y que el resto de nuestros hombres amplíen la búsqueda por toda esta área.
-¡Entendido!
1/3
Capitulo 462
+25 BONOS
Entre las flamas, Mónica volvió a oír con un leve eco la voz de Alejandro. Alzó la cabeza, llena de esperanza: «<Alex… Alex vino. Alex vino por mí…>> 2
Con un ímpetu renovado, se arrastró una vez más hacia la puerta. Pero el humo espeso la ahogaba y las fuerzas no le daban. Ni siquiera podía gatear.
«El peligro no acababa ahí». De pronto, Mónica percibió un crujido justo sobre ella. Miró al techo y distinguió un pedazo de tabla ardiendo, tambaleándose. Su corazón se heló. <«<Si le caía
encima…>>>
No hubo margen de reacción. Aquella sección del falso techo se desprendió y, con un estruendo, cayó directamente sobre Mónica. Sintió un golpe brutal, un dolor agudo que atravesó su cuerpo, y todo se volvió negro. 3
En ese mismo instante, la puerta frontal se desprendió del marco y se vino abajo con estrépito, levantando una nube de ceniza.
-¡Oye! ¿Hay alguien ahí? -preguntó uno de los hombres, aguzando la vista.
-¡Creo que sí! Parece… ¡es una mujer! -respondió otro, descubriendo a Mónica tendida entre escombros y humo.
-¡Avísale a Sergio! -ordenó el primero.
—¡Sí!
-¡Señor Guzmán, Sergio! -gritó uno de ellos-. ¡Encontramos a una mujer allá adentro!
El anuncio retumbó en los oídos de Alejandro, quien sintió que el corazón se le aceleraba.
-¿Dónde? -exclamó, mientras corría en esa dirección.
-Allá -señalaron-. Nuestro equipo intenta entrar a sacarla.
-¡Vamos! —dijo Alejandro, con un nudo en la garganta, temiendo lo peor. «Si hay una mujer aquí, seguro es Mónica…>> Se mordió los labios. «¡No puede haberle pasado algo terrible!>>
En cuanto llegó al punto, vio que uno de sus hombres se cubría con una manta húmeda, listo para adentrarse en la casa envuelta en llamas.
-¡Dámela! -ordenó Alejandro, deteniéndolo con un ademán.
El rescatista dudó un momento.
-Señor, es peligroso. Puede hacerlo cualquiera de nosotros…
-¡Sin discusiones, dámela! -insistió él. (1)
2/3
Capitulo 462
+25 BONOS
Sergio tampoco estaba de acuerdo.
-Señor, ellos pueden rescatarla igual. No arriesgue su vida.
Pero Alejandro no pensaba quedarse de brazos cruzados mientras otro lo hacía. Necesitaba entrar y sacarla él mismo. 11
Sergio conocía demasiado bien a Alejandro. Cuando éste tomaba una decisión, era inútil intentar detenerlo. Al recibir la señal, uno de los hombres le colocó la manta húmeda sobre los hombros, y sin más, Alejandro se internó entre las llamas.
El tiempo apremiaba. Alcanzó a divisar a una figura encogida en el suelo y, sin pensarlo, se inclinó para
alzarla en brazos y salir de allí. La distancia era corta, y por fortuna consiguió atravesar el humo sin sufrir percances mayores. 1
Apenas emergía a salvo, escuchó un chasquido y sintió algo caer al piso: «<Clic, clic…>> 3
Volteó en redondo, alcanzando a ver cómo un objeto rodaba unos cuantos centímetros antes de perderse en el resplandor del fuego. 50
Today’s Bonus Offer
