Capítulo 476
+25 BONO!
-Ja… -ella soltó una risita seca y lo miró con seriedad-. ¿“Lo mío“? ¿Acaso no estás en el hospital por tu lesión? A estas alturas, tus gustos son los importantes. ¿Por qué no te dedicas a pensar en ti mismo, en vez de jalarme a la fuerza?
Él notó la frialdad de su respuesta, pero guardó silencio. Al final, se sentaron a la pequeña mesa. Luciana, sin mucha expresión, se dedicó a comer. Alejandro, por su parte, comenzó a pelar camarones y cortar la carne en trozos para ella, tal como solía hacerlo. Ella, sin embargo, comió con la vista fija en su plato, sin dirigirle palabra.
En pocos minutos terminó su porción, mientras Alejandro apenas había probado bocado, más concentrado en atenderla que en comer él mismo. Al acabar, Luciana limpió su boca con la servilleta y se puso de pie:
–
Bien, ¿puedo irme ahora?
La pregunta sonó helada. Alejandro respiró hondo, y rodeó su cintura con el brazo sano, con cautela por no lastimarse ni herirla:
-¿Es que no puedes quedarte a mi lado un rato? -soltó con suavidad.
Ella se zafó:
-¿Para qué? Si aquí, en esta camita de hospital, no hay espacio suficiente para dormir. Y mi estado, me muevo bastante por las noches…
por
-No tienes que usar la cama extra. -Él negó con la cabeza-. Conmigo hay suficiente espacio. Si no duermes bien, yo te sujetaré para que no ruedes al suelo.
Lo dijo con una naturalidad pasmosa, como si fuera el escenario más lógico del mundo. Luciana parpadeó, incrédula. «¿De verdad cree que va a compartir la cama conmigo?»>
-Te das cuenta de la ridiculez, ¿no? -soltó con un amago de risa-. ¿Qué parte de “no quiero acostarme más contigo” no has entendido?
Alejandro notó cómo cada palabra le dolía. Pero replicó, con la voz tensa:
-¿Y qué parte de “no he aceptado tu propuesta de separarnos” no te queda clara?
Llevas días soltando decisiones unilaterales. «Yo jamás aprobé dormir en cuartos separados, ni ahora, ni luego…>>
Las miradas chocaron en el aire: la suya, fría, y la de él, cargada de tozudez y frustración. El ambiente se quedó en silencio, como si una tormenta se cerniera sobre ellos.
-No vine a pelear contigo -respondió Luciana, hastiada—. En cualquier caso, no dormiré a
1/3
+25 BONOS
Capítulo 476
tu lado. Si no me dejas marcharme, me quedaré sentada en el sillón de la habitación toda la noche.
Al ver la determinación en sus ojos, Alejandro no tuvo más remedio que ceder un poco:
-De acuerdo, no dormirás a mi lado. Pero tampoco vas a marcharte. Quiero que te quedes conmigo aquí.
<<<Así que aquella era su decision». Luciana resopló internamente. «Mejor el sillón o la cama de acompañante que compartir el lecho con él». Tras un instante, alzó la mirada:
-Quiero darme una ducha anunció, cambiando de tema con frialdad. De paso, lo miró de reojo-. Haz que alguien me traiga ropa limpia. La mansión Rinconada queda lejos, así que dile a alguien que busque mis cosas en casa de Marti. Ella tiene mis cambios de ropa.
-De acuerdo aceptó él, sin ocultar cierto alivio. Verla darle indicaciones, como si él fuera su “asistente,” le provocaba incluso algo de ternura. Intentó bromear-. Vaya… Entonces, en este momento, sí me consideras tu esposo, ¿verdad? ¿Ya no estoy tan distanciado?
-¿Ah? -Luciana esbozó una sonrisa muy leve-. Para nada. El señor Alejandro Guzmán siempre ha sido un caballero. ¿Acaso no es tu deber atender a la “dama” que te rodea?
Zas. Enfrentado a su sarcasmo, Alejandro no pudo sino tragar su disgusto en silencio. <<¿Por qué habría metido la pata intentando ser simpático?>>
-Iré a avisar que traigan tus cosas -murmuró, saliendo con el ceño fruncido.
Mientras Luciana entraba al baño a ducharse, uno de los hombres a cargo fue por la ropa a casa de Martina. Al poco rato, Simón apareció cargando no solo un atuendo, sino un maletín y una bolsa de viaje.
-Alejandro… traje todo lo que encontró en casa de Martina. Dijo que Luciana lo dejó listo, como si planease pasar unos días -comentó Simón, incómodo.
La mirada de Alejandro se oscureció: «¿Estuvo preparando mudarse con Martina?»>
-Deja eso por ahí. Gracias respondió con un gruñido.
Unos segundos después, escuchó la voz de Luciana desde el baño:
-¡Alejandro, ya llegó mi ropa?
-¡Sí! —anunció él, aproximándose a la puerta. En teoría, solo debía tenderle la bolsa por la rendija. Sin embargo, en un impulso, deslizó el brazo y empujó más la puerta, colándose al interior.
-¿Pero qué…?–Luciana, sorprendida, se cubrió con la toalla al verlo irrumpir-. ¡Sal de aquí! ¿Qué te pasa?
2/3
Capitulo 476
+25 BONO!
Él no contestó nada. Simplemente, la tomó de la muñeca y la atrajo con fuerza contra su pecho. Sin más, inclinó la cabeza para besarla con impetu.
Today’s Bonus Offer
GET IT NOW
2/2