Capítulo 494
Fiel a su palabra, Alejandro la llevó de inmediato a la Estancia Bosque del Verano, lugar donde había instalado a Pedro en un pabellón privado. Allí contaban con un médico especializado, y también estaban Lorenzo y Balma para cuidarlo.
Apenas vio a su hermana, Pedro corrió a recibirla con una gran sonrisa:
-¡Hermana!
-Pedro, cariño… -Luciana se inclinó para darle un suave abrazo.
-¡Cuñado! -agregó Pedro, mirando detrás de ella hacia Alejandro-. ¡Este lugar es enorme!
-¿A que sí?-contestó Alejandro, devolviéndole la sonrisa-. Te lo dije, aquí es mucho más grande y entretenido.
-¡Sí, me gusta mucho! -exclamó Pedro, entusiasmado.
Luciana se sorprendió:
-¿De verdad te gusta, Pedro?
—¡Ajá, me encanta!
Al ver a su hermano tan contento y estable, Luciana sintió un gran alivio. Al fin respiró tranquila. Alejandro, sin que ella se diera cuenta, le tomó la mano:
-Tengo una reunión en un rato. ¿Te quedas con Pedro o vienes conmigo?
-Ve y atiende tus asuntos —respondió Luciana sin dudarlo-. Yo me quedo un rato más con Pedro.
De acuerdo aceptó él, levantando la mano para apartarle un mechón de cabello con suavidad, aunque su gesto denotaba cierta amenaza velada—. Dejaré a Simón contigo. No estoy tranquilo si no cuento con su protección.
Protección o vigilancia, todos sabían de qué se trataba. Luciana se limitó a guardar silencio, pero en su interior soltó una risa irónica.
-Luciana… -prosiguió Alejandro, pellizcándole suavemente la mejilla y murmurándole en voz baja-. Espero que esta sea la última vez. Pedro pronto viajará al extranjero. Cambiarlo constantemente de ambiente podría afectarlo, ¿no crees?
Las palabras de él le calaron hondo. Era evidente que si Luciana se echaba para atrás o si no cumplía con lo que Alejandro exigía, Pedro volvería a ser objeto de sus maniobras. Incapaz de replicar, Luciana apretó los dientes con rabia y frustración.
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Capítulo 494
-Bien, me voy entonces. Tal vez regrese tarde. Simón te llevará de vuelta a casa -concluyó Alejandro.
Se inclinó para besarla, pero Luciana desvió el rostro, de modo que sus labios apenas rozaron su mejilla. Él no se molestó y soltó una risa suave. Mientras Luciana siguiera a su lado, podía permitirse sus pequeños arrebatos, porque estaba dispuesto a mimarla y a ceder… en lo que
él
quisiera.
Como Alejandro ya había anunciado que volvería tarde, Luciana aprovechó para cenar con Pedro antes de regresar.
Al llegar a la casa, Amy la recibió en la entrada: 1
-¡Luciana, qué bueno que volviste! -exclamó con una sonrisa. Hace un rato llegaron tus maletas. Ya las llevamos a tu habitación.
-Gracias, Amy.
-No hay de qué. -Amy señaló la cocina-. Puse a hervir un caldo nutritivo. En un momentito te lo llevo arriba.
-Está bien, gracias…
Amy pareció dudar y luego habló con cautela:
-Luciana, es un alivio tenerte de vuelta. Mientras estuviste fuera, el señor Alejandro anduvo con un humor terrible, a tal punto que todos en la casa le tenían pavor. Perdona que me atreva, pero él… realmente te quiere.
¿De verdad la quiere?
Luciana dibujó una sonrisa ambigua sin responder.
¿Cómo podía creerlo? Si la quisiera de verdad, no usaría a Pedro su único hermano- para someterla. Para él, su supuesta “devoción” no era otra cosa que un capricho egoísta. 1
***
Cuando Alejandro regresó, Amy estaba justo por subir las escaleras con un tazón de caldo nutritivo.
-¡Señor Alejandro! -lo saludó Amy-. Qué bueno que ya se ve más animado. Gracias a Luciana, claro.
-Así es respondió él con una sonrisa. Alzó la mano para recibir la bandeja—. Déjamelo a mí.
Puedes descansar.
-De acuerdo -dijo ella, y añadió en voz baja-. Ahora que Luciana volvió, trate de
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Capítulo 494
consentirla.
-Lo sé.
Con la bandeja en mano, Alejandro subió al piso de arriba. Luciana acababa de salir de la ducha y estaba sentada en el sofá, secándose el cabello.
-Pásame la toalla le ofreció Alejandro-. Yo te ayudo a secarlo.
-No hace falta -contestó ella, sacudiendo las puntas húmedas-. Ya casi termino.
-Entonces, perfecto -dijo él, tomando la taza de caldo-. Amy lo preparó hace un rato, pruébalo. Deja que te dé de comer…