Capítulo 511
-¡Mamá!
En la habitación de la sección de quemaduras, Mónica apenas podía contener la furia que sentía hacia su madre.
-¿Cómo se te ocurre ir a pelear con Luciana? ¡Te dije mil veces que no actuaras por tu cuenta!
Clara, sintiéndose culpable, bajó la voz:
-No pensé que Alejandro estaría ahí, y tu padre… antes él no era así. Ahora, ¿qué hacemos?
¿Qué hacer?
A Mónica le dolía tanto la cabeza como las heridas de su cuerpo. ¿No estaba ya lo bastante desgraciada, con su piel quemada y ese aspecto que la atormentaba cada minuto? Y encima, ahora salía a la luz que Luciana era hija de Ricardo… jun desastre más!
¿Qué pensaría Alex de ella, sabiendo todo eso? ¿Creería que ella también había abusado o maltratado a Luciana de alguna forma? ¿La vería con desprecio?
Escapar no era una opción. Tal vez era mejor adelantarse antes de que Alejandro acudiera a cuestionarla… 3
Mientras tanto, porque Luciana estaba embarazada, Delio buscó a la doctora Alondra para que la revisara.
-Fue un episodio de insuficiencia respiratoria por una crisis de ansiedad -dictaminó Alondra, mirando de reojo a Alejandro con evidente molestia―. ¿Qué ocurrió para que una embarazada de segundo trimestre se pusiera así? ¿Es que su marido no sabe moderarse?
Alejandro, en silencio, aceptó la crítica. De algún modo, reconocía su propia responsabilidad.
–No hay mucho más por hacer -continuó Alondra-. Un poco de oxígeno, una dosis de progesterona, y en unos minutos recobrará el sentido. Eso sí, cuidado con alterarla de nuevo.
-Entendido respondió Alejandro con un leve asentimiento.
Delio se fue con Alondra, y al poco rato entró la enfermera para administrarle la inyección de progesterona a Luciana. Tal como había anunciado la doctora, al cabo de un rato Luciana abrió los ojos, con el semblante algo más relajado tras recibir oxígeno.
Alejandro estaba sentado a su lado, sosteniéndole la mano con sutileza.
Despertaste. ¿Te sientes mejor?
1/3
Capítulo 511
Al reconocerlo, Luciana giró la cabeza hacia la ventana, alejando la mirada.
-Estoy bien. No hace falta que me acompañes.
Él percibió esa frialdad. El nudo en su garganta se hizo más fuerte:
-¿Por qué… nunca me lo contaste?
Se supone que eran esposos, la pareja más cercana del mundo. Hubo incontables ocasiones en que pudo habérselo dicho…
-¿Contar qué? -replicó ella con una risa sarcástica, breve y amarga-. Cuando tenía ocho años, mi padre falleció.
Ese hombre, Ricardo, es el padre de Mónica, no el mío…
Hizo una pausa, dejando escapar un suspiro casi inaudible:
-Tú también perteneces a Mónica, no a mí. ¿Para qué habría de hablar contigo?
—Luciana… —murmuró Alejandro, con el pecho encogido.
-No tengo energías para discutir. Quiero descansar. Vete, por favor.
Luciana retiró su mano de la de él y cerró los ojos, adoptando una postura de total rechazo a la conversación. Recordando las advertencias de Alondra de no estresarla más, Alejandro apretó los labios y contuvo su frustración.
-Está bien. Descansa. Llámame si necesitas algo.
Por supuesto, Luciana no le contestó. Ya en la puerta, Alejandro se volteó a mirarla, pero ella no le dirigió ni un vistazo.
***
Alejandro abrió la puerta de la habitación y se encontró de frente con Rosa.
-Se… señor Guzmán.
Él asintió levemente.
-Luciana está descansando. Te pido, por favor, que la vigiles. Si surge algo, llámame.
—Claro, no se preocupe. Yo cuidaré de Luciana… Rosa vaciló un segundo, mordiéndose el labio-. Pero, señor Guzmán… no tengo su número.
Cierto. El número personal de Alejandro no se compartía a la ligera. Sin embargo, por Luciana, haría una excepción.
2/3
Capitulo 511
Sacó su celular.
-Está bien. Dámelo, lo agrego.
-¡Oh…! -Rosa contuvo la emoción-. De acuerdo, señor Guzmán. (5
