Capítulo 514
Alejandro apenas podía imaginar lo que Luciana, tan joven, había vivido. Y lo peor era saber que todo se debía, en gran medida, a Ricardo.
Lo más irónico era que él, en su momento, llegó a malinterpretarla una y otra vez, sin comprender la verdadera magnitud de lo que Ricardo había hecho. Porque, más allá de lo que Mónica pudiera o no exagerar, la realidad incuestionable era que Ricardo había fallado rotundamente como padre. No había protegido ni cuidado de sus dos hijos, al punto de convertirlos en completos extraños para él.
Además…
La preocupación más honda de Alejandro era la duda que Mónica había sembrado: ¿y si Luciana realmente lo usaba para vengarse?
Recordó aquella etapa al principio de su matrimonio, cuando Luciana intentó divorciarse. En ese entonces, él se dio cuenta de que ella escondía algo, de que había un motivo detrás de esa urgencia por separarse. ¿Sería, acaso, toda esa rabia contenida que sentía hacia su familia?
El simple hecho de imaginar que su relación pudiera basarse en un resentimiento tan profundo le hacía sentir un sabor sumamente amargo, como si hubiera tragado veneno.
***
Mientras tanto, Luciana descansó un rato y, al sentirse mejor, retiró la cánula de oxígeno.
—¡Luciana! —exclamó Rosa, sorprendida al verla levantarse-. ¿Estás segura de que puedes ponerte de pie? Deberías seguir reposando si no te sientes del todo bien.
-No te preocupes -respondió ella con una sonrisa-. Solo me sentí un poco mareada hace rato, pero ya se me pasó.
El gesto de Luciana lucía convincente, no parecía fingir su recuperación.
-Está bien–aceptó Rosa-. Pero si empiezas a sentirte mal de nuevo, avísame enseguida, ¿ eh?
-Sí, claro.
Con Luciana distraída, Rosa aprovechó para tomarle una foto con el celular y enviarla por WhatsApp a Alejandro. En la imagen se veía a Luciana vestida con su ropa de trabajo, hablando con la enfermera. Lucía bastante bien.
Alejandro, al recibirla, dejó salir un suspiro de alivio. Respondió con un escueto: [Gracias].
Cuando Rosa leyó ese mensaje, repitió en voz baja:
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Capitulo 514
–“Gracias“… No hay de qué.
-¿De qué te ríes? -preguntó Luciana, que en ese momento apareció a su lado y, al ver a Rosa ensimismada con el teléfono, agitó la mano frente a sus ojos-. Te noto muy contenta hablando sola.
-¿Ah? —Rosa casi saltó del susto y metió el teléfono en su bolsillo, nerviosa-. N–no es nada.
Luciana entrecerró los ojos, divertida:
–¡Vaya! ¿Por qué te pones tan nerviosa? ¿Acaso es tu novio?
-¡¿Q–qué novio?! -respondió Rosa con el rostro completamente encendido-. ¡No digas tonterías!
Con el “señor Guzmán” en la cabeza, pensó que era imposible que él pudiera fijarse en ella de esa manera. Si quiera le dirigía algunas palabras, ella ya se sentía más que satisfecha. Y cuanto más le daba vueltas en su mente, más le ardían las mejillas. 1
Luciana notó lo fácil que era hacerla sonrojar y se apiadó.
-Bueno, ya, no te me alteres. Solo bromeaba… En fin, me voy.
Alzando el folder con unas órdenes de interconsulta, Luciana salió del lugar. Y, como si nada hubiera pasado, siguió cumpliendo con su trabajo. No le importaban las miradas curiosas o compasivas de los demás. Era empleada de planta ahora, así que lo único en lo enfocarse era en aprovechar cada minuto y trabajar duro.
que debía
Esa mañana, se dedicó a visitar varios departamentos del hospital para realizar evaluaciones clínicas. Al regresar, ya cerca de la hora del almuerzo y sin haber probado bocado, Delio la llamó a su oficina.
-Profe, ¿me buscaba? -preguntó Luciana tras tocar la puerta y entrar. Para su sorpresa, no estaba solo.
Junto a él había un hombre joven, alto y algo delgado, de facciones finas y un aire intelectual bastante marcado.
—
-Hola -la saludó con una sonrisa cordial.
-E–eh… hola —balbuceó Luciana, volviendo la mirada hacia Delio en busca de ayuda—. ¿ Quién es él?
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