Capítulo 527
-Uno nunca sabe–contestó Victoria, hablando casi para sí misma-. Si no lo intentamos, no sabremos si era posible.
No hubo tiempo para más. Se oyó el ruido de la puerta del baño, y Luciana salió de allí.
-No sigas–susurró Victoria, tomando a Diego del brazo. Luego, se volvió hacia Luciana con una sonrisa amable-. Luciana, ven. El desayuno está caliente… No sabía bien qué te gustaba, y olvidé preguntarte. Si algo no te agrada, dímelo sin pena.
-Señora Domínguez, todo se ve muy bien -respondió Luciana, fijándose en la comida. Había platos bien balanceados y apetitosos-. Muchas gracias. 1
-No es nada. Victoria meneó la cabeza-. No me hables de “usted“, aquí somos familia. Si te apetece algo más, pídemelo.
-Está bien… gracias -musitó Luciana, mordiéndose un poco los labios.
No podía evitar sentirse incómoda. La actitud de Victoria era completamente distinta a la de antes. Durante todos los años que había conocido a Fernando, ella nunca le mostró buena cara. Ahora, en cambio, se portaba cálida y atenta.
Mientras Luciana se sentaba a probar bocado, llegó el médico para la ronda matutina. Revisó los signos vitales y confirmó lo que la enfermera había notado:
Los valores de Fernando mejoraron bastante. Se ve que lo han cuidado bien; mantengan lo que han estado haciendo,
-¡Qué buena noticia! -exclamó Victoria, con una sonrisa de alivio—. Doctor, ¿tendrá alguna idea de cuándo despertará?
-Eso no puedo asegurarlo -respondió el médico-. Al observar los parámetros, es claro que ya no corre riesgo de vida. Lo más probable es que, por el cansancio extremo y el insomnio prolongado, su cuerpo esté aprovechando esta oportunidad para descansar. Déjenlo dormir.
-Claro… -exhaló Victoria, aliviada.
No pudo evitar dirigirle una mirada a Luciana, consciente de que en gran parte era gracias a ella. Estaba convencida de que Fernando la necesitaba a su lado.
Con la revisión concluida, Luciana se dispuso a marcharse.
-¿Te vas ya? -preguntó Victoria con evidente desaprobación-. Pero… Fernando todavía te necesita. ¿Y si, en cuanto te vayas, su condición vuelve a empeorar?
-En tal caso, llámeme -respondió Luciana-. Si no puedes comunicarte conmigo por mi
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teléfono personal, busca mi extensión en el área de hospitalización. Hoy estaré en el servicio todo el día. 1
Considerando
que Fernando ya estaba estable y que su trabajo era primordial, Luciana no podía descuidarlo. Victoria no tuvo más opción que asentir.
—Sí, claro, el trabajo es importante… -musitó, a regañadientes-. Oye, ¿podrías venir a verlo al salir? Por favor…
-Por supuesto. Y si Fernando despierta antes de que regrese, por favor avíseme de inmediato, señora Domínguez.
-¡Claro que sí! -afirmó Victoria.
Luciana se apresuró a llegar a su área de trabajo y, para ese momento, ya habían pasado unos minutos de la hora de relevo. Mario le asignó la programación para la cirugía del día siguiente:
-Luci, prepara la notificación y encárgate de hablar con el paciente antes de la operación. Por la tarde, tengo una conferencia en la universidad, así que tú me reemplazarás en la tercera cirugía.
-Perfecto aceptó Luciana, mirando el plan. Pasó la mañana ocupada entre una y otra tarea.
Al mediodía, estaba a punto de ir a la cafetería a comprar algo rápido, cuando una enfermera de turno se le acercó:
-Doctora Herrera, alguien la busca afuera. Dice que es de su familia y que trae algo para usted. ¿Lo hago pasar?
“¿Familia?“, pensó Luciana, confusa. Aparte de Pedro, no tenía a nadie que pudiera calificar de “pariente” en ese sentido… A no ser que fuera Alejandro. Pero si se tratara de él, las enfermeras lo reconocerían, pues lo habían visto antes.
-Está bien, gracias -respondió.
Se puso de pie y, para su sorpresa, vio entrar a Victoria con varias bolsas. Luciana se quedó atónita.
-¿Señora Dominguez?
-¡Luciana! -exclamó Victoria, acercándose con una sonrisa y colocando las bolsas encima del escritorio. Te traje algo….
-¿Todo esto…?
Pues ya es mediodía -explicó Victoria, abriendo una de las bolsas y sacando un termo para comida-. Yo sigo aquí acompañando a Fernando, y como en casa me mandan comida, pensé: “ ¿Por qué no enviar un poco más para Luciana?” Si de todos modos iban a venir al hospital,
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preferí que trajeran un poco extra.
Mientras hablaba, iba sacando varios recipientes de comida. En comparación con el desayuno, la variedad era más abundante, con distintos platillos bien balanceados, además de una sopa o caldo.