Capítulo 537
Escuchar aquello dejó a Felipe sin argumentos. Llamó de inmediato y consiguió un auto. Simón cargó el equipaje en la cajuela.
–Felipe, Amy, Simón, gracias por todo. -Luciana se despidió con un leve gesto antes de subir al taxi. Bajó la ventanilla para darles un último adiós, y luego el vehículo partió, perdiéndose de
vista.
En la entrada, los tres se observaron con preocupación.
—Simón –comenzó Felipe-. Tú debes saber algo, ¿qué pasó exactamente?
–Pues… –Simón balbuceó, y terminó por relatar la historia-. Eso fue lo que ocurrió.
Felipe y Amy se quedaron boquiabiertos, incrédulos, para luego replicar al unísono:
-¡Imposible! ¡Eso es absurdo! No tiene sentido que Luciana haya sido infiel…
-Yo tampoco lo creía -murmuró Simón-. Pero… si no lo hubiera visto con mis propios ojos
Dentro del auto, Luciana se cruzó de brazos. Reinaba un silencio tan denso que empezó a sentir frío… un frío que no era solo físico, sino que parecía filtrarse desde su piel hasta llegarle al corazón. Cerró los ojos, pero aun así las lágrimas se abrieron paso poco a poco, humedeciéndole la mirada.
<<De verdad se acabó», pensó.
¿Era un final anunciado? Desde el principio su matrimonio había pendido de un hilo, pero jamás imaginó que el desenlace sería tan amargo y humillante. ¿La odiaría Alejandro para siempre? ¿Se acordaría de ella? Probablemente no. Después de todo, ¿qué derecho tenía una “ esposa infiel” a subsistir en su memoria?
–Ugh… –gimió, bajando la cabeza y ocultando el rostro en el hueco de su brazo, soltando un llanto contenido.
En general no era de lágrimas fáciles, pero esta vez el dolor la rebasó. Lloraba sin parar, como una marea incontenible.
El chofer, al verla con el vientre abultado y tan triste, se preocupó
–Señora, ¿está bien? ¿Quiere que la lleve a un hospital?
-No… no, gracias titubeó Luciana, alzando la vista y negando con la cabeza.
Luego, se contuvo, secando las lágrimas con la mano.
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Capitulo 537
<<De todas formas, esto lo busqué yo», se dijo. «Ya lloré lo suficiente.»
Aun así, su corazón se estremeció al recordar un nombre.
<<Adiós, Alex… Adiós, Alejandro.
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Macroplaza.
Salvador llegó un poco tarde y, al sentarse en la mesa, solo vio a Jael y a Jacobo. Ni rastro de Alejandro. Dio un trago a su bebida y miró a su alrededor.
-¿Dónde está?
-Allá -respondió Jacobo, señalando la pista de baile en el centro-. Está mirando una competencia de danza.
-¿Qué rayos…? -Salvador casi se atragantó, tosiendo-. ¿Se volvió loco o qué?
-Jejeje -Jacobo rio con picardía-. Vine temprano y le pregunté a Sergio qué pasaba. Al parecer, nuestro Alex… bueno, le pusieron el cuerno.
-¿Mónica? -soltó Salvador sin pensarlo dos veces, sorprendido.
-No, no. La “señora Guzmán” oficial -explicó Jael, sacudiendo la cabeza-. ¿A que no te lo esperabas?
La cara de Salvador reflejaba total desconcierto.
-¿Están seguros?
-Lo confirmaron: Alejandro los vio con sus propios ojos y Sergio estaba presente – recalcó Jacobo.
Salvador dejó la copa en la mesa, todavía incrédulo. No imaginaba a Luciana haciendo algo así.
-Iré a ver a Alex.
En la pista central el ambiente estaba al rojo vivo. La música retumbaba con un ritmo intenso, mientras en el escenario una bailarina enmascarada movía las caderas con sensualidad.
Salvador frunció el ceño, abriéndose paso entre la multitud hasta llegar junto a Alejandro.
-Alex…
-¿Llegaste? -respondió él, sin apartar la mirada de la bailarina, contestando con indiferencia.
Salvador se sintió todavía más incómodo..
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Capítulo 537
-Oye, es que Luciana…
-¿Qué pasa, hermano? -lo interrumpió Alejandro, alzando la voz con un tono aparentemente alegre-. Ven a ver el show conmigo.
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