Capítulo 538
Se inclinó para rodear con un brazo los hombros de Salvador.
—¿Ves a esa de allá? Aposté a que se llevaría el título de “Reina del Baile” esta noche. ¿Qué opinas? ¿Baila bien o no?
Salvador pensó: «Vaya, sí que está afectado»>.
–Eh… sí, muy bien–contestó con cortesía.
-¿Qué decías? —volvió a preguntar Salvador, intentando retomar el tema de Luciana.
-¡Excelente! -exclamó de pronto Alejandro, estallando en aplausos y vítores hacia la artista –. ¡Lo hace increíble!
La música terminó, la bailarina se inclinó, y el público prorrumpió en aplausos.
-Vámonos a tomar algo -soltó Alejandro, volviéndose hacia la mesa donde estaban los demás.
No habían reservado una sala privada, sino que se sentaron en la zona general, en medio del bullicio. Jael ya tenía las copas servidas para ellos. Alejandro se dejó caer en la silla y bebió de golpe, sin darle tiempo a nadie de decir nada. Jacobo miró a Salvador con una expresión de «<¿y, hablaste con él?». Salvador apenas se encogió de hombros, como diciendo «no hay forma, no me escucha>>.
En eso apareció el gerente del lugar.
–Señor Guzmán, Señor Morán, Señor López, Señor Ponce, muy buenas noches -dijo, saludando a cada uno –. Vengo a informarle algo: la competencia terminó y, como apostó al número 8, efectivamente, ella ganó el título de “Reina del Baile“.
-¿Ah, sí? –Alejandro arqueó una ceja con una sonrisa-. ¿Lo ves? Sabía que ganaría.
Señor Guzmán, ¿quiere que le traiga sus ganancias ahora o prefiere que se las cambiemos por efectivo?
No hace falta–contestó Alejandro con un gesto de la mano, como quien no le da importancia-. Úsenlo para invitarnos a todos más bebida, supongo.
–Muchas gracias, señor Guzmán -dijo el gerente con una sonrisa. Ya se imaginaba que alguien con esa posición no lo hacía por el dinero, sino por diversión.
-Ah, y otra cosa, señor Guzmán: de acuerdo con las reglas del concurso, la ganadora debe brindar con el apostador que confió en ella. Ella está allá esperando. ¿Quiere que la invite a pasar?
Capitulo 538
+25 BONO
-¿En serio?-inquirió Alejandro, mostrando un aire de curiosidad. Giró la cabeza hacia una chica joven que aguardaba a poca distancia. Era alta, delgada, y lo miraba con algo de timidez e
ilusión.
En otro momento, él se hubiera rehusado de inmediato, pero ahora… ¿a quién podía importarle? Su esposa ciertamente no.
Alejandro sintió un pellizco en el pecho, apretó los dientes y al final respondió:
-Sí, que venga.
-¡Claro! -El gerente sonrió, entusiasmado, y fue a llamar a la muchacha. Era una bailarina local de la Macroplaza; si al señor Guzmán le gustaba, ellos también podrían beneficiarse.
Mientras se aproximaba a la joven, el gerente le advirtió:
-No hables de más ni hagas nada raro. Si el señor Guzmán te elige, tendrás tus ventajas. ¡No arruines todo por hacerte la lista!
La bailarina frunció el ceño con desagrado.
-Gerente, no vine a venderme; solo bailo…
-¡Bah! -bufó él-. Guárdate tus moralismos. El señor Guzmán te llamó porque le pareciste buena opción. Ni se te ocurra negarte. Si no quieres, pues lárgate y renuncia.
Al escuchar eso, el rostro de la chica perdió color y murmuró en voz baja:
-De acuerdo…
-Así me gusta…
Regresó con ella hasta la mesa de Alejandro.
-Señor Guzmán, aquí la tiene.
Alejandro permanecía recargado en el sofá, con el brazo extendido sobre el respaldo y la otra mano levantando la copa. Al verlos llegar, alzó ligeramente la barbilla y le hizo un gesto a la joven.
-Acércate, quiero verte mejor.
—Sí… —dijo ella, avanzando con cierta inseguridad. El gerente no soportó esa lentitud y la apremió:
-¡Luciana, apúrate! El señor Guzmán no tiene todo el día.
-Ah… sí…
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+25 BONO!
Capitulo 538
-¡Espera un segundo! -exclamó Alejandro de pronto, sin perder la sonrisa. Cualquiera que lo conociera bien, como Salvador y los otros, sabría que esa expresión le hervía de rabia interior.
-¿Cómo te llamas? -preguntó, dirigiéndose a la chica.
Ella se sorprendió al ver que el señor Guzmán era tan joven y, sobre todo, tan atractivo. Al principio no deseaba venir, pero ahora su actitud titubeante había cambiado.
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