Capítulo 546
La rabia lo invadió de golpe. Alzó el brazo y, con un movimiento brusco, estrelló el teléfono contra la pared. ¡El aparato se deshizo en pedazos!
¡No quería saber nada de ella, ni de su nombre ni de su persona! ¡No anhelaba llamadas ni noticias suyas! ¡Quería arrancarla de su vida!
Por la tarde, durante la reunión, todos percibieron el mal humor de su gran jefe, Alejandro. Aunque en el día a día solía mostrarse distante, mantenía un trato educado. Sin embargo, aquel día entró con un gesto sombrío y parecía imposible evitar su enojo. Cada ejecutivo que tomaba la palabra recibía comentarios mordaces; a algunos los interrumpía con frialdad y a otros les espetaba preguntas incómodas.
—Señor Guzmán -dijo el gerente de Proyectos, muerto de miedo al entregarle el plan para el siguiente mes-. Este es el documento con la programación de lo que haríamos el próximo periodo. Por favor, revíselo.
Alejandro no contestó de inmediato. Tomó la carpeta, le dio una ojeada… y su expresión se agrió aún más. Sus ojos se entornaron peligrosamente.
-¿CreaTech?
-Eh, sí -respondió el gerente, preguntándose qué ocurría. Esa misma colaboración había sido elegida hace tiempo por el propio Alejandro y, hasta el momento, había dado buenos resultados, beneficiando a ambas partes.
-Ja. Un escalofriante bufido escapó de Alejandro, lanzando la carpeta sobre la mesa-. Suspende cualquier acuerdo con CreaTech a partir del mes que viene.
-¿Qué? -exclamó el gerente, sorprendido. Señor Guzmán, ¿por qué?
Alejandro le lanzó una mirada fulminante.
-¿Desde cuándo tienes derecho de interrogarme?
-Es que… insistió el gerente-. ¿Cuál sería la razón? Hasta ahora todo marchaba bien con CreaTech. Si de pronto rompemos el contrato, no solo perderemos ganancias, sino que encima habrá que pagar una penalización por incumplimiento.
-Tsk. -Alejandro soltó un bufido helado.
-¿Me estás diciendo que no puedo costear la indemnización? ¿O que, si no gano ese dinero, no podré pagarles a ustedes?
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+25 BONO!
¡No, no es eso! –respondió el gerente, con el corazón acelerado y negando con la cabeza-. No quise dar a entender eso…
-¡Entonces haz lo que digo! -exclamó Alejandro, subiendo el tono. Todos en la sala notaron que estaba furioso. Si eres incapaz de cumplir esta orden, le pediré a Sergio que te despida.
-S–sí, señor Guzmán -titubeó el gerente, guardando rápidamente sus papeles. “Que pague la empresa la indemnización… al final no seré yo quien pierda“, pensó con amargura.
A un costado, Sergio se quedó pensativo, frunciendo el ceño. Alejandro, normalmente tan estricto en separar lo laboral de lo personal, ahora prefería perder dinero con tal de romper con CreaTech. ¿La razón? CreaTech le pertenecía a Fernando. Y parece que Fernando iba a pagar muy caro la “humillación” que Alejandro sentía.
Terminado el meeting, regresaron a la oficina del CEO. Alejandro se quitó la chaqueta y se volteó hacia Sergio:
-¿Qué otros proyectos tiene CreaTech, aparte de sus contratos con Grupo Guzmán?
-Pues… -Sergio se quedó en blanco-. Tendría que buscar esa información, no la tengo a la
mano.
-De acuerdo -asintió Alejandro-. Hazlo rápido. Quiero los detalles mañana a primera hora.
-Claro, primo–respondió Sergio, con el presentimiento de que las cosas se iban a poner feas. Alejandro estaba decidido a cobrarle a Fernando la supuesta “traición” de su esposa.
En ese momento, el teléfono sobre el escritorio sonó, pero al revisar la pantalla, Alejandro se dio cuenta de que eran mensajes de Luciana.
[¿Qué pasa con la cena en casa del abuelo? ¿Vas a ir? ¿Quieres que vaya yo? ¿Debo presentarme?]
Un montón de preguntas. Alejandro sintió cómo la irritación se apoderaba de él. «¿Otra vez? ¿ No se cansa? Ella se cree con derecho a pedirme explicaciones después de todo lo que hizo…», pensó, furioso.
Dejándose llevar por el enojo, abrió la configuración y bloqueó el contacto con el nombre ” Luciana“. ¡No quería ver ni uno más de sus mensajes!
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