Capítulo 550
-Sí, claro, aunque no deberías irte tan tarde…
-No te preocupes, Amy. Prefiero no quedarme -insistió Luciana.
Amy, que no la veía muy convencida, dispuso que el chofer de la casa la llevara para que llegara a salvo a la Calle del Nopal. Luciana aceptó el gesto, aunque, al estar de vuelta en su departamento, le costó conciliar el sueño.
No lo vio esa noche, y según Amy, él tampoco había dormido recientemente en la Casa Guzmán. <<¿Dónde podría encontrarlo?», se preguntó Luciana. «<Tal vez si voy a su oficina…» Al fin y al cabo, por muy ocupado que estuviera en la noche, durante el día tenía que asistir a la
empresa.
Tomó una decisión: al día siguiente, en lugar de descansar, se presentaría en Grupo Guzmán con la esperanza de hablar con él en persona.
Con ese plan en mente, llegó alrededor de las once de la mañana, suponiendo que Alejandro habría terminado la reunión matutina.
En recepción, la reconocieron de inmediato.
-¡Señora Guzmán! —exclamó la recepcionista con cortesía-. ¡Qué bueno verla! Justo a esta hora el señor Guzmán terminó su junta. Suba sin problemas a buscarlo, seguro le viene perfecto… €19
Mientras hablaba, salió de detrás del mostrador, dispuesta a conducirla al área de elevadores. Sin embargo, Luciana se detuvo.
–Ehm… venía a verlo, sí, pero preferiría que le avises primero. No quiero llegar de improviso -explicó.
Aunque en apariencia podía pasar sin restricciones a la oficina del CEO, temía que esa irrupción solo enojara más a Alejandro, y ella no estaba en condiciones de provocarlo. Al fin y al cabo, iba a pedirle algo.
-¿Ah? -La recepcionista quedó sorprendida, pero no insistió. Volvió a su lugar tras el mostrador y marcó un interno.
-Señora, el señor Guzmán está ocupado en este momento. ¿Podría…?
-Por favor, llámalo primero -pidió Luciana con discreción.
-De acuerdo. -La recepcionista se encogió de hombros, confusa-. Con gusto, señora.
Desde el auricular, se escuchó la voz de la jefa de la Secretaría del CEO:
Capitulo 550
+25 BONOS
-¿Cómo que la señora necesita anunciarse? Si está aquí, solo basta con que suba.
-No lo sé–respondió la recepcionista, mirando a Luciana-. Ella lo solicitó así.
-Está bien–replicó la secretaria, un tanto desconcertada-. Espera un momento, ahora entro a preguntar…
Sin colgar el teléfono, la jefa de Secretaría se dirigió al despacho de Alejandro, donde se encontraba reunido con Sergio.
-Señor Guzmán, la señora Luciana está abajo. Pregunta si puede subir a verlo, ¿le parece bien?
Terminó de pronunciar la frase y vio cómo el semblante de Alejandro se volvía oscuro de inmediato. «¿Así que se atrevió a venir hasta aquí? ¿Con qué intención?» No sentía ni el más mínimo deseo de verla.
Alejandro ni siquiera miró a la secretaria; ladeó el rostro hacia Sergio con gesto de molestia.
-¿No se supone que lo habías resuelto? -parecía recriminarle con la mirada. No quería saber nada de ella ni de nada relacionado a su nombre.
Sergio se tensó, tragando saliva.
<<¿Cómo iba a imaginar que Luciana vendría al trabajo?» pensó.
-Primo, lo atiendo yo -atinó a decir. Se levantó y salió con la jefa de Secretaría.
-Señor Sergio, ¿qué sucede? -preguntó ella, desconcertada.
-Pásame el teléfono -pidió Sergio, tomando el auricular. Luego habló con recepción-: Soy Sergio. Díganle a la señora que el señor Guzmán está muy ocupado y no podrá recibirla. Es mejor que se retire.
–Ehm… entendido -musitó la recepcionista, atónita.
Sergio, sintiéndose un poco culpable, añadió con un suspiro:
-Por favor, asegúrense de que la señora Guzmán, que está embarazada, se vaya en un coche seguro. No dejen que se marche sola.
-Sí, señor Sergio -afirmó la recepcionista, sin poder ocultar su perplejidad. «¿Así que sí hay problemas entre ellos?»>, pensó.
Colgó y, volviéndose hacia Luciana, le dedicó una sonrisa de disculpa.
-Señora, lo lamento. El señor Guzmán se encuentra ocupado y no podrá atenderla.
Luciana lo entendió al instante: «No quiere verme>>.
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